32

5.6K 260 3
                                    

Alba

Estaba cansadísima. No me hubiera apuntado de ninguna de las maneras a salir por ahí esa noche, pero no me importaba ir al piso de al lado y echar un buen rato con las demás de cerveza y pizza, siempre podía volver enseguida cuando no pudiera tirar más del cuerpo. Además, sin esperarlo ese plan haría que volviese a estar con Natalia, y no me apetecía dejar de verla. 

Esa semana tan estresante y agotadora se estaba convirtiendo en una droga para mí porque cada día significaba pasar un rato con ella, hablar, reírnos, descubrir cosas nuevas de la otra que no conocíamos, y resulta que lo que estaba conociendo de ella cada vez me gustaba más. Había conseguido en solo unos días borrar hasta el último resquicio de rencor que pudiera sentir por ella. Ahora solo conseguía ver a una persona amable, paciente, trabajadora, simpática... se me agotaban los adjetivos cuando pensaba en ella lejos de la persona prepotente, inalcanzable y arrebatadamente sexi que veía en ella antes de estos días. 

Esto sin duda representaba un problema, no sabía cómo actuar con ella delante de todo el grupo. Estos días además de personal había habido un acercamiento físico entre Natalia y yo. Los primeros días apenas nos mirábamos cruzando nuestras miradas, y por supuesto no había ningún tipo de contacto físico entre nosotras, sobre todo por su parte, estaba rígida cada vez que me acercaba a ella. Sin embargo, con el transcurrir de los días, nuestras miradas se buscaban adrede sonriéndonos como dos adolescentes, y nuestras muestras de afecto cada vez eran más frecuentes. Natalia me abrazaba cuando me agobiaba, yo masajeaba su cuello cuando pasaba muchas horas con el portátil y la mesa de mezclas, corría electricidad por mis dedos cada vez que nos dábamos algo y demorábamos la separación de nuestras manos. 

Tenía miedo de que los demás notasen en mí un cambio de actitud hacia ella, sobre todo Julia. Últimamente tan solo compartíamos tiempo los fines de semana, ella sabía que estaba inmersa en la presentación de mi proyecto y me había dado el espacio suficiente entre semana para centrarme en ello y descansar. 

Mi relación con Julia empezó sin etiquetas, nunca hablamos de ello, pero el hecho de haber hecho públicas nuestras muestras de afecto habían hecho que el grupo diese por hecho que éramos pareja, al igual que Julia, y yo no lo había negado, me había dejado llevar. Era algo que me distraía en aquellos días en que me sentía tan dolida con Natalia y solo quería alejarme de ella, pero esa situación había cambiado en la última semana. A pesar de que Natalia me había dejado claro que no haría nada para comprometer su relación con Julia y yo había recibido esa información en parte como un garante de no meterme nuevamente en líos con ella, ahora no sabía qué sentía. Estaba claro que con Julia lo pasaba bien, que me gustaba, que me aportaba muchas de las cosas que necesitaba, sobretodo comprensión y calma, pero Natalia había vuelto a mi vida por una puerta que yo le había abierto, que supuestamente no significaría nada, pero no estaba resultando así. Se había colado de nuevo en mis pensamientos y lo que sentía estando simplemente con ella hacía que Julia estuviese pasando a un segundo plano. En un rato compartiría espacio con ambas después de los cambios de la última semana y aunque mi cabeza me decía que estaba con Julia y no con Natalia, no sabía cómo reaccionaría. Tampoco sabía cómo lo haría ella. Tenía claro que no haría nada obvio, nada evidente con respecto a mí, había tenido la opción de hacerlo el tiempo que habíamos compartido y sin embargo no lo había hecho, mucho menos ahora que estaría Julia allí, su mejor amiga. Ni siquiera sabía si lo hacía tan solo por ella o porque sus pensamientos con respecto a mí habían cambiado. Cuando estábamos juntas no me cabía duda que ella sentía cosas al igual que yo, sin embargo cuando nos separábamos y no sabía nada de ella hasta el día siguiente en el trabajo, ni un mensaje, ni nada que me pudiera hacer pensar que estaba en su cabeza, la idea de que sintiese algo con respecto a mí se difuminaba.

CAUSA Y EFECTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora