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Natalia

Es cierto que con el tipo de relaciones que tenía antes de conocer a Alba buscaba no establecer lazos emocionales con nadie. A veces pensaba que tampoco es que me lo hubiese puesto como objetivo, no me habían roto el corazón ni nada de eso para ponerme una coraza, tan solo ese tipo de afectos no llegaban, y yo estaba bien en una situación que se prolongó en el tiempo donde me complacían sexualmente mientras yo trataba de no repetir ya que si no sentía nada, no me parecía bien continuar una historia donde puede que la otra persona sí que buscase algo más que yo sabía que no iba a darle, simplemente porque no lo sentía, y así trataba de montar un drama innecesario. Ahora sabía que con Alba fue distinto desde el principio. Desde la primera vez quise ir a más, nunca me planteé porqué insistía en buscarla y repetir con ella a pesar de que tenía pareja y ahí sí que se avecinaba un buen drama. Me obcequé en la idea de que solo exploraba una sensación que me hacía sentir bien al compartirla con ella mientras ahora, desde la distancia, sabía que lo que quizá pasó fue que ella sí que movió cosas en mí desde primera hora, solo que me dio tanto miedo reconocerlo y luego aventurarme a disfrutarlo que solo cuando había pasado todo y podía tenerla ahí, disfrutando de ella, era consciente de cuánto la amaba y de cómo esas palabras cobraban todo el sentido cuando salían como un resorte de mi boca para decírselas a ella, en voz alta y como única vía conocida para expresar en pocas palabras todo lo que me hacía sentir.

Los celos que había vivido unas horas antes se habían apagado por completo. Los había apagado ella a base de hacerme sentir lo que sentía por mí, a base de dejarme poseerla demostrándole a mi absurdo ego que no quería estar en otra parte que no fuera entre mis piernas, o como sucedió, yo entre las de ella. El sexo con Alba era un punto y aparte. Ya no era la chica Top que manejaba segura los cuerpos ajenos tratando de darles placer mientras yo procuraba encontrar el mío propio. Alba pasaba de ser una rubia que se sonrojaba sumisa ante mí pidiéndome que la hiciera suya a convertirse en una rubia explosiva que dominaba la situación y mi cuerpo y mis sensaciones, a su antojo, mientras yo me volvía vulnerable ante las cosas que provocaba en mí y me encendía de nuevo al escucharla decirme que me quería follar, metiéndome en una espiral de placer y sentimientos mezclados que me volvía loca.

Escuchar de su boca contestar a mis palabras con otro te amo provocó un latigazo de amor absoluto hacia ella que me dieron ganas de llorar. No lo hice, enterré mi cabeza en su cuello y me quedé ahí sintiendo el agua escurrirse por nuestros cuerpos. El agua pasaba limpiándolo todo y nunca permanecía, lo que tenía claro que no pasarían tan de puntillas sobre mí era cada sentimiento nuevo que ella me provocaba, cada caricia que se quedaba clavada en mí ser y mi cabeza, cada suspiro salido de sus labios que alimentaba un poquito más a la amalgama de sentimientos que ella me provocaba. Mientras más la amaba más miedo me daba de perderla algún día porque sabía que después de Alba, ya nada sería lo mismo.

El trabajo se había vuelto una locura. Apenas tenía tiempo libre pues pasábamos las horas en la furgoneta yendo de un lado a otro preparando pequeños eventos sin importancia que no me daban nada nuevo, solo trabajo de lo más simple y mecánico

- Te noto un poco de bajón – me dijo Manu mientras conducía la furgoneta camino a un nuevo centro cívico donde montaríamos el sonido para la inminente llegada de los putos reyes magos

- No... habré dormido poco, será eso

- Vamos Nat... este trabajo es una mierda y ambos somos conscientes. He visto tu cara de no dormir el primer día que fuimos al Wizink y esa cara que llevas no es de cansancio sino de aburrimiento

- Lo siento – me sentí un poco mal, al fin y al cabo me habían dado una oportunidad trabajando de lo mío y Manu no dejaba de ser mi encargado – No pretendo ser una diva del sonido ni nada de eso, es solo que empezamos con los conciertos, luego me llevaste al Wizink en un par de ocasiones... pensé que la cosa iría por ahí, no me esperaba pasar las Navidades montando micros

CAUSA Y EFECTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora