Rachel y el tiempo III

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Murdoc trató de ponerse de pie, sin embargo, un fuerte golpe en su cabeza lo detuvo.

- ¿Conoces a Murdoc?

- Fue quien me mandó acá. – 2D enarcó una ceja, comprendiendo de muy mala manera lo que Rachel decía.

- Oh. – Se aclaró la garganta antes de continuar. – Así que es una broma de Mudz.

- ¿Broma? ¿Es una broma que este jodido imbécil me haya empujado por una puerta para terminar aquí? Lo peor es que su hijo lo ayudó, pero apenas sepa como regresar, voy a castrarlos a ambos, tía Marie me ayudará.

- Mira, niña, si tan enojada estas puedes...no sé...castrar a Murdoc ahora. – Propuso Noodle. – Aunque no sabia que él tuviese hijos.

- Es porque aun no nacen. – Contestó la joven, llevándose una mano al pelo. – Si estoy en lo correcto, yo tampoco he nacido ni mis hermanos.

- ¿Qué quieres decir con que aún no naces? – Rachel respiró profundo, parándose derecha para mirar a su padre a los ojos.

- Eso, es obvio que para el parto de mamá falta demasiado. – Desvió la mirada hacia el vientre de Noodle, girándose luego. - ¿Cómo voy a volver a casa?

- Entonces ¿tu pelo es natural?

- Por supuesto. – Gruñó. – Ni tú ni mamá saben porque es azul, Stu tiene el pelo igual que yo, la única diferente es Sam, es una copia idéntica de mamá.

- Espera ¿tengo más hijos?

- Tío Murdoc tiene tres también y tío Russ uno, Clay, lo adoptó con tía Sarah. – Cruzó los brazos sobre el pecho antes de que una pequeña figura caminante le llamase la atención. - ¡Katsu!

- ¡Déjalo! No le gustan los extraños. – El gato, al contrario de lo que había dicho su ama, saltó a los brazos de Rachel, ronroneando.

- Me conoces. – Le rascó detrás de las orejas, el animal cerrando los ojos de gusto.

- ¿Cómo...?

- Es el gato de mamá, me conoce desde que nací. – Dejó que Katsu se frotara contra sus mejillas, riendo con las cosquillas que los bigotes del gato le hacían.

- ¿Tu mamá es dueña del gato?

- Ajá.

- Un momento, ya han venido otras mujeres a reclamarle la paternidad de sus hijos y siempre he podido salir bien librado de eso. – Stuart respiro profundo antes de continuar. – Si eres mi hija, ¿Quién es tu madre?

- Pues creo que es obvio. – Murmuró. – Tengo ojos verdes, sé artes marciales y Katsu me reconoce...

- No puede ser. – La voz de Noodle salió como un soplido. - ¡Yo soy tu madre!

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