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Alba

Había llegado temprano a la galería para buscar en el almacén el material que necesitaría para una primera simulación, quería que cuando Natalia llegase se hiciese una idea real de lo que quería. Esperar que llegase en cualquier momento me ponía nerviosa, sin embargo esos nervios cada vez eran más llevaderos, me gustaba su actitud, no me ponía en aprietos, me hacía sentir cómoda y sin la sensación de que en algún momento me pondría en la tesitura de tener que decidir qué hacer porque empezasen a volar fichas o se pusiese demasiado cerca de mí, me recordaba a la Natalia que había pasado el día conmigo charlando y riéndonos para ganarse una cita por la noche, me pareció que hacía una eternidad de aquello.

Había vuelto a ver a Natalia después de nuestra charla del viernes, aunque no habíamos vuelto a hablar de la cita de hoy en mi trabajo. El sábado habíamos quedado en el Tetris para tomar una copa todos juntos y bailar un rato. No es que compartiéramos mucho tiempo juntas, pero sí que vino a bailar cerca mio de vez en cuando, como lo hacía con cualquiera de nuestros amigos, y aunque eso significaba que era una más para ella, me reconfortó que las cosas estuvieran normalizándose entre nosotras, más aún si pretendía que me ayudase en mi proyecto, de cualquier otra forma hubiera sido muy incómodo. No pude evitar sentirme en tensión cuando una chica empezó a bailar con ella y trataba de tirarle los trastos descaradamente, se mordía el labio, le pasaba las manos por el cuello, se reía ridículamente tratando de apoyar su cabeza sobre el brazo de Natalia, con mucho menos repertorio del que aquella chica había desplegado a Natalia ya le habría faltado tiempo para atraerla hacía sí y liarse con ella, sin embargo no lo hizo. Bailo con ella y le siguió el rollo hasta que vio que iba demasiado lanzada, entonces le dijo algo al oído, se marchó y al rato apareció cerca de donde yo estaba bailando con María e ignorando a la chica que la esperaba, esta al ver la actitud de Natalia se rindió y se fue. La tensión que había sentido se difuminó apareciendo en mí una sonrisa tonta de satisfacción de la que no me sentía orgullosa, pero que no podía evitar.

Cuando llegué del almacén cargada con un par de cajas y dos caballetes me encontré dentro de la sala a Natalia charlando animadamente con Sabela, la recepcionista

- Mira, aquí esta Alba, sabía que debía andar por aquí y no tardaría mucho en llegar – dijo Sabela en voz alta al verme entrar cargada de cosas

- ¿Ya estás aquí? ¿No es temprano para ti?

- ¡Alba! Sabela apenas me conoce, se va a pensar que soy una vaga – dijo bromeando Natalia y a Sabela se le puso una cara de tonta que no le había visto nunca ¿Pero Sabela no era hetero? Lo de Natalia con las tías era muy fuerte

- ¿Cómo voy a pensar eso? - preguntó sabela coqueta – Bueno, me voy a recepción, no dudéis en avisarme si necesitáis algo

- Claro Sabela ... Gracias – Me puse los brazos en jarras y me quedé mirando a Natalia

- Te he traído café – me dijo tendiendo la mano para acercarme un vaso del Starbucks

- ¡Genial! - le dije entusiasmada mientras abría la tapa para olerlo – Mierda, lo siento Nat, es con leche y...

- Es sin lactosa Alba, sé que eres intolerante

- Ahora me caes mucho mejor – bromeé mientras saboreaba el café y le dedicaba una sonrisa que ella respondió achinando los ojos

Natalia

A pesar de que vestía con unos simples vaqueros y un jersey de cuello alto negro me pareció que Alba iba preciosa. Bebía del café que le había llevado soltándolo de vez en cuando para sacar varias cosas de las cajas con las que había entrado, mientras lo hacía, se concentraba sacando un poco la lengua, no podía ser más adorable. Decidí romper el hielo y dejar de examinarla con la mirada, aún no sabía cómo podía ayudarla y por mi me pasaría las horas así, fijándome en cada uno de sus movimientos, pero no había ido para eso y no la quería hacer sentir incómoda

CAUSA Y EFECTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora