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Alba

Me despertó un portazo y a continuación escuché el agua de la ducha correr. No me costó demasiado ubicarme en la habitación de hotel y suponer que se trataba de mi hermana que, tan sutil como siempre, se había despertado y dispuesto a ducharse sin pensar en que yo aún seguía durmiendo.

Pensé que despertaría más nerviosa debido a las palabras que había tenido con Natalia aquella noche, afortunadamente no fue así.

Ella me había propuesto que fuésemos pareja, al menos por unos minutos, los suficientes para quedarme sin respiración y que incluso una lágrima emocionada amenazase con salir. Luego vino el matiz, "como una pareja", lo definió ella, sin exclusividad.

Debo confesar que cuando aquella mañana nos encontramos en el parque, y aún no sé cómo, terminamos por tener aquella conversación de lo que ahora Natalia entendía por salir con alguien, no entendí por qué aquello me había molestado tanto. Casi provoco un desencuentro con ella poniéndola en la tesitura de contestarme si podría tener ese tipo de relación conmigo. En cierto modo me alivió que esquivase esa pregunta y no me contestase. En aquel momento no le di importancia, con el tiempo y conforme redescubría mis sentimientos por ella me gustaba fantasear con la idea de que, al igual que no había tenido novia antes de mí, que se acostaba con ellas sin más, pero yo terminé siendo especial para ella, no se había atrevido a darme una respuesta porque conmigo sería diferente.

Estaba claro que me había equivocado al pensar eso, cosa que Natalia me confirmó con la pregunta que me había hecho aquella noche.

- ¿Aún estás en la cama, Alba? – Marina interrumpió mis pensamientos saliendo del baño justo en ese momento – Vístete, nos están esperando para desayunar

- ¿Nos? ¿Quiénes?

- Mamá y Natalia, al parecer llevan ya un rato abajo

Al parecer, y no sé aún bien cómo, Natalia había convencido a mi madre para que desayunásemos juntas y así poder despedirse de ellas. Esperaba volver a verla ya en Madrid, quizá ese era el motivo de mi aparente tranquilidad, que de forma evidente se había esfumado al saber que volvería a verla casi en seguida y que ella estaba tan tranquila, desayunando con mi madre.

- Míralas, siempre me ha costado la misma vida sacarlas de la cama – le decía mi madre a Natalia cuando nos sentábamos a la mesa cargadas de platos procedentes del buffet

- Culpa de Alba, no había quien la sacase de la cama – me acusó Marina mientras Natalia nos miraba sonriente, como si cualquier cosa, como si la noche de antes no hubiera dicho nada y yo no me hubiese quedado hecha polvo

- De pequeña me costaba la vida mandarla a la cama, nunca tenía sueño si fuera por ella – mi madre le hablaba a Natalia de mí como si yo no estuviese delante y yo me moría de la vergüenza – Y por la mañana no había quien la despertase

- ¿Podemos desayunar y dejar de hablar de mí? – dije algo fastidiada al ver la sonrisa eterna de Natalia mientras nos escuchaba atenta

- Entonces ¿Tenéis pensado salir ya hacia Elche? – Natalia optó por no participar de aquel momento que me había puesto como un tomate y darle un giro a la conversación

- Sí – contesté como un resorte

- Verás, había pensado que igual aprovechando que estoy aquí podrías venirte conmigo a Madrid y así no hago el viaje sola, ellas van bien acompañadas la una de la otra – y volvió a cautivarlas con una de sus irresistibles sonrisas.

- Eso es imposible – repliqué casi atragantándome con la tostada. ¿En serio tenía tanta cara de aparecer tan ancha y pedirme delante de mi familia que me fuese con ella a Madrid? Estaba claro que la conversación de la noche de antes nos había afectado a ambas de distinta forma – Tengo una maleta llena de ropa en Elche, solo he venido con una muda. Además, pensaba pasar el domingo con ellas y salir el lunes por la mañana

CAUSA Y EFECTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora