CAUSA Y EFECTO

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Natalia

El ímpetu que me había llevado a hablarle a Alba se había esfumado cuando apareció Julia. Era como si lo que me nacía decir estaba hecho solo para que ella lo escuchase y no me apetecía nada fingir y socializar con ella junto con otras personas, aún no estaba preparada para eso. Escuchar su voz volviendo a llamarme Nat me había provocado una sacudida de energía que ni que se fastidiase la conversación por la presencia de Julia consiguió aminorarla.

Llegamos al sitio que nos había dicho Miki, esa noche al ser sábado no había música en directo sino música de baile, pero el DJ tenía buen gusto. Pronto nos adueñamos de una de las esquinas del bar, cerca de la barra, y empezamos a bailar siguiendo el buen rollo que habíamos traído todos. Alba bailaba con Marta y si seguía mirándola así pronto necesitaría un cubo para recoger mi baba

- Te la vas a comer con la mirada – me dijo María que venía con dos cervezas en la mano, una para ella y otra para mí, esa noche preferí no mezclar

- ¿A quién? – le pregunté para ganar algo de tiempo y recomponerme

- A Alba ¿A quién si no?

- Aquella morena del pelo cortito no está mal – Había una chica morena de pelo corto con un vestido blando enlazado al cuello que no paraba de mirarme desde que había entrado, estaba justo detrás de Alba, así que me había dado cuenta

- Pues yo juraría que estabas mirando a la rubia que está delante pero, tú misma – María me dijo esto dando una palmadita en mi espalda y se fue junto a las demás para unirse al cuerpo de baile

Hacía un rato que me había visto envuelta en varias conversaciones cruzadas con Damion, por un lado, y Miki, por otro. Opté por escabullirme disimuladamente para irme al baño. Cuando regresaba estaba sonando un tema de Nathy Natasha, me gustas, de pronto volvió a mi cabeza aquella noche de reggaeton y desenfreno que pasé con Alba e instintivamente la busqué con la mirada. Allí estaba ella, moviéndose sensualmente con los brazos hacia arriba y contoneando todo su cuerpo. Me habría quedado horas mirándola bailar así si no llega a ser porque lo hacía para Julia, y eso me dio tres patadas en el estómago.

- Estoy fuera fumando – le dije a Miki, y me fui

Ver a Alba bailarle a Julia como lo había hecho conmigo provocó dos reacciones diferentes en mí. Por un lado me sentía la tía más gilipollas del mundo por haber tenido una chica así entre mis brazos y haberla dejado escapar, por otro me sentía como si me hubieran apuñalado en el estómago al verla así con otra persona.

- No sabía que fumabas – era la voz inconfundible de Alba

- Volví a caer otra vez

- ¿Me das uno?

- ¿Tú fumas? – Me sorprendí

- De vez en cuando, me ha dado ganas cuando te he visto

- ¿Entonces no has salido a fumar? – Necesitaba que me confirmase este dato ¿Qué hacía allí? ¿Se iba, había salido a fumar o había salido a verme a mí? Con esas opciones especulaba mi cabeza

- He salido a buscarte

Noté que el corazón se me paraba. Levanté la mirada por primera vez desde que nos habíamos encontrado y la miré a los ojos. Saqué nerviosa el tabaco del bolsillo, le lié un cigarrillo y se lo tendí junto al mechero para que lo encendiese.

- Antes cuando has venido a saludarme has dicho que te alegrabas de que me dieran el trabajo – asentí con la cabeza sin dejar de mirarla – luego ibas a decir que también te alegrabas de algo, pero te ha interrumpido Julia