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Natalia

Poco a poco había ido apareciendo gente por casa, exageradamente puntuales, como siempre. Damion, Afri y yo buscábamos sonidos nuevos con la guitarra mientras Miki y Alex se enfrascaron en una conversación sobre baloncesto que los tenía entusiasmados. Ya habíamos cenado algo de pizza y ensalada y con la charla nos habíamos pasado con la cerveza, cuando llegase María y nos viera a todos ambientados se iba a morir de envidia. A Alex comenzó a sonarle el móvil pero con el sonido de la guitarra y la charla que se traía con Miki no se estaba enterando.

- Alex, creo que te está sonando el móvil, te brilla el bolsillo – le dije

- Sí, hostia es Alba – y se fue hacia dentro de la casa para poder hablar con ella

Alba

– Hola bonita ¿Ya estás en casa?

– Sí. Joder Alex ¿qué coño haces? se supone que te vas mañana y en vez de esperarme en casa y que tengamos una cena juntos te vas a casa de las vecinas de cervezas – Se le notaba que iba algo bebido y aproveché eso para hacerme la enfadada y tener una excusa para no ir

– ¿Pero qué dices Alba? Tampoco es tan grave que vengamos aquí un rato, llevo toda la semana preparando la final y me está viniendo bien desfogar un poco antes de irme mañana de viaje

– Ya... - ¿Y ahora qué coño le decía? Si es que tenía razón, pero no pensaba ir para allá – Bueno, pues disfruta, yo pienso quedarme en casa, llevo todo el día por ahí y estoy cansada, no me apetece aguantar a nadie

– No me jodas Alba, se supone que te apetece estar conmigo y te quedas ahí, no entiendo nada, si pretendes que me pire y vaya en busca tuya la llevas clara, estoy harto de seguir tus vaivenes, me voy a quedar aquí y tú haz lo que te dé la gana

- Justo lo que pensaba hacer Alex ¡que te jodan! - Y colgué

Natalia

La tranquilidad del piso durante la cena había pasado a mejor vida. La música subió de volumen invadiéndolo todo, las cervezas fueron sustituidas por el alcohol más duro que iban trayendo el resto de gente que se unía y poco a poco se iban llenando las distintas estancias del piso de grupos diversos que charlaban, bailaban y reían... siempre acababa igual la cosa.

Hacía rato que no reparaba en Alex, me dediqué a organizar las cubetas de hielo y demás que preparamos para los cubatas en el jardín. Cuando lo tenía todo más o menos le busqué con la mirada más que nada para saber si definitivamente después de hablar con ella había conseguido que Alba viniese o ella había conseguido que él se marchase de allí. Vi a lo lejos a Miki algo perjudicado riendo a carcajadas precisamente con Alex

– ¡Ei! Veo que estáis los dos de puta madre - me dirigí hacía ellos

– Cómo me hacía falta esto Natalia – decía Alex recomponiéndose del ataque de risa – gracias por invitarme

– ¿Oye y Alba? Te fuiste a hablar con ella por teléfono y no la he visto entrar – No quería ser tan descarada preguntándole por ella, pero iba lo suficientemente mamado como para esperar que no se diera cuenta

– Alba no va a venir, está mosqueada en el piso

– Hostia ¿Si? Lo siento tío, y yo aquí reteniéndote – intervino Miki

– Noooo paso, no pienso irme aún, además ni siquiera sé porque cojones está tan enfadada, habría sacado más de mí sí al menos hubiera venido a decirme las cosas y no llamándome por teléfono

Alex tenía claro que no se iba a ir de allí en un buen rato, y yo también lo tuve a tenor de lo bien que se lo estaba pasando con Miki y la mierda que ya llevaban los dos encima. Se me pasó por la cabeza ir yo al piso de Alba, pero era una puta locura. María aún no había llegado, el piso se quedaría a merced de gente que ni siquiera vivía allí, y luego estaba la posibilidad de que Alex decidiese volver y me pillara allí ¿Qué coño iba a decirle?

CAUSA Y EFECTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora