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Mi relación con Alex se podría definir como tranquila. 

No solíamos discutir apenas, ni cuando estábamos juntos ni durante los meses que hemos pasado separados. Siempre hablábamos las cosas y me tranquilizaba saber que dentro del descontrol al que mi cabeza llevaba todo, analizando las cosas en demasía, el siempre encontraba la simplicidad de las cosas, le quitaba hierro, desmoronaba las ecuaciones a su mínimo posible, como si todo fuese un partido de baloncesto del que salir victoriosa con una buena táctica "A veces es mejor no complicarse" me solía decir "Hay que ir poco a poco, analizar la situación y pensar la solución más sencilla posible, así te evitas complicar las cosas" 

Alex me hacía la vida fácil, y eso me había aliviado desde que le conocí a la hora de llegar a casa y desconectar de la intensidad con la que vivía todo lo relacionado con el arte, que era la parte fundamental del resto de mi vida.

Salimos del piso y apenas tuvimos que caminar los 10 metros que separaba nuestra puerta de la del piso de María, por el pasillo se filtraba algo de música, no demasiado alta, y María abría la puerta en ese preciso instante con dos cervezas bien frías en la mano.

- Espero que ambos bebáis cerveza, me he adelantado y las traigo abiertas

- ¡Claro! - Le contesté divertida mientras nos daba una a cada uno y se acercaba a mí para darme dos besos

- Es un placer Alba, Alex me dijo que vendrías a vivir aquí y tenía ganas de conocerte- me decía poniendo su brazo sobre mis hombros e invitándome a entrar a su piso.

María vivía junto a dos compañeras más, según me había contado. Su piso era algo más grande que el nuestro aunque su distribución era parecida. 

El ambiente allí parecía tranquilo, no era una fiesta descontrolada, la música no estaba demasiado alta y había grupos pequeños dispersos por diversas estancias, hablando y riendo mientras bebían alguna copa.

- Disculpa María, verás... ¡qué vergüenza! Apenas acababa de llegar y no me ha dado tiempo a nada, necesitaría ir al baño

- ¡Claro! - Se reía con una carcajada – Ven que te digo donde es, y no te disculpes por eso Alba, es normal, apenas te he dejado dejar las maletas en casa de Alex y ya estaba tirando de vosotros para venir aquí.

María cogió mi mano, pasamos por delante de la barra americana que separaba la cocina del salón esquivando a un grupo de personas y la seguí a través de un pasillo donde ya no había tanto trasiego que supuse iría hacia las habitaciones y el baño.

- Estáis obstaculizando la entrada al baño y esta pobre se está meando

María decía esto a una pareja que sin ningún pudor se estaba comiendo la boca mientras se metían mano allí mismo, apoyada en la puerta del baño. De repente sus labios se separaron para mirarnos y me quedé en shock al ver que eran dos chicas las que estaban allí, enrollándose.

- Ya nos íbamos María

Una chica altísima y morena se giró hacia nosotras mientras agarraba a la otra chica de la cintura. Sus labios estaban hinchados por los besos de hacía unos segundos y su mirada me escaneaba de arriba abajo mientras contestaba. Luego dejó de hacerlo arrastrando media sonrisa y posando sus ojos sobre María, a la que guiñó un ojo y se perdió con esa chica por una de las habitaciones.

- Esa es Natalia, una de mis compañeras de piso, ya la conocerás en mejores circunstancias, ahora la veo ocupada – me dijo mientras abría la puerta que había junto a nosotras y encendía la luz – y este es el baño, te dejo intimidad.

CAUSA Y EFECTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora