Familia

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Noodle miró la pequeña carita de la niña que sostenía en brazos, tarareando una canción de cuna mientras el bebé bostezaba, acurrucándose en el pecho de la japonesa. Ella sonrió, alzando un poco a su hija para olfatear su cabeza, sintiendo el suave aroma infantil de leche y algo tibio que no pudo identificar semana por entre los pelillos azules de Rachel.
Con mucho cuidado, caminó hasta la cuna de su pequeña, dejándola en ella y atronadora con una mantita rosa, pasando un dedo por una manito de ella, sonriendo ampliamente cuando Rachel apretó su dedo, balbuceando.
- ¿Cómo está? – Se giró para mirar a su marido, apartando la mano y haciendo un gesto para que se acercara.
- Se acaba de dormir. – Susurró, detallando el leve movimientos hacia el pequeño pecho cuando ella respiraba.
- Se parece a ti.
- ¿En qué?
- Ambas son preciosas, amor. – Noodle se sonrojó, apoyando la cabeza en el hombro de 2D, sonriendo.
- Cállate. – Murmuró con una sonrisa. – Si nos quedamos aquí, Murdoc nos matará, además de que despertaremos a Rachel.
- Pero yo quería seguir mirándola, se parece a ti cuando duermes.
- Vamos. – Le agarró una mano para arrastrarlo fuera de la habitación de su hija, Stuart haciendo gestos divertidos tratando de liberarse.
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Russel sonrió mientras veía a la pequeña niña de pelo azul sentada en su silla de bebé, su rostro manchado con compota de manzana mientras golpeaba su propia encimera con su cucharita de plástico, balbuceando y chocando sus encías desnudas.
- Es hora de que esta princesa se de un buen baño. – Dijo Stuart, levantando con cuidado a su niña que siguió jugando con la cuchara, aventándola al suelo y riendo. – Eso no se hace, amor, el tío Mudz se enojará.
- Déjala, es bueno que haya otro rayo de sol en casa. – Los grandes ojos rasgados de Rachel miraron fijamente a Russel, sonriendo alegremente antes de que 2D la llevase al baño para prepararla antes de llevarla a dormir.
- Dile buenas noches a tío Russ. – Ella balbuceó algo incomprensible, escupiendo un poco mientras movía sus brazos como si bailara.
- Buenas noches, ángel.
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Con cuidado, Noodle deslizó el vestido de olanes para abrocharlo, colocando una diadema con flores en el pelo de su hija, murmurando una sarta de palabras incomprensibles  mientras ajustaba un par de zapatitos negros y brillantes.
- Hoy cumples once meses, mi amor, y luces como una princesa. – Le besó el pelo azul, sonriendo mientras la niña mostraba sus pequeños dientes delanteros, dejándola en el suelo para que se pusiera de pie, la niña dando un par de pasos antes de gritar de alegría al ver a Katsu entrar en su cuarto.
- Katu. – Soltó, Noodle abriendo sus ojos con sorpresa y mirando a su hija. – Katu, katu. – Parloteó antes de que su madre la tomara en brazos.
- ¡Toochi! ¡Russ! ¡Murdoc! ¡Vengan rápido!
Los hombres corrieron, Stuart abalanzándose en la puerta y mirando asustado a su mujer.
- ¿Qué pasa,  Noodz? ¿Ray está bien? ¿Tú? – Russel y Murdoc entraron después de él, observando como Noodle sonreía.
- Vamos amor, llama a Katsu. – Rachel manoteó, mirando al gato que se había subido a su cómoda.
- Katu, Katu ma. – La respiración de Stuart se cortó, su corazón latiendo fuertemente antes de acercarse a las dos mujeres de su vida.
- Está… está hablando.
- ¿Eso era todo? Estaba viendo una película.  – Un fuerte golpe en su espalda lo hizo callar.
- Cierra la boca, Murdoc. – Rachel miró fijamente al bajista.
- Mudo. – Balbuceó nuevamente, moviéndose. – Mudo, Katu, ma, pa. – Dijo sonriendo.
- Eres parte de su repertorio, idiota.
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Rachel corrió divertida mientras su papá trataba de atraparla, chocando con una enorme pierna, cayendo al suelo riendo.
- ¿Qué haces, ángel?
- Papá me quiere atrapar.
- ¿Por qué?
- Rachel no quiere baño. – Respondió la niña.
- Debes bañarte.
- ¿Poh qué? – Preguntó mientras Russel la alzaba en sus brazos.
- Porque las niñas lindas son limpias.
- ¿Poh qué? – Russel maldijo la edad del porqué.
- Porque es tu cumpleaños. – Contestó Stuart, Rachel riendo y tratando de apartaron.
- ¿Poh qué?
- Porque vienen tus amigos de la escuela, mi amor, además que cumples cuatro años, bebé.
- Rachel es niña grande no bebé. – Fue la respuesta de la pequeña.
- Entonces te vas a ir a bañar con mami. – Stuart miró a su esposa aparecer cargada de bolsas, sonriendo.
- ¡Sí! ¡Voy con mi mami!
- ¿Cómo lo logras? - Noodle sólo sonrió con suficiencia.
- Nadie puede decirme que no, Toochi.
Stuart le dio la razón, mirando como su hija saltaba a los brazos de su madre para ir por un baño.
Realmente ambas lucían preciosas.
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Para HarleyAgreste, espero te guste. (Ahora me acuerdo del hijo de una colega que me dice tía galleta y le falta poco para cumplir cuatro años y esta en la edad del porqué.)

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