CAUSA Y EFECTO

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Natalia

A pesar de que procuré hacer el menor número de paradas posibles tenía ante mí un viaje de más de seis horas, era imposible no descansar de vez en cuando ya que no había dormido casi nada durante la noche, apenas un par de horas. El teléfono no duró vivo ni tres horas, a pesar de contar con tan poca batería cometí el error de activar el GPS con la idea de no hacer el viaje demasiado largo en caso de que me equivocase de carretera, lo único que conseguí fue quedarme sin teléfono y sin indicador. En una de las paradas que realicé traté de buscar el cargador, definitivamente no lo había cogido, así que solo contaba con las indicaciones que la carretera me ofrecía hasta llegar a Cádiz. Seis horas y cuarenta y cinco minutos después ya estaba en la ciudad buscando el hospital en el que se encontraba aún ingresada la madre de Julia, al menos me había quedado con el nombre.

- Disculpe – me acerqué hasta la ventanilla de información – necesito saber dónde se encuentran los pacientes oncológicos

- Se trata de los que vienen a recibir tratamiento, consultas o ingresados – me dijo la chica que estaba en la ventanilla casi de memoria

- Esto... bueno, la madre de una amiga ha sido intervenida de cáncer de mama, no sé...

- Vale, seguramente se encuentre en la quinta planta ¿Sabes algún dato más? – Negué con la cabeza - ¿Nombre y apellido?

Me sabía fatal, sabía el primer apellido de Julia, nunca me molesté en saber el de su madre, igual alguna vez me dijo su nombre, pero estaba tan cansada y con la cabeza tan embotada que ni siquiera lo recordaba. Seguí las instrucciones de aquella chica hasta la quinta planta de hospitalización, una vez allí pensé la locura de probar a mirar una por una cada una de las habitaciones hasta que la encontrase, pero en ese momento ya no lo veía tan buena idea. Me acerqué a la máquina de café, necesitaba centrarme un poco, no solo se trataba de la falta de sueño y el largo viaje, también que llevaba una resaca considerable, eso sin olvidar que a pesar de la maravillosa noche que había vivido junto a Alba tuve aquel encontronazo con su ex y llevaba la ceja partida, hasta el roce de las gafas de sol me molestaba

- ¿Natalia? – escuché como alguien pronunciaba mi nombre cerca y al mirarle me encontré con el tío de Julia, a él sí que le recordaba bien, había ido varias veces a cenar con él y con Julia cuando había tenido que ir a Madrid por trabajo

- Sí... ¡Hola! – me acerqué a saludarle aliviada – me he quedado sin batería y no recordaba el nombre de tu hermana

- Maribel, se llama Maribel Martín – chasqueé los dedos en señal de recordar el nombre, el apellido ni me sonaba - ¿Has visto ya a Julia? Supongo que no, no estarías aquí tan perdida, sígueme...

Entramos a unos de los tres pasillos llenos de habitaciones numeradas a las que se accedía desde el recibidor donde nos habíamos encontrado y caminamos hasta llegar donde ambas se encontraban. Julia se abrazó a mí nada más verme y no pudo evitar echarse a llorar mientras me daba bajito las gracias por haberme presentado allí una y otra vez

- Esperaba que me llamaras, no he sabido nada de ti desde que hablamos esta mañana temprano

- Ya, soy un desastre, mi móvil se ha quedado sin batería y he olvidado coger un cargador

A cada explicación que le daba ella la acallaba dándome un nuevo abrazo y expresándome lo contenta que estaba de que hubiese hecho la locura de plantarme allí para ver cómo se encontraba. En parte esto me reconfortaba, quería mucho a Julia y era evidente que había necesitado a alguna de sus amigas con ella durante los días que llevaba allí, pero también volvió a mí el nerviosismo y la culpabilidad que sentía ya que antes o después nos quedaríamos a solas y tendría que tener con ella una conversación que de seguro no iba a ser agradable para ninguna de las dos.