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Alba

Decidimos entrar a una de las tabernas que había por la zona, cerca de donde había sido el concierto, una botella de Rivera del Duero y varias tapas y pinchos serían nuestra cena. Natalia estaba en todo y eso me encantaba, cada vez que mirábamos la carta buscando qué pedir me llamaba la atención sobre aquellas tapas que eran vegetarianas o que no contenían lactosa, creo que salvo mi madre nunca se había preocupado nadie por mí hasta ese punto. Recuerdo cuando salía a cenar con Alex, era un obseso de la carne, siempre buscábamos un sitio donde pudiese degustar la especialidad en carne del lugar, ahí no es que hubiera mucha variedad en platos vegetarianos, al final siempre acababa pidiendo ensalada o algún revuelto de verduras con huevo. Nunca le había dado demasiada importancia a eso, a mí me bastaba con pasar un buen rato y disfrutar de la compañía, sin embargo, ahora con Natalia entendía que disfrutar de los sabores era un placer más, disfrutar de cosas nuevas, de nuevos platos. Ella se encargó de que no repitiésemos ni un plato, todo lo que pedimos era distinto, todo para compartirlo juntas, y todo lo podía comer sin ningún problema

- Nat, pídete el pincho de bacalao ahumado, de verdad que no me importa

- Que no pasa nada, tranquila Alba

- Pero a ver, si me acabas de decir que te encanta, que a tu madre le sale buenísimo – alargué la i imitando cómo lo decía ella – de verdad que no me importa, el resto lo puedo comer todo

- A ver Alba, siempre puedo pedir eso, de hecho casi siempre voy a los sitios y acabo pidiendo las mismas cosas, hoy voy a probar cosas diferentes contigo y me encanta, no tengo necesidad de recurrir a algo que aunque me gusta ya sé perfectamente como sabe

- Vaaaaale... ¿Sabes que sin querer me has dado un dato muy curioso?

- Ah ¿sí? - me dijo acercándose a mi oído - ¿Y me lo vas a contar? - me susurró muy cerca, me ponía los pelos de punta

- Pues sorprendentemente eres una persona fiel por naturaleza

- Anda ya – se reía - ¿Y cómo has llegado a esa conclusión?

- Acabas de reconocer que una vez pruebas algo que te gusta acabas pidiéndolo una y otra vez, no buscas sabores nuevos, te centras en lo que ya sabes que conoces y te agrada

- JAJAJAJAJAJA – Natalia se reía a carcajadas, luego sin borrar la sonrisa de su rostro se volvió a acercar a mí y comenzó a dejar pequeños besos en mis labios. Me besaba con los ojos cerrados, se separaba apenas 2 cm para volver a besarme, y repetía una y otra vez, así hasta darme cerca de 6 maravillosos besos que provocaban una onda expansiva en mi estómago cada vez mayor ¿Cómo coño conseguía que me sintiese tan feliz a su lado? – No entiendo muy bien la relación que puede tener pedir una tapa con la fidelidad pero...

- Pues... pues tiene sentido, aunque no lo veas

Ambas empezamos a reírnos y brindamos por primera vez con nuestras copas de vino "Por las sonrisas compartidas" brindó Natalia, "Por las sonrisas..." le contesté, y volvimos a besarnos.

Natalia

Cenar con Alba, la noche que estábamos compartiendo juntas, sin pensar en nada ni nadie, me estaba dando la vida. En ese momento pensaba que no había sido nunca tan feliz. Hablábamos de todo, del concierto, de la música en general. Hablamos de política, de feminismo, del devenir del mundo; hablamos de nuestras pequeñas aspiraciones, de las cosas que soñábamos con hacer, de los planes que volaban por nuestra cabeza, de viajes, de sitios por descubrir... Y en ningún momento dejamos de sonreír, de tocarnos, de darnos cariño, de besarnos. No quise pensar en la imagen de encoñadas que estaríamos dando, me daba todo igual, solo quería conservar esos momentos en mi memoria y mi ánimo para siempre.

CAUSA Y EFECTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora