CAUSA Y EFECTO

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Natalia

Eran ya las 12:30h y no había ni rastro de Alba. Tampoco llevábamos demasiado allí, pero aquello se acababa de ambientar y no creía que ella hubiese aparecido antes que nosotros. Decidí ir hasta la barra y pedirme algo mientras echaba un vistazo. La fiesta estaba dedicada al Reggaeton, no era mi estilo favorito, de hecho no lo escuchaba nunca, pero debía reconocer que me encantaban las fiestas de ese estilo. Lo pasaba genial perreando con María y Afri, que se transformaban en las reinas de la tarima.

Para cuando conseguí que me sirvieran una copa había pasado ya un buen rato, María y Afri bailaban moviendo sus caderas como si les fuera la vida en ello, a su lado había una chica rubia, llevaba el pelo suelto y ligeramente ondulado, efectivamente era Alba, nunca la había visto con el pelo así, estaba guapísima. Llevaba un mono negro entallado y un escote que se habría en forma de triángulo bajo sus pechos dejando parte de su vientre al aire. De repente noté que me faltaba el aire al verla. Estaba impresionante.

Me acerqué hasta ellas bailando y Alba enseguida centró su atención en mí. Aquello me gustó. Puso una mano sobre mi nuca mientras con la otra se llevaba mi cubata a la boca sin dejar de mirarme y bailar

- No me gusta el ron - sonrió y me devolvió el vaso

- Voy por uno para ti, ahora vuelvo

Alba

Tenía claro que iba a pasar la noche con ella desde que llegamos a la puerta de mi piso y me preguntó muerta de vergüenza si aceptaría su cita. Puede que antes ya me lo plantease, pero no quería aceptarlo a la espera del fallo que me hiciera pensar que lo que estaba haciendo, lo que llevaba pasando las últimas horas era una puta locura. Pero el fallo nunca llegó. Podía estar de acuerdo o no con las respuestas que me daba, pero Natalia había resultado ser sincera. No le importó si me gustaría o no lo que oía, se limitó a decirme lo que pensaba y sentía. Tampoco se pasó la tarde intentando besarme o tonteando descaradamente conmigo a base de sus famosas fichas, ni siquiera nos habíamos besado. Cuando fuimos dirección al piso pensé que igual ahí la iba a cagar, ella y yo, porque igual tenía intención de convencerme para entrar a mi casa y yo sabía que no tendría voluntad para decirle que no si se acercaba demasiado a mí. Sin embargo, en vez de eso, se limitó a cortarse a la hora de preguntarme si saldría con ella esa noche, y yo supe que lo haría, y que igual luego me arrepentía pero esa cita se la había ganado Natalia Lacunza y yo pensaba dedicarle mi noche por entero a ella.

Apareció minutos después con un vodka con naranja entre sus manos y yo sonreí como una tonta al comprobar que se había acordado de lo que bebía. Empezamos a bailar la una para la otra, pareciera que no había nadie más allí. Ni en mil vidas me pude imaginar que Natalia bailaba tan bien. Nos movíamos al ritmo de la música subiendo y bajando nuestro cuerpo al ritmo de las caderas. Natalia me cogió por la cintura acercándome a ella mientras apoyaba su frente en la mía. Su posición algo encorvada hacía mí, ya que era bastante más alta, me facilitó meter una de mis piernas entre las suyas. Poco a poco me abrí paso entre ellas gracias a que Natalia enseguida buscó el contacto conmigo. Empecé a bailar moviendo mi culo más y más en círculos al compás que me marcaban las caderas de Natalia y ella empezó suavemente a frotar su sexo contra mi muslo. ¡Dios! Sentirla así me iba a matar de placer allí mismo. Ella debía estar sintiendo algo parecido porque abandonó mi cintura para irse directamente a mi culo, apretándolo con ganas contra ella y haciendo el contacto entre nosotras más evidente

- Natalia vas muy pasada – oí a Afri que le decía muerta de la risa – le estás sobando todo el culo a Alba

Hicimos caso omiso a los comentarios de África, en realidad hicimos caso omiso a todo lo que no fuéramos nosotras mismas. Habíamos llegado a un punto de calentura y dependencia la una del cuerpo de la otra que ya nos daba igual todo. Estuvimos así un par de canciones más, bailando, tocándonos, respirándonos, sobándonos, rozándonos...