CAUSA Y EFECTO

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Alba

El viaje hasta Elche se me hizo eterno. No podía leer, no podía dormir, estaba nerviosa y no lograba concentrarme en nada. La conversación con Julia me había dejado mal, sabía que le estaba haciendo daño, que no estaba viviendo su mejor momento a nivel personal para llegarle con algo así, pero no lo podía demorar más, de hecho pensaba que debía haber terminado con todo aquella noche en que salimos a cenar, tras mi encuentro con Natalia, pero entonces no tenía nada claro que el tonteo con ella me fuera a llevar tan lejos. Sin duda era lo que yo deseaba, pero en mi foro interno pensaba que Natalia nunca se decidiría a dar el paso, y lo había hecho, aunque la alegría solo me había durado una noche.

Cuando llegué a casa mi madre y mi hermana me esperaban felices y ansiosas por saber qué tal me iba todo y preguntarme cosas acerca de la exposición que se inauguraría, pasadas las fiestas, basada en mi proyecto, pero yo no estaba de humor para seguirles el ritmo, estaba agotada y los acontecimientos de las últimas horas me habían dejado en la mierda. Ellas entendieron mi cansancio, o así me lo hicieron creer durante la cena, porque al decidir irme a la cama a mi hermana le faltó tiempo para entrar a mi habitación en modo hermana cabreada

- A ver Albi, este verano apareciste aquí con Alex por sorpresa y a los pocos días él se fue de tu vida para siempre, tanto mamá como yo respetamos cada palabra que quisiste contarnos sin profundizar más. Luego te volviste a ir y por lo que hablábamos parecía que todo te iba bien, pero vuelves a aparecer aquí con... esa cara, y no me trago que solo estés cansada ¿Me vas a contar de una vez que te pasa?

No me apetecía nada hacerlo, sabía en qué condiciones me encontraba y acabaría llorando, pero era absurdo negar que la situación era cuanto menos rara y era lógico que mi hermana se preocupase por mí. Decidí contarle todo, aunque no con pelos y señales, a pesar de lo desinhibida que era en el sexo me daba vergüenza hablar según qué cosas, así que le conté la historia por encima, aunque quitarle intensidad hiciese que ella no llegase a entender en su totalidad lo que Natalia me hacía sentir y lo loca que era capaz de volverme solo con que me mirase. Le hablé de cuando la conocí, de que sentimos una atracción irrefrenable. Le dije que dejé a Alex porque no podía seguir con él teniendo esos sentimientos por ella, como ya digo obvié nuestros encuentros y sobre todo la gran pillada que sufrimos por parte de Alex. Le conté que al volver habíamos vuelto a tontear aunque yo ya estaba con alguien, y que nuevamente habíamos tenido algo y ella había vuelto a huir despavorida. Quitarle hierro al asunto me sirvió para no dejarme llevar demasiado por mis emociones y estar más entera de lo que realmente me sentía. Aun así Marina flipó en colores con mi historia y me dijo que estaba loca por conocer a Natalia solo por saber qué coño tenía para volverme tan loca "Si tú supieras..." pensé.

El día de Nochebuena se pasó volando, por la noche vendrían a cenar a casa mis tíos y algunos de mis primos y primas, tenía ganas de verlos. Cuando conecté el móvil encontré algunas llamadas perdidas de Natalia, por la hora que marcaba supuse que me había llamado tras mi llamada a Julia, recordé que ella estaba allí ¿Cómo habría lidiado con aquella situación? ¿Qué le habría contado? ¿Habría sido sincera? También tenía llamadas posteriores, varias a diferentes horas, pero desde que llegué a Elche y conecté el móvil puse el teléfono en silencio e ignoré cada llamada suya, estaba muy enfadada.

La cena de Nochebuena transcurrió normal, en buena sintonía. Mi madre les había aleccionado previamente y nadie osó a hacerme preguntas personales del tipo "Qué fue de Alex" o "Has conocido a alguien" cosa que agradecí. Mi madre podía ser muy metomentodo pero sabía hasta dónde debía llegar para no hacerte daño. Cuando todos abandonaron el piso, después de cenar, cantar y contar los chistes de cada año estaba deseando irme a la cama. Mi hermana Marina insistió mucho para que saliese con ella por ahí aquella noche, pero el ánimo no me daba para eso, así que me negué una y otra vez hasta que conseguí cansarla y se marchó sin mí. Ni siquiera había visto aún a mis amigos. Al día siguiente había quedado con Juls para tomarnos algo y ponernos al día, sospechaba que ese sería el momento para desahogarme, hacerlo antes solo supondría poner en alerta a mi madre y no me apetecía que los días que pasase aquí le hicieran creer que vivo una vida desgraciada en Madrid, ella siempre tendía al drama extremo.