Verdad (tercera parte)

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Ella. Su nombre. Sus labios. Su amor. Todo su ser que no le abandonaba y le dejaba en paz. Apartó las mantas con rabia, molesto con el mundo entero por la falta de amor de parte de la japonesa hacia su persona, llevándose las manos a la cabeza para tirar su cabello y tratar de aclarar el enredo que había en su cerebro.
Había pasado un mes desde su fallida declaración, Noodle tratándolo con normalidad la mañana siguiente a su confesión, haciendo que el cantante se sintiera enfermo con su aparente indiferencia.
Se colocó la misma ropa del día anterior, poco interesado en parecer decente y limpio, recordando como una noche ella había llegado emocionada, un detestable anillo de compromiso adornándole un dedo. Quiso morir cuando Noodle le dijo que se iba a casar, acabando todas sus esperanzas de golpe.
Bajo las escaleras torpemente, arrastrando los pies hasta la cocina, deteniéndose al mirar como la guitarrista preparaba el desayuno para todos.
-Buenos días, Stuart. - Nada de Toochi, había dejado de llamarlo por su apodo favorito, tal vez para poner distancia entre ambos y que él no pudiera mal interpretar sus intenciones.
-Hola. - Saludó hosco, sentándose y esperando por su comida.
-¿Cómo dormiste? - Preguntó ella, tratando de ignorar su mal humor.
-No te importa. - Reconoció que se estaba comportando como un niño, sin embargo, no podía evitarlo, aún le dolía lo que había pasado y, hasta cierto punto, creía que Noodle estaba mintiendo sobre sus sentimientos.
-Stuart, por favor, somos amigos. - Él levantó la vista, observándola con sus grandes ojos negros. - Entiendo que creas que me alejaré de ti cuando me casé, pero no será así, te lo aseguro. - 2D se contuvo de golpear su cabeza contra la mesa, intentando tomar todo con la mayor calma posible.
-Tienes razón. - Ella se sorprendió cuando lo escuchó, su voz sonando distinta, como amargada. - Sólo somos amigos que jamás sintieron nada el uno por el otro. - Susurró, levantándose para caminar hacia ella, Noodle retrocediendo hasta chocar con un muro, siendo acorralada por el cantante. - Jamás me amaste y yo tampoco te quise para mí. - Ella lo miró fijamente, entreabriendo los labios para replicar, siendo interrumpida por él. - ¿Ves? Puedo ser tan hipócrita como tú, puedo negar mi amor por ti y hasta te felicitaré el día de tu boda, porque es lo que quieres de mí ¿No? Que reniegue de mis sentimientos para que no te sientas culpable por no aceptar que también me amas.
-¿Cómo sabes eso?
-¿Qué? ¿Qué me quieres? - Ella asintió, 2D sonriendo forzosamente. - Puede que sea un idiota, pero aún yo puedo darme cuenta de algunas cosas.
-Stu, yo...
-Sin embargo, hasta un imbécil como yo sabe hasta donde llegar. - Le acarició el pelo con tristeza. - Te dejaré en tu burbuja, dejaré que juegues a ser feliz con ese tipo, pero, te advierto, cuando te canses de ser la esposa perfecta yo no estaré esperándote.
-¿De qué hablas?
-Yo también pretenderé ser feliz y buscaré a alguien que quiera fingir conmigo. - Susurró contra sus labios antes de tomarlos en un beso tranquilo, apartándose cuando sintió que comenzaba a corresponderle. - No tengo hambre, así que nos vemos después. - Se alejó de ella, dejándola sola en la cocina.
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Murdoc gruñó, tratando sin éxito de seguir durmiendo, abriendo los ojos con mal humor.
-¿Qué mierda quieres, inútil? -Stuart lo miró sin ninguna expresión en el rostro, suspirando antes de hablar.
-Quiero el número de alguna de tus amigas putas. - Murdoc se estiró, buscando en su mesita de noche una libreta.
-¿Quieres diversión paga?
-Es la última forma de conseguir un poco de amor que me queda. - Contestó, quitándole la libreta de las manos.
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Noodle jugueteó con el anillo que adornaba su dedo mientras esperaba a que llegase su prometido, nerviosa por lo que tenía que decir, estando segura que iba a hacer lo correcto. Stuart tenía razón y aún lo amaba, ya no podía fingir y menos sabiendo que él sentía lo mismo por ella.
Quizá era un poco tonto admitirlo ahora que el cantante había renunciado a ella, pero no quería despertarse un día y darse cuenta que era demasiado tarde para estar juntos.
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Stuart rio mientras una prostituta le besaba el cuello. Tan concentrado estaba en la mujer, que no se fijó en la persona que acaba de entrar en la sala.
-Tenemos público. - Susurró ella, el cantante levantando la vista y mirando a la guitarrista que parecía una estatua de sal, quieta en su lugar.
-Deja que te la presento, Cristal. - Él alcanzó una cerveza, mirando risueño a Noodle. - Cris, ella es Noodle, el amor de mi vida, y Noodle, ella es Cristal, una amiga de Murdoc.
-Stu, ¿Qué estás haciendo?
-Estoy festejando que te vas a casar, amor. - Respondió, bebiendo sorbo de su botella.
-¿Por qué?
-Cristal hace menos preguntas.
-A mi me pagan por dar placer, no por hacer preguntas, cariño. - Noodle apretó las manos, sintiendo como su sangre bullía en sus venas.
-¿Le estás pagando a una puta?
-Sólo me queda pagar, tú no me quieres, pero Cris me acepta por mi dinero, es la relación más verdadera que he tenido.
-Stuart. - Se acercó a la pareja con pasos pesados, levantando una mano para abofetear al cantante. - No me voy a casar, tarado. - Dijo, corriendo a la seguridad de su habitación.
A 2D le costó algunos minutos procesar la noticia le dio la japonesa, reaccionando y empujando a la prostituta a un lado, levantándose para seguir a su pequeño amor.
Empujó la puerta, suspirando aliviado al darse cuenta que no había puesto el seguro, entrando para ver a un bulto lloroso temblar sobre el futón.
-Noodz. - Se le acercó, mirando como ella se tensaba ante su cercanía. - Por favor, amor, perdóname.
-Tienes razón, tú tienes derecho a hacer lo que se dé la gana.
-¿Por qué no te vas a casar?
-Porque te amo, idiota. - Él se recostó a su lado, pasando un brazo por su cintura. - Pero tú...
-Yo nada. - La giró, obligándole a mirarlo a los ojos. - Estaba enfadado, pero si tú me amas, creo que puedo calmarme.
-Toochi. - Murmuró, besando sus labios. - Tu amiga debe estar esperándote.
-Prefiero quedarme aquí. - Musitó, peinando su cabello. - Te amo.
-También te amo. - La abrazó, sonriendo, después declararía lo que había pasado, pero por ahora, solo quería tenerla entre sus brazos.

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