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2 años después...



Alba

Llevaba tanto tiempo sin disfrutar de la soledad de estar tumbada en el sofá de casa que fue lo primero que hice al llegar del aeropuerto. Devastada por el cansancio, apenas llegué me quité los zapatos y me tiré sobre él, dejando caer todo mi cuerpo. Hacía dos meses que no pisaba Madrid ni tenía el placer de disfrutar de la tranquilidad de mi hogar, y aquello era un sueño. Mi última colección de pinturas había sido expuesta en Berlín, donde había vendido casi todo, luego viajé con estas hasta Londres, donde se terminó por vender lo que aún quedaba a salvo de los berlineses y donde había vivido una experiencia maravillosa participando en unas Jornadas en la Universidad de las Artes de Londres. Todo lo que yo hubiera podido aportar a aquellos estudiantes que empezaban su andadura en el mundo del arte no era nada con todo lo que me había aportado aquel ambiente a mí. Me dio la sensación desde el principio que allí sí que se trataba de una carrera reputada y respetada en comparación a la idea que se tenía en España de Bellas Artes, básicamente una carrera sin futuro que, con un poco de suerte, aspirabas a sacarte una plaza como profesora en algún instituto de Artes y Oficios, terminando por recordar la pasión que te hizo empezar en esto en los pocos libros que tenías tiempo de leerte durante las vacaciones. Vivir todo aquello me había puesto las pilas, me había conectado con mi parte más curiosa, más vivaz de cuando era estudiante. Pero había pasado demasiado tiempo fuera de casa, y había echado de menos un lugar que sintiera mío, algo que me conectase al mundo, más allá de las ideas y de las idas y venidas. Pasarme 15 días en un hotel en Berlín y el resto del tiempo en un apartamento ridículamente pequeño con un par de maletas por toda posesión se me había terminado por hacer demasiado largo.

Sin duda había echado de menos Madrid, sus terrazas, su clima, que no era nada del otro mundo, pero empezando el mes de marzo se convertía en una ciudad cálida y muy disfrutable en comparación a la lluviosa Londres o la fría Berlín. Pero sobre todo había echado de menos a mis amigas. Ellas se habían convertido en un pilar fundamental en mi vida, en mí día a día cuando estaba por aquí, y pasar demasiado tiempo lejos de ellas me hacía echarlas demasiado de menos.

Los últimos años no habían sido fáciles para mí, me había costado centrarme, recomponerme emocionalmente hasta llegar al estado mental en el que ahora me encontraba. Había hecho un recorrido por todas las emociones que habían habitado en mí en los últimos tiempos y tratado de, en primer lugar, reconciliarme conmigo misma. Si no estaba en paz conmigo misma, difícilmente volvería a conectar con lo que me rodeaba, y parecía que últimamente lo había vuelto a hacer. Aquel viaje me lo había demostrado.

Estar en la mierda más absoluta había tenido sus cosas buenas. Las pocas ganas que tenía de estar con nadie me habían metido en un bucle creativo al que había conseguido sacar provecho. Las dos obras que expuse en aquella exposición de talentos que ahora me parecía que hubiera sido hace siglos, me abrieron un mundo de posibilidades ya que, no solo se vendieron casi en seguida, sino que durante el tiempo que estuvieron expuestas recibieron tan buenas críticas que me permitió conocer a la gente adecuada y aceptar las propuestas precisas para disfrutar el momento profesional en el que estaba ahora. Por algún extraño motivo mis pinturas gustaban, mi firma tenía cierta fama en el mundillo del arte europeo y algunas Universidades me habían ofrecido la oportunidad de dar asignaturas o charlas a sus alumnos. A todo este amasijo de acontecimientos me había lanzado como a la piscina, sin pensar. Mi alma necesitaba expresar su dolor de alguna forma, y a la gente parecía gustarle la forma en que lo hacía.

Pasé el día deshaciendo la maleta, poniendo alguna que otra lavadora y haciendo una lista de todo lo que debía comprar al día siguiente, dos meses fuera de casa, era comprensible, la nevera estaba totalmente vacía.

CAUSA Y EFECTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora