Alba
Tomar conciencia de que Natalia había venido a buscarme hasta la puerta a despedirme provocó una sacudida en mi interior de proporciones cósmicas. Escucharla, tan dulce, pedirme que la acompañase a aquella fiesta porque le apetecía estar conmigo ¡conmigo! hizo que casi me muera allí mismo, en aquel pasillo en el que tantas cosas increíblemente buenas y otras no tanto habían pasado. Volver a escuchar que descarada me lanzaba una ficha tras otra, eso, ya casi me hizo levitar. Aquella noche volví a casa con el corazón acelerado y las bragas encharcadas.
Todo, Natalia ya ocupaba en mi mente absolutamente todo. Se había esparcido por mis conexiones sinápticas, había invadido mis nervios y a través de estos el torrente sanguíneo llegando hasta lo más profundo de mi corazón. Estaba absoluta e irremediablemente enamorada de esa mujer. Me daba igual todo lo que habíamos vivido, lo que había pasado entre nosotras, las lágrimas que por unas cosas u otras había derramado. Tan solo sabía que la amaba, que siempre había sido ella, que no la había olvidado, solo había adormecido su maravilloso recuerdo.
Saber todo eso, lejos de hacerme sentir mal provocó todo lo contrario. Quería estar a su lado, compartir este tiempo con ella y no pensar en nada más, me parecía ya un regalo maravilloso que ella quisiese a su vez compartir su tiempo conmigo. Si lograse verse por una vez con los ojos que yo la miro. Si cuando las cosas estaban tan mal entre nosotras hubiera, por un segundo, sido capaz de ver el amor que solo ella ha sido capaz de despertar en mí, nunca hubiese habido en su ser lugar para la duda que terminó por romperlo todo.
No sabía cómo había afrontado Natalia todo eso, aunque sospechaba que las sesiones con su psicóloga habían podido tener algo que ver. El hecho es que yo sabía de la importancia que habría tenido en otra ocasión que ella desconociese aquella propuesta de trabajo lejos de Madrid, y sin embargo, terminó por venir a mi encuentro, acelerarme el pulso, mojarme las bragas, subirme la autoestima y que saliese de su bloque de pisos con una sonrisa de gilipollas en la cara y ningún tipo de duda acerca de si se encontraba bien.
Aquella mañana me encontraba feliz. Todo me parecía una maravilla. El desayuno, los rayos de sol que inundaban mi salón, procedentes de la terraza, los trazos que esparcía sobre el lienzo nuevo, las risas con mi madre y mi hermana por teléfono... Todo me hacía respirar felicidad porque me sentía plena por primera vez en mucho tiempo. Tenía una cita con Natalia, o un encuentro, o una salida, no sabía ni quería ponerle nombre, pero sabía que iba a verla. No por casualidad, iba a verla porque ella quería verme, y como tal me lo había pedido, y ni el telediario que me acompaño aquel almuerzo consiguió borrar la sonrisa de tonta que llevaba dibujada en la cara.
Decidí que aquella noche se le cayese la mandíbula al suelo cuando me viera, o al menos intentarlo. Era adicta a la forma en que me miraba cuando le gustaba lo que llevaba puesto. Elegí una falda larga de color negro, unida a la parte de arriba por unos enormes aros, parte de arriba que solo constaba de un top de tela suelta que solo cubría mis pechos, cruzado y unido por un nuevo aro que partía desde mi esternón distribuyendo los tirantes hacia mis hombros. El abdomen y la espalda totalmente al aire, necesitaba saber cuánto rato sería capaz de mirarme a los ojos esa noche.
Natalia
El día se me había pasado casi sin darme cuenta. Cuando Alba se marchó me quedé con tal plenitud en el pecho, que lo único que se me ocurrió para no reventar de felicidad por no haber hecho de aquello un mundo y que ella se marchase con una sonrisa, fue salirme al jardín con el portátil y los cascos y pasar allí las horas trabajando, que para mí era un disfrute, hasta que el sueño se apoderó de mí. Dormí tan a gusto que mi relajación tuvo que hacer uso de la alarma con hora tope que había puesto para despertarme y organizarme el día antes de volver a ver a Alba.

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CAUSA Y EFECTO
FanfictionAlba acaba de llegar a Madrid en busca del éxito profesional tras concluir sus estudios en Bellas Artes, en esta nueva aventura no estará sola, su novio la espera deseando completar con ella los planes que habían hecho de vivir al fin juntos. Natali...