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Alba

Llevaba dos días sin saber nada de Natalia y me estaba volviendo loca. Tuve varias veces el impulso de llamarla o mandarle un mensaje, pero la poca dignidad que quedaba de quien era antes de conocer a Natalia me hacía desistir. Lo estaba pasando mal, sin duda, y eso me dolía. Pero no debía olvidarme de mí, y de lo mal que me había hecho sentir delante de todos, pero sobre todo delante de mi madre y mi hermana. La necesitaba, pero también necesitaba que fuese ella la que diese el paso de venir a mí, de disculparse, de hacerme sentir que a ella esto le ha dolido como a mí.

Además de estos sentimientos cada vez me sentía más culpable. Me hacía sentir mal que Natalia hubiese sido despedida por mi culpa, estaba segura que ella no había robado nada, y el único material que ella había usado fuera del trabajo era el que había conseguido para la inauguración, así que una parte importante de la culpa de su despido tenía que ver conmigo. Me desperté más temprano de lo habitual con la intención de pasarme por el Tetris antes de ir a trabajar, necesitaba hablar con Noemí, la mujer que le había dado la oportunidad a Natalia y esposa de su ahora ex jefe, y tratar de explicarle que era imposible que ella hubiese robado nada.

- Adelante

- Hola... Me ha dicho Famous que podía encontrarla aquí

- Pasa... ¿Y tú eres?

- Alba, soy... bueno, conozco bien a Natalia

Estaba sentada en el despacho de aquella mujer, Noemí, y a pesar de que me había llevado allí el firme propósito de defender a Natalia, de pronto no sabía cómo hacerlo o si aquello era tan absurdo como a mí me estaba pareciendo. Ni siquiera sabía qué decir con respecto a nosotras ¿Era mi novia? Mi amiga desde luego no era. Estábamos tan bien y de pronto todo se había ido a la mierda y no sabía cómo había pasado.

- Entiendo

- Verá... lo siento, estoy un poco nerviosa, no sé bien cómo empezar.

- ¿Vienes porque mi marido ha despedido a Natalia? – Aquello fue directo, pero en el fondo lo agradecí, estaba tan perdida que eso me ponía las cosas más fáciles

- Sí, en realidad sí. Natalia no ha robado nada, es... incapaz, ella tomó prestado material con permiso para ayudarme en un proyecto, y lo ha devuelto todo pero ella no...

- Lo sé Alba – me interrumpió pero no me importó ¿Había dicho que lo sabía? - ¿Lo sabes?

- Sí, Manu escuchó a Natalia hablar con Marcos, al parecer ha sido él quien sustrajo material en repetidas ocasiones

- ¿Entonces podrá volver a trabajar?

- No, lo siento. Arnau piensa esto como una advertencia al resto. Natalia no tiene nada que ver pero lo sabemos porque Manu lo escuchó y confiamos en él, y él en ella, muchísimo. Pero los demás saben que sale en un video de seguridad con el otro chico sacando material del almacén y no van a entender que se salten eso a la torera porque a Manu "le caiga bien" – me gesticulaba unas comillas mientras hablaba

- Pero... eso no es justo. Natalia adora su trabajo, no sabes lo buena que es... ella

Hablaba atropellada, con ganas de llorar, me parecía tan injusto todo. Traté de hacer un último alegato a favor de ella a alguien que ni siquiera tenía que ver con la empresa, no al menos en términos profesionales, pero es que necesitaba que al menos ella, que le había dado la oportunidad, que la conocía, que había sido su jefa, entendiera lo que se perdían al prescindir de ella. Natalia no era una "lía cables", no era "una clavijas", Natalia tenía un sentido de la percepción, de la sensibilidad por los sonidos, que con sus manos transformaban la realidad para que sonase mucho más bonita, para que tuviese todo un sentido.

CAUSA Y EFECTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora