Papi IV

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- Papi…- Apenas murmuró cuando él besó la punta de su nariz, ahogando un gemido cuando tomó su boca en un beso abrasador, succionando sus labios como si no hubiese nada mejor en el mundo.
- Papi te necesita, nena. – Dijo sobre los labios femeninos, deleitándose cuando escuchó un débil gemido salir de boca entreabierta, volviendo a besarla profundamente, uniendo su lengua al juego, buscando el húmedo músculo femenino.
Desde el primer piso llegaba el ruido de la música, gritos y carcajadas, 2D agradeciendo eso porque lo que pensaba hacer con Noodle sería muy bochornoso si llegase a ser escuchado.
Deslizó su mano derecha por sobre el costado femenino, sonriendo internamente al sentir su estremecimiento, sus dedos llegando hasta la orilla de la falda ajustada que ella estaba usando.
- Papi. – Lo detuvo justo cuando él iba a subir la tela oscura.
- Dime, amor.
- ¿Podemos hacer esto en la cama? – La miró como si no hubiese comprendido hasta que vio debajo de él y se dio cuenta que todavía estaban recostados en el suelo de la habitación.
- Por supuesto, cariño. – Le acarició una mejilla, animándola a ponerse de pie, él imitándola, pero antes de recostarse con ella en la cama, se dirigió a la puerta, colocando el seguro para evitar que cualquier idiota pudiese entrar. – Listo, mi amor. -  Se dio la vuelta, respirando agitado cuando la vio sentada en la cama sin su blusa puesta.
- Ven, papi Stu. – Estiró una mano, llamando al cantante, quien, con un gruñidos ronco se acercó, dejándose caer en el suave colchón para luego atraer a la mujer hacia él.
No dijo nada más, 2D sonriendo con suficiencia cuando la empujó para recostarla en la cama, acercando su nariz a una tersa mejilla, olfateando su perfume natural.
Como pido, quitó lo que le quedaba de ropa a la japonesa sin mover su rostro de su posición, respirando tranquilamente el aire alrededor de ella. Se recostó a su lado, sosteniéndola con un brazo mientras que su mano libre se dedicaba a explorar la desnuda figura femenina.
- ¿Esto era lo que querías? – Ella lo miró con los ojos brillantes antes de que él agachara la cabeza para besarla.
- Si. – Su voz salió como un suspiro cuando la mano que la sostenía buscó un pecho para amasarlo, la otra deslizándose por entre sus muslos para abrirse paso, Noodle abriendo las piernas para ser acariciada.
- Estás húmeda. – Susurró con una sonrisa, tocando por sobre los pliegues que cubrían la entrada de ella.
- Stuart…papi…- Ella sólo atinó sujetarse de la camisa de él, entreabriendo los ojos para darse cuenta que el cantante aún estaba vestido.
- Quisiera poder tener más manos para poder adorarte como mereces. – Musitó quedamente, sumergiendo un dedo en su cálida entrada.
- Me gusta esto, papi. – Levantó sus caderas, buscando más del toque masculino, arqueándose cuando él movió su dedo.
Movió sus pequeñas manos hasta el cinturón que sostenía el pantalón del hombre en su lugar, desabotonando la bragueta para liberar el pene erecto de Stuart.
- Esto es por ti, amor. – Gruñó cuando la mano derecha de la japonesa apretó su erección.
- Te necesito dentro, papi, por favor. -  Quitó su mano de su entrepierna, soltándola y ubicándola debajo de su cuerpo, acomodándose sin molestarse en desnudarse.
- Yo también te necesito, mi amor. – Entró lentamente en ella, saboreando la sensación de estar rodeado por ella, por su humedad y estrechez.
Cerró los ojos, escuchando como ella exhalaba el aire retenido en sus pulmones, pasando sus delgados brazos por el cuello masculino, enredando sus piernas en torno a las caderas de él, feliz de tenerlo dentro.
Movió sus caderas, empujando para enterrarse más, apoyando su frente con la de ella, amando su expresión.
La besó con suavidad antes de agarrar su cintura para mantenerla quieta, su propio cuerpo moviéndose lentamente, saboreando, experimentado la dicha de ser uno con mujer que amaba.
Noodle abrió los ojos, mirando las profundidades negras que estaban fijas en su rostro. Llevó sus manos a la camisa, tirando de los botones, ansiosa por sentir la piel suave del cantante.
- Papi…papi te…te amo. – Enterró las uñas en los hombros del hombre, él soltando su cintura para abrazarla y pegarla lo más posible a su pecho.
- Noodz…- Gruñó contra el oído de ella, su cuerpo cambiando de velocidad, empujando cada vez más rápido. – Mi Noodz.
- Toochi…Stuart...- Gimió con fuerza cuando 2D metió una mano entre los dos, acariciando el punto donde se unían al ritmo de sus penetraciones, buscando como un animal herido.
Ella apretó sus piernas en torno al cantante, estremeciéndose u saqueando su espalda, murmurando palabras en su idioma natal, Stuart buscando un punto en su cuello para morderla y dejar su marca justo cuando el orgasmo lo asaltaba, llenándola a la mujer con su semilla.
Siguió moviendo su cuerpo mientras experimentaba las últimas esquirlas de placer desplazarse por su columna hacía cada rincón de su ser. Se dejó caer sobre ella, ambos temblando aún, abrazándose mientras se tranquilizaban sus respiraciones.
- Fue…fue muy bueno, papi. – Stuart levantó la cabeza, moviéndose para acostarse en la cama, arrastrándola con él sin salir de su interior.
- Sabes que técnicamente acabamos de cometer incesto.
- No me importa. – Susurró con una sonrisa perezosa. – Acabo de experimentar tu lado oscuro.
- El sexo no es oscuro. – Ella se removió, recostándose en el pecho masculino, disfrutando de aún sentirlo duro en su interior.
- Quiero decir, tu lado sexi y ágil, papi. – Él le acarició el pelo, cerrando los ojos.
- ¿Aún quieres que sea tu padre?
- No, pero tampoco quiero que tengas problemas por esto. – Miró los hilos de la camisa destruida, pasando sus dedos por sobre las costillas del cantante. – Puedes renunciar a la paternidad.
- ¿Cómo? – La separó de él, tomándole el rostro entre las manos para mirarla a los ojos.
- Puedes hacerlo, además que soy mayor de edad, no habría inconvenientes por eso.
- Pero yo…¿Ya no seria tu papi? – Ella se mordió el labio inferior, acercando su cara a la de él.
- Siempre lo serás. – Musitó con calma antes de besarlo, las manos masculinas abandonando sus mejillas para bajar a su espalda, arrastrando los dedos hasta el nacimiento de sus nalgas.
- Te amo, nena.
- También te amo, papi.
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- ¿Dónde de metió mi pequeña? – Gritó Russel por encima de la música, queriendo ser escuchado por Murdoc, quien sólo se encogió de hombros.
- Ni idea, pero donde este debe estar pasándola muy bien. – Contestó sin saber que tan verdaderas eran sus palabras.
- Ojalá.
No podían escuchar los gemidos y gruñidos que provenían del piso superior, la música cubría lo que el cantante y la guitarrista estaban haciendo.
Era lo mejor para los dos.

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