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Alba

¿Qué había querido decir María con eso? 

¿Cómo es que le molaba a Natalia, y además mucho?

Me hubiera encantado preguntarle, indagar en lo que acababa de soltarme. Me hubiera encantado tener la suficiente confianza con ella para hablarle como lo haría con Juls, mi mejor amiga y una de mis compañeras de piso durante los años que estuve viviendo en Valencia. 

Quisiera haber sonreído con cara de tonta, permitirme ponerme colorada delante de ella y contarle lo que había pasado entre nosotras y no esperaba, cómo la seguridad que traía en la maleta hacía tres días cuando llegué a Atocha y me esperaba mi novio se habían ido a la mierda al ver cómo me miraba esa morena y cómo me hacía sentir, de pronto, como un disparo, sin esperarlo. 

Me planteaba si quizá los meses que habíamos estado separados habían cambiado algo en nosotros sin saberlo. El amor permanecía, sin duda, quería muchísimo a Alex, pero ¿Qué tipo de amor? Porque siempre he sido de las que pensaba que cuando estabas enamorada, realmente hasta las trancas por alguien, no había lugar para otro tipo de encoñamientos, directamente no surtían efecto sobre ti.

Cuando llegamos al "Tetris" parecía otro lugar. Las mesas de la terraza habían desaparecido y dentro había tanta gente que costaba pasar.

- Esto está petado de gente – dije a María con la boca abierta.

- Ya te lo dije – me hablaba mientras me cogía la mano y me guiaba para no perderme – Cambia de la noche al día, y más los fines de semana.

Conseguimos abrirnos paso hasta llegar a encontrarnos con el resto del grupo, allí ya estaban dándolo todo Afri, Damion y alguna gente más que estaban con ellos, no había ni rastro de Natalia lo cual en parte me tranquilizó.

- ¡Hola preciosa! – me saludó África – Este es el primer grupo de la noche, acaban de empezar.

- Hola – la saludé dándole dos besos.

- Alba -  me llamaba María – estos son Dave, Marta y Carlos – les marcaba con su mano y ellos me sonrieron simpáticos mientras saludaban sin dejar de bailar y prestar atención a lo que se cocía en el escenario que habían habilitado en una de las partes altas del local – Voy por un par de copas ¿Qué bebes?

- Vodka con naranja – le grité para que pudiera escucharme.

- Está bien – ahora vuelvo – quédate con ellos.

El grupo sonaba bastante bien y en seguida estaba dejándome llevar por el ambiente y dándolo todo junto a Afri. Había mucha gente, pero también disponíamos de espacio suficiente a nuestro alrededor como para poder bailar y saltar sin molestarnos los unos a los otros. 

De pronto, vi la cabeza de Natalia asomando a unos metros de donde estábamos. No pude evitar fijarme en ella. Hablaba con un chico moreno de pelo alocado y parecía indicarle cosas del escenario ajena al concierto. El chico asentía con cara de nerviosismo, supuse que se trataba de alguien de la organización o de uno de los grupos. Se despidieron chocando sus manos y esta vez fue ella la que me sorprendió a mi cuando se puso a mirar a su alrededor como buscando algo y su mirada se topó con la mía.

- Toma Alba, la próxima corre de tu cuenta – me dijo María tendiéndome el vodka que acababa de traer.

- ¡Claro! Gracias Mari – le sonreí.

- ¿Qué tomas? – La voz de Natalia hablándome a escasos centímetros del oído me puso en tensión de nuevo.

- Vodka con naranja – respondí casi como un resorte subiendo el volumen de mi voz a la vez que ampliaba la distancia entre ella y yo.

CAUSA Y EFECTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora