Fiebre

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Todo estaba tranquilo en la casa, un silencio casi absoluto que sólo se interrumpía por unos cuantos murmullos provenientes de una puerta en particular.

Un hombre y una mujer detrás de esa puerta, la mujer, una japonesa, gemía de vez en cuando, los dedos largos del hombre peinando con cariño el cabello oscuro de ella.

- T-t-Toochi. – Apenas pudo separar los párpados para mirar el rostro de su mejor amigo, observando los ojos entrecerrados, las cejas fruncidas y los labios entreabiertos.

- Tranquila, ya pasará. – Murmuró, haciéndose para atrás, Noodle revolviéndose desesperada.

- Yo... yo... Stu... por favor. – Él le dio un beso en la frente, regañándose mentalmente por no poder hacer sentir bien a su pequeño amor.

- Es la última vez que vamos a comprar bajo la lluvia. – Regañó, colocando un paño húmedo en la frente de la joven, tratando de bajarle la fiebre.

- No... no te enojes.

- Amor, no estoy enojado. – La volvió a arropar, teniendo cuidado de no incomodarla, maldiciendo el hecho de que Murdoc y Russel no estuviesen en casa para ayudarlo a cuidarla.

Le colocó el termómetro en la boca, esperando pacientemente la señal para quitarlo y ver si algo de lo que había hecho había surtido efecto, desilusionándose al saber que la temperatura de la joven casi bordeaba los 39°.

Buscó en su maltrecha mente algún remedio eficaz para poder enfriarla un poco, recordando los baños de agua helada que su madre le daba cuando niño y enfermaba. Se preguntó si surtiría efecto, pero un quejido de parte de Noodle lo sacó de sus pensamientos, decidiéndose por esa opción.

Fue al baño privado de ella, abriendo la llave de la bañera y esperando que se llenara, volviendo por Noodle, mirándola antes de obligarla ponerse de pie y acompañarlo.

Se paralizó en la puerta del baño, recordando que debía desnudar a su pequeño amor para poder meterla en la tina y que él tendría que hacer lo propio, pues se negaba a creer que ella pudiese sostenerse derecha mientras estaba en el agua fría.

Maldijo una vez más el que fuera de noche y estuvieran lejos de un centro de salud mientras sentaba a su amiga en el suelo, subiendo la camiseta que ella usaba para desnudarla, ya después lidiaría con su ira por hacer eso.

Noodle se dejo desvestir como una muñeca de trapo, Stuart demasiado nervioso y preocupado como para fijarse en el cuerpo desarrollado de la mujer, levantándose para quitarse la ropa también.

Se agachó, agarrando el cuerpo flojo de ella para inmediatamente hundirse en el agua fría con Noodle en brazos, escuchando un suave gemido de su parte, cada músculo masculino temblando por el shock de entrar al agua helada.

Abrazó a la japonesa contra él, susurrando palabras de aliento en su oído, tocando varias veces la frente femenina para comprobar que el calor extremo de su cuerpo iba desapareciendo.

Se quedaron allí hasta que 2D sintió como sus dedos se arrugaban e iba perdiendo la sensibilidad de las piernas, saliéndose junto a su amiga, envolviéndola en una toalla para secarla, colocándose igualmente una encima.

La acostó en su futón, secándola con cuidado antes de buscar algo de ropa limpia y vestirla, volviendo a meterla entre las cobijas, ella al fin luciendo un poco mejor. Él mismo se vistió con un par de calzoncillos y una camisa, corriendo a la cocina para buscar un poco de agua para darle algunas medicinas a la mujer, rebuscando algún bocadillo para él, decidido a continuar su vigilia al lado de Noodle.

Regresó a la habitación de la guitarrista, moviéndola para despertarla, dándole el agua y la medicina, ella haciendo gestos de desagrado por el mal sabor de las píldoras que le daban, Stuart acariciándole la garganta para que las tragara, acomodándola después para que pudiese dormir tranquila, él sentándose en el suelo con las piernas cruzadas para poder vigilarla, pendiente de cualquier cosa que pudiese perturbar el sueño reparador de Noodle.

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Murdoc parpadeó un par de veces enfadado, pues en su casa nadie contestaba el teléfono, pensando que Noodle y 2D podrían estar en cualquier parte menos en el lugar que les correspondía por mandato de su líder.

- Viejo, ya cálmate, deben estar durmiendo. – Trató de tranquilizarlo Russel.

- Claro, Russ, claro que están durmiendo cuando claramente les dije que debían esperar despiertos mi llamada.

- Noodle se sentía mal y D se ofreció a cuidarla, debes estar más que agradecido de eso.

- El idiota no sirve ni para cuidar de una planta de plástico, es demasiado lento.

- Pero aún así confió en que esta haciendo un buen trabajo, además, debemos dejarlos tranquilos, después de todo, no volveremos hasta mañana después de la hora de cenar.

- Por el bien de Stuart espero que la casa esté de pie cuando lleguemos o su trasero será su nuevo rostro.

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La luz de la mañana se filtró por entre las cortinas de la habitación de Noodle, despertándola, ella abriendo los ojos para luego bostezar y sentarse en su futón, su cabeza doliéndole un poco. 
Un pequeño ronquido hizo que girara su rostro para ver a un Stuart dormido, tratando de mantener su posición sentada, su mentón clavándose en su pecho, su corazón estremeciéndose por la ternura, pensando en que 2D tenía haber madrugado cuidando de ella, en especial al darse cuenta de que no llevaba la misma ropa con la que, se suponía, se había ido a dormir.

- Toochi, despierta.

- N-n-no, ma-mamá, hoy no. – Dijo entre sueños, ella riéndose antes de menearlo para que despertará y la viera.

- Anda, dormilón, que tengo hambre. – Susurró, arrastrándose a su lado, abrazándolo y apoyando la cabeza en su pecho.

- Noodz. – Levantó la vista, observando los ojos negros nublados por el sueño.

- Buenos días, cariño. – Le sonrió, alzándose para besarle una mejilla.

- Buenos días, amor ¿cómo amaneciste? ¿te sientes mal? ¿aún tienes fiebre? – Las ganas de volver a dormir abandonaron repentinamente a 2D, agarrando el rostro de su amiga para tocar su frente, asegurándose que la fiebre se había marchado.

- Estoy bien, pero mi estómago está vacío.

- Puedo arreglar eso. – Se levantó tambaleándose, ella haciendo lo mismo para tomar la gran mano masculina con la suya pequeña.

- Después volveremos a la cama, no quiero que te enfermes por mi culpa.

- Bueno, pero primero a comer. – Contestó él, tirando de ella para ir a la cocina y alimentarse como era debido.

Noodle volvió a sonreír mientras Stuart trataba de no tirar los tazones para la leche al suelo, segura de que no había mejor enfermero en la tierra que su Toochi.

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