Halloween III

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- ¿No quieres descansar? – Dejó su copa en una mesa cercana, sintiendo como ella restregaba una mejilla contra su espalda.

- No, señor. – Le tomó las manos y las separó de su pecho, girándose para ver su rostro sonrojado.

- Quería tomar un poco de vino mientras que reponías energías, pero tú eres una pequeña impaciente. – Susurró, agarrando su rostro con sus manos grandes, reclinándose lo suficiente para rozar sus labios con los femeninos. – Puedo oler tu perfume y el aroma a sexo, tu aroma a sexo, amor.

- Señor... - Cerró los ojos cuando sintió como olfateaba sus mejillas, su frente, su pelo...

- Ve a la cama y tiéndete con las piernas abiertas.

- No. – Levantó la mirada para verlo de manera desafiante, esperando una respuesta.

- ¿Te niegas a hacer lo que tu señor te ordena?

- Quiero complacer a mi señor. – Sintió su corazón en la garganta mientras esperaba la respuesta del hombre de pelo azul.

- ¿Me quieres? ¿Dentro de...? – Le acarició los labios, sintiendo como se entrecortaba la respiración de ella antes de sacar la lengua y lamer el dedo que la tocaba. - ¿Qué harás cuando me tengas en tu boca? – Le ofreció un dedo, Noodle sonriendo y atrapándolo entre sus dientes antes de lamerlo para luego chuparlo. – Tus argumentos me están...están convenciendo.

- Mi señor...por favor. – Su voz salió con un murmullo, sus ojos brillantes y los labios entreabiertos.

- Tiéndete en la cama con las piernas abiertas. – Se negó a recibir placer de su boca, quería jugar y verla suplicar por él, quería hacerle tantas cosas que su mente no se podía decidir, sin embargo, estaba decidido a no ceder ante los deseos de ella pues sabía que no controlaría.

- Pero...

- Hazme caso, tu señor se quitará la ropa y se acostará a tu lado. – Ella asintió, haciendo lo que él le había dicho, aún deseando darle placer, pero algo en el fondo de su mente le decía que era mejor no contradecirlo, además, no quería ser castigada el día de su cumpleaños.

Se mordió el labio inferior mientras se recostaba entre las suaves almohadas, cerrando los ojos mientras esperaba que él diese el siguiente paso.

Echó la cabeza atrás cuando sintió los labios masculinos en su cuello, sus dientes mordisqueando su piel como si fuese una fruta que desease probar y extender la degustación hasta el cansancio.

- Hoy no descansaremos, mi amor. – Su voz enronquecida era una delicia, un fuego que le quemaba hasta el alma y la hacía desearlo más. – Moriremos juntos una y otra vez, Noodle, tantas veces como podamos aguantar.
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Para FiorellaStelatto2, espero te guste.

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