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Alba

Salí de la sala en dirección al despacho de Laura, la situación me había parecido un tanto extraña y no sabía si había infringido alguna norma interna permitiendo que Natalia me ayudase en el proyecto. Llevaba grabadas en mi cabeza las últimas palabras que Natalia me había dicho, su interés por saber si sentía algo por Joan no tenía nada que ver con lo que ella sintiese sino con el daño que le pudiese causar a Julia. Era consciente que no debía enfadarme con ella, no nos unía nada, sin embargo estaba más molesta por el hecho de que ese pensamiento no le hubiera removido nada que por el hecho de que Julia hubiese hablado con ella en vez de conmigo.

- ¿Puedo pasar? – le pregunté a Laura antes de entrar al despacho, ella asintió – No sé si he hecho algo mal al tratar de que Natalia me echase una mano ¿Hay algún problema con eso?

- Por mi parte no. Ya ha quedado claro que la Galería no piensa pagarle un solo euro, estaba en tus manos solucionar tus problemas y así lo has hecho – pensé que ya había terminado pero levantó la cabeza por primera vez de los papeles que tenía entre manos y me miró fijamente - ¿Ella fue la causante de que dejases a tu novio?

Su pregunta me dejó paralizada. Siempre supe que antes o después utilizaría aquella información pero que lo hiciese justo ahora no me lo esperaba

- Perdona el atrevimiento Laura, pero eso es personal, ya te lo dije ¿A qué viene esa pregunta? – a pesar de la valentía que tuve para hablarle así no pude evitar notar cómo me sonrojaba

- Sé que estas con la chica que te acompañó aquel día a la Galería, la he visto varias veces venir a recogerte, me mentiste, sois algo más que amigas

- No te mentí cuando te lo dije, entonces no había nada entre nosotras

- Es igual, ahora sé a ciencia cierta que ella no provocó en ti tal impulso y algo me dice que fue Natalia – no le contesté, sabía que tenía algo más que decirme, lo notaba en su expresión – Ten cuidado con ella Alba, tienes ante ti un futuro prometedor y sería una pena que se estropease por una persona que no piensa más que en sí misma

- Tú no conoces a Natalia, no tienes derecho a hablar así de ella

- Te equivocas, conozco bien... a ese tipo de gente, te hacen sentir especial y luego te dejan tirada como una colilla – No sabía si me estaba diciendo aquello porque realmente conocía a Natalia, ya me había dado esa impresión cuando se encontraron, o porque tenía la intuición desarrollada a base de una mala experiencia – En fin, parece que hemos solucionado el tema de los sensores – de repente cambió de tema - Joan a estas alturas ya debe saber la contraseña

Asentí a esto último, no quería decir nada más, no podía hacerlo, mi mente trataba de procesar demasiada información y aun no sabía cómo hacerlo. Me despedí de ella y salí hacia la sala donde había dejado a Natalia. Cuando llegué hasta allí efectivamente se encontraba con Joan junto al portátil

- Alba, estás aquí – me dijo Joan al verme entrar – parece que hemos conseguido la contraseña para desbloquear los sensores

- ¿Y funciona? – dije con desgana

- Aún no lo sabemos, Natalia está haciendo las conexiones

Natalia estuvo como una media hora haciendo cosas en el portátil, Joan la miraba ensimismado, como si estuviese a punto de sacar un conejo de la chistera, y yo me senté en el suelo a esperar el milagro. Estábamos quizá a punto de solucionar el mayor de mis escollos en aquel proyecto, el que más dificultades me había supuesto y sin embargo lo único que podía pensar era en la cantidad de cosas que me habían pasado y ninguna tenía que ver con mi trabajo.

CAUSA Y EFECTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora