Pétalos

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- ¿Qué te pasa, Toochi?

- ¿D-d-de qué hablas? – Noodle apenas entendió lo que dijo, su voz saliendo atropellada por la gruesa tela que cubría su boca.

- De eso. – Señaló su bufanda, Stu temblando levemente al ver la mirada preocupada en los ojos verdes.

- So-solo qui-quise darle un vuelco a mi imagen. – Murmuró, tratando de lucir seguro, sin embargo, ella no parecía muy convencida.

- Stuart, sabes que puedes contar conmigo para cualquier cosa. – Le palmeó un hombro antes de continuar. – Somos mejores amigos y lo sabes. – Con la mirada perdida, 2D asintió, el sonido de una bocina sacándolo de su ensoñación, la japonesa saltando de su lado y corriendo a la entrada. - ¡Nos vemos, Toochi!

- Nos vemos, pequeño amor. – Apenas susurró, el rugido del motor llegando a sus oídos.

Sabiéndose solo, corrió hacia la seguridad de su habitación, desatando con lentitud la bufanda, observando con un pequeño suspiro que caían unos cuantos pétalos minúsculos, tosiendo un poco para expulsar algunos más.

No sabía que demonios era lo que le pasaba, pero si sabía muy bien que desde que Noodle había anunciado con una sonrisa el tener un nuevo novio había escupido su primer pétalo, confundiéndolo y preguntándose cuando había estado comiendo flores que no lo recordaba.

Cuando finalmente había conocido al idiota con el que salía la joven mujer, el vómito de hojas coloridas se hizo intenso, causándole sangrado y un poco de dolor, pero nada que no pudiese solucionar con algunos buenos calmantes.

Pensó que tal vez se había tragado alguna semilla y ahora una planta estaba brotando en su interior y que pronto tendría que escupir una sandía o una manzana, sin embargo, los pétalos tenían una singularidad, parecían ser de cerezo, un cerezo japonés para ser precisos.

No recordaba haber comido cerezas, aunque había una posibilidad muy alta, pues había días en que no recordaba ni su propio nombre.

- No sabía que te gustaban los baños de flores, alcornoque. – Se sobresaltó, la rasposa voz de Murdoc interrumpiendo sus pensamientos.

- N-no...- Involuntariamente un espasmo lo recorrió, cientos de pétalos saliendo de sus labios hacia el suelo, el pálido tono rosa de las flores mezclándose con gotas de sangre.

- ¡¿Qué demonios?! – Apenas escuchó antes de desmayarse.

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Noodle no pudo disfrutar de los besos que su novio trataba de darle, su cerebro enfocado en el vocalista de su banda y en la extraña actitud venía arrastrando desde hacía algún tiempo.

Se sintió culpable por no querer pasar más tiempo con el hombre que, se suponía, amaba para correr a cuidar del cantante, sin embargo, se contuvo de decir cualquier cosa, limitándose a sonreír falsamente como una muñeca.

Ya tendría tiempo para hablar con Stuart después.

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Los párpados de 2D revolotearon rápidamente antes de separarse, los ojos negros tratando de enfocarse en algún punto de la habitación, intentando reconocer el lugar donde estaba.

- Ahoi, Faceache. – Canturreó Murdoc mientras hojeaba un pesado libro.

- M-m-Mudz. – Musitó, tratando de levantarse.

- Yo no haría eso si fuese tú. – Advirtió con una leve sonrisa. – Es más, no estaría cerca de cierta mujercita.

- N-no en-entiendo.

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