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Alba

Natalia se echó sobre mí y empezó a morderme el cuello. Me había puesto como una moto rozando su sexo contra el mío y ahora estaba necesitada de más.

- Me vas a matar Nat – dije en un jadeo en el que apenas me salía la voz del cuerpo

- Pues prepárate Albi, solo acabo de empezar

Quería que me follase con todas las ganas del mundo, pero ella se entretuvo en bajar lentamente hasta mis pechos besando mi clavícula por el camino y dejando un reguero de saliva que me erizó la piel. Metió unos de mis pechos en su boca, lo chupaba y dejaba algún bocado tirando dulcemente de mi pezón mientras llevaba la otra mano hacia mi boca para acariciar mis labios. No había sentido nada igual en toda mi vida, estaba completamente embriagada de placer y a su merced. Tomé sus dedos con mi boca y empecé a chuparlos con ganas, a ella debió gustarle porque soltó mi pecho para levantar los ojos y mirarme, sus ojos se tornaron de un marrón oscuro que expresaba la lujuria que se apoderaba de ella. Volvió a bajar su cabeza llevando sus labios a mi ombligo, empezó a jugar con su lengua bajando lentamente dando pequeños lametones y besos hasta mi sexo que la esperaba palpitante y húmedo

- Hazlo cariño, no puedo más

Comenzó a soplarme muy lentamente, notaba el calor de su aliento y por un momento pensé que me correría si seguía así. Sin previo aviso se acercó un poco más y no fue su aliento lo que noté sino un tierno beso en la pista punta del iceberg de mi clítoris. Acto seguido sacó su lengua y comenzó a darme pequeñas lamidas de abajo arriba

- Quiero que me folles Nat, métete dentro de mí

Y esta vez no me hizo esperar. Metió dos de sus dedos dentro de mí arqueándolos lo suficiente para desatar en mí todo el placer posible mientras lamía mi clítoris

- Más, más... me voy a correr Nat – le dije con la respiración entrecortada y empezando a gemir tan alto que era la única forma de llevar aire a mis pulmones

Alex

Había dado casi toda la vuelta al local buscando su melena rubia pero no había logrado encontrarla. Salí de allí cabizbajo y decidí irme a casa. Menuda mierda de sorpresa. En apenas 10 minutos ya estaba en mi piso y ni rastro de Alba. Decidí pillarme una cerveza y tomarla en el jardín, a fin de cuentas no tenía sueño y ella aparecería en cualquier instante, sobre todo si volvía dónde María y esta le decía que la estaba buscando. Esperaba que al verme se le pasara el cabreo sin sentido que nos traíamos, habíamos hecho una bola de un grano de arena.

Al salir fuera vi las pequeñas luces de jardín que Alba había instalado en su estudio encendidas "Joder" pensé "igual lleva ahí todo el rato y yo buscándola como un gilipollas" Iba a llamar, pero más que sorprenderla la asustaría, se supone que estaba sola porque yo no llegaría hasta mañana, así que abrí la puerta.

Me costó unos segundos asimilar la escena que mis ojos estaban viendo. Alba estaba tumbada sobre el sofá con una melena negra entre sus piernas que la estaba devorando. Nunca había visto a Alba gemir así y eso me dolió aún más que el acto en sí. Ni siquiera se había dado cuenta de que había entrado y la acababa de sorprender tirándose a Natalia, porque cuando mi cabeza empezó poco a poco a poner todo en su sitio me di cuenta que era Natalia la que estaba ahí, follándose a mi novia y haciéndola gemir.

- ¿Qué coño es esto Alba? – Traté de gritárselo, pero mientras comenzaba a hablar había empezado a llorar como un niño haciendo que mi voz no sonase contundente sino desesperada

- Alex ¡Mierda, Alex!

Su respiración era agitada pero dejó de jadear. Sus mejillas ardían pero sus ojos expresaban sorpresa, miedo, compasión, angustia... Natalia se alejó de ella de un salto y casi no se dignó a mirarme a la cara. Empezó a recoger su ropa del suelo pero lejos de irse de allí empezó a vestirse y no parecía tener intención de irse a ninguna parte.

- Ayer tuve un día de mierda pero claro eso tú no lo sabes porque ni siquiera te has molestado en llamarme. Decidí venir antes para darte una sorpresa ¡Qué gilipollas! – A esas alturas lloraba tanto que los mocos me caían como agua sin control y movía nerviosamente el puño de mi manga sobre mi nariz y mis ojos tratando de borrar mi llanto.

- Alex... yo... esto

No podía seguir aguantando allí, nada de lo que me dijera Alba iba a borrar de mi cabeza lo que acababa de ver. Si alguien me lo hubiera contado, al menos habría quedado un resquicio para mi imaginación que se hubiera consolado a sí misma diciendo que no le gustó, que iba borracha, que en realidad trataba de que no pasase, pero lo había visto con mis propios ojos y ya no podría encontrar el consuelo en nada. Noté que mi llanto comenzaba a calmarse y era la ira la que me invadía, sobre todo hacia Natalia, esa hija de puta que jamás la cuidaría como yo, jamás la querría como yo y que se había cargado toda mi puta vida por follarse a mi novia. Antes de perder del todo la cabeza comprobé que solo tenía dos opciones, pirarme de allí o quedarme y partirle la cara. Opté por la primera y me fui.

Alba

No me podía creer lo que acababa de pasar, estaba extasiada en manos de Natalia y de pronto había aparecido Alex ¡allí! lo había visto todo ¡Joder! Me había visto así con Natalia. Empecé a llorar, casi no podía respirar.

- Alba ¡Alba! Mírame – Me gritaba Natalia y yo la veía como si estuviera lejos de mi cuerpo y no pudiera hacer nada para reaccionar – Alba por favor, respira, tranquilízate un poco

- ¿Qué me tranquilice? ¿Cómo coño quieres que me calme? - Las lágrimas salían de mis ojos sin control mientras me vestía algo desorientada, todo se me hacía demasiado lento

- Albi, es algo que no queríamos que ocurriese ninguna, que se enterase y menos así – Natalia consiguió que me sentase de nuevo en el sofá, con la mirada perdida pero aun así tratando de asimilar todo y escuchándola

- Natalia ¿Te estás escuchando? Tú y yo no tenemos nada, ningún tipo de relación que justifique hacerle daño así a una persona con la que llevo saliendo dos años. Me siento una puta mierda

- Nos estamos conociendo, no sé, me encanta estar contigo, hace un momento...

- Hace un momento estábamos calientes, deseándonos... eso dura lo que dura Nat, acabo de mandar a la mierda una relación con un chico maravilloso por dejarme enredar por ti y el efecto que provocas en mí – me estaba cabreando por momentos conforme hablaba con ella, para Natalia esto tampoco tenía más importancia, no había dejado su vida tocada definitivamente, no entendía que yo tenía una relación, proyectos de futuro con esa persona, y se estaba yendo todo a la mierda por no haber sabido parar el juego y alejarme de ella – Cuando te canses de mí te largarás, como haces siempre

- Eso no lo sabes – parecía dolida, pero tampoco sonaba firme, ni siquiera ella estaba convencida de sus palabras

- Claro que lo sé ¿Cuál es tu relación más larga Nat? ¿Dos polvos? ¿Tres? - Su mano había estado todo el tiempo apoyada en mi muslo, cuando pronuncié esas palabras lo soltó y yo aproveché para ponerme de pie, parecía dolida, pero mi mundo era un caos en ese momento como para preocuparme en saber cómo se sentía ella – Será mejor que te marches Nat

CAUSA Y EFECTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora