Día A Día Contigo

Accidental V

El dolor punzante en su ojo izquierdo lo estaba matando, además, podía sentir el tibio flujo de su propia sangre empapando la camisa que estaba usando.

A Astarot se le había pasado la mano.

Le dolía todo el cuerpo y aún podía sentir los dedos del demonio feminizado entrar en su cuenca y arrancar sin compasión el ojo.

"Vamos, viejo, entre más rápido lo haga, menos te dolerá" habían sido sus palabras y odio haber correspondido su beso mientras colocaba un ojo de vidrio en lugar del original "se te verá bien y podrás ver a pesar de ser falso". Pestañeó un par de veces, tratando de enfocar su visión en algún punto, gruñendo al ver todo borroso.

Quiso llamar a Noodle para que le patease el trasero a Astarot como ya lo había hecho antes con ese demonio japonés del que hablaba con orgullo, pero Astarot no era Mazuu y antes de que Noodle pudiese arrancarle la cabeza, de su sangre habrían surgido mil copias, una más despiadada que la otra, dispuestas a destazarla sin miramiento alguno.

Buscó su automóvil, alegrándose de haberse estacionado bajo un poste de luz, la iluminación haciendo más fácil encontrarlo, cojeando hasta alcanzar la puerta, deteniéndose cuando un estremecimiento lo recorrió, su boca abriéndose para vomitar.

Sintió su garganta escocer, irguiéndose para limpiarse los ojos y la boca, sorbiendo para luego escupir, entrando en el auto con gesto cansado.

Se sobresaltó cuando escuchó sonar a su teléfono, apresurándose a contestar.

- 2D está consciente, Murdoc. – La voz profunda de Russel le dio la buena nueva, sus oídos atentos al ruido de fondo, la risa de Noodle y la voz desafinada de Stu sonando juntas.

- ¿Y eso que me importa? – Contestó, el baterista gruñendo del otro lado de la línea. – Que agradezca que no lo maté.

- No se puede hablar contigo, adiós. – Le colgó.

Murdoc se quedo quieto, sus labios curvándose en una sonrisa, su sacrificio había valido la pena.

Su familia estaba feliz.