- Entonces a vuestra merced le agradan más los pasos al aire libre que las pesadas reuniones en la noche. – Dijo Noodle con aire severo bajo la atenta mirada de su padre que leía un libro con los dos jóvenes prometidos en una de las salas de la casa donde un bonito piano negro adornaba una esquina, el lugar adorado con sobriedad: unos cuantos sofás, un par de paisajes pintados colgando de las paredes que relucían de un suave tono hueso con cortinas blancas ondeando por la brisa que entraba por las ventanas abiertas.
- Sí, aunque creo que cualquier dama de sociedad puede pensar que soy algo aburrido.
- Yo no, me gusta pasear y montar caballos, me gusta el aire libre mucho más que las fiestas de la ciudad, aunque tal vez eso se deba a que no tengo mucho que hacer en Londres. – Tomó un leve respiro antes de continuar. – Aunque papá quiere que vaya a pasar una temporada a Francia, dicen que sus ciudades son muy... magnifique? – Contestó, Stuart sonriendo un poco. - ¿Por qué ríe?
- Su pronunciación es encantadora. – Su voz salió con aire burlón de sus labios, Noodle sonrojándose avergonzada.
- Si mi pronunciación del francés no es buena, no se preocupe, pero no la cambiaré, es como mi madre lo hablaba y hasta donde recuerdo, ella era hija de una baronesa francesa que escapó de la revolución y mi abuela era demasiado pequeña cuando llegó a Inglaterra como para acordarse de hablar bien el francés. – Explicó con voz seca.
- El té está listo. – Avisó una mucama, el padre de Noodle mirando a la pareja echar chispas de ira antes de levantarse y aclararse la garganta.
- Tráelo, Cintia. – Espetó con suavidad, Noodle frunciendo el ceño antes de cruzar los brazos y mirar hacia otro lado, sin fijarse en el rostro de estupefacción de su prometido.
El ruido de las tazas y los platos de dulces siendo acomodados en las mesitas de la sala llenó el ambiente, distendiéndolo.
Sirvieron el té, Stuart observando como su prometida alcanzaba un pequeño pastel de limón antes de llevarse su taza a los labios.
- Debo decir que el té hoy está muy bueno.
- Creo que Damián siguió mi consejo de cortar las ramas más frescas de menta para preparar la infusión, querida.
- Pues creo que debo ir a felicitarlo, además que voy a llevarle unos regalos a Lía.
- ¿A mi prometida le gusta el té de menta?
- Por supuesto es mi favorito. – Dijo tratando de mantener la compostura. – Es muy bueno con un pastelillo de limón. -Terminó con soltura, mirando fijamente los ojos oscuros de Stuart. – Si a usted no...
- Me encanta. – La interrumpió, Noodle asustándose por la repentina respuesta de su prometido. – No a muchas mujeres les gusta el té de menta.
- ¿Por qué no? Ayuda a mantener el aliento fresco y sabe muy bien. – Soltó con simpleza, volviendo a beber otro sorbo de té, el hombre de pelo azul mirándola con una leve sonrisa adornando sus labios.
Tal vez eran más compatibles de lo que pensaban
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Día A Día Contigo
FanfictionSerie de historias cortas. (Gorillaz pertenece a Jamie Hewlett y Damon Albarn , yo sólo uso los personajes para divertirme)