Cita (Primera parte)

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- Necesito tu ayuda. – Murdoc arqueó una ceja.

- ¿Desde cuándo yo ayudo a quien me lo pide?

- Esto es importante, Murdoc.

- Stu, Stu, poco me interesa si es importante, solo sé que me estás quitando tiempo precioso que podría estar ocupando...

- Es sobre Noodle.

- ¿Qué paso con la mocosa? – Exclamó el bajista, asustando a 2D, quien cayó al suelo en un intento de sostenerse de pie.

- N-n-nada. – Se levantó como pudo, Murdoc acomodándose en su asiento, frunciendo el ceño.

- ¿Entonces?

- Le pedí una cita a Noodle. – El mayor le sonrió maliciosamente, Stuart sonrojándose.

- Te la estás follando desde hace varios meses y le pides una cita ahora.

- Y-y-yo... Noodz... y-yo qui-quiero que sea mi novia. – Tartamudeó tratando de sonar seguro.

- ¿Crees que la mocosa quiere tenerte a ti como novio?

- E-e-ella me d-dijo que... que de adolescente me amaba.

- Conociste a John, al tal Mark, al rumanito ese y a larga lista que siguieron a la china como moscas y la ilusionaron, ¿qué te hace diferente?

- ¿N-no qui-quieres saber en q-que necesito tu ayuda?

- Te pregunté que te hace diferente a los idiotas que rondaron a Noodle.

- La amo. – Soltó seguro, apretando los puños al escuchar la risa del bajista.

- Eso Noodle ya lo ha escuchado muchas veces ¿qué puedes ofrecerle que sea especial?

- Y-yo solo puedo...puedo...- Su mente se concentró todo lo posible en lo que él podía ofrecer, sin embargo, no encontró la respuesta, él no tenía nada que ella pudiese querer, no cuando Noodle era perfecta por dentro y por fuera y él no era más que un desperdicio de hombre, alguien que, ya fuera consciente o inconscientemente, le había hecho mucho daño.

- ¿Quién será el hombre a quien Noodle siempre ha amado?

- No sé, Graham Coxon o a Damon o alguno de sus amigos famosos, en verdad no sé la respuesta.

- Stuart ¿qué harías si te golpeara ahora mismo? – Preguntó tranquilamente el verdoso, Stu frunciendo el ceño ante lo dicho por su líder.

- Pues...

- El hombre que ama Noodle es uno de pelo azul, delgado y con muy poco seso.

- Un segundo... ¿soy yo?

- Lo único que tienes que ofrecerle eres tú mismo, inútil. – Bostezó, cerrando un ojo. – Ahora dime, que demonios quieres de mí.

- So-solo quería p-p-pedirte el Eldorado, quie-quiero llevar a Noodle a comer a r-r-restaurante elegante.

- Dulce Astarot, ¿solo eso querías?

- Sí. – Rebuscó en sus bolsillos, alcanzando las llaves del automóvil para lanzárselas al hombre alto. – Nada de sexo en el auto, es de colección y adoro viajar como Elvis.

- No t-te preocupes. – Susurró con una sonrisa.

- Llévala a algún lugar bonito y no me des las gracias, sé que soy un hombre generoso y no necesito que me lo recuerdes. – Volvió a bostezar, recostándose para dormitar un rato.

Stuart dejó al bajista solo, corriendo con sus pies torpes hasta su cuarto para cambiarse de ropa, demorándose menos de quince minutos para luego bajar las escaleras rápidamente, las llaves apretadas en una mano, deteniéndose en la sala, esperando a su cita.

Ella llegó como si fuese un soplo de aire aromático y fresco, sonriéndole con cariño, sus ojos brillando cálidamente.

- Conseguí las llaves.

- Genial, Toochi. – Le tomó una mano, apretándola antes de que él tirara de ella para besarla con amor, acariciándole las mejillas.

- ¿Vamos?

- Sí. – Caminaron hacia el ascensor para poder tener su primera cita.

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