CAUSA Y EFECTO

EPÍLOGO

Natalia

No sé en qué momento se me había escurrido el tiempo entre los dedos.

Sin ser muy consciente de cómo había ocurrido estábamos ya en Navidades y yo casi no me había enterado. Llevaba un mes viviendo en Madrid, quedándome de nuevo en casa de mis dos locas favoritas pero sintiéndome como pez fuera del agua cada vez que compartíamos cena María y su Pablo, Julia y su Sabela y... simplemente yo, sin nadie a mí alrededor.

Si algo había conseguido salvar la añoranza era el mes que llevaba casi encerrada en los estudios de grabación preparando temas cuya salida sería inminente tras estas fechas, entonces de nuevo disfrutaría de un tiempo más relajado, sin tanto estrés en el trabajo y tenía claro a qué iba a dedicarlo.

- ¿A qué hora sales para Pamplona Natalia? - me preguntaba Julia, que acababa de despertar y se unía a mí en la cocina, donde tomaba un café

- Pues en cuento termine de desayunar

- En Nochevieja todas juntas ¿eh? Te quiero de vuelta en Madrid

- Qué sí, pesada, me va a costar que mi madre me deje marchar pero aquí estaré

- Tú verás cómo te buscas la vida, pero la rubia se viene con nosotras, así que si te secuestran en Pamplona, eso que te pierdes

- Uf, ni de coña, estoy deseando verla

Llevaba un mes sin salir del estudio prácticamente y aunque mi primera intención era hacer la mayoría de arreglos en los estudios en Londres y usar el puente aéreo más veces de las que podría soportarlo, Alba me convenció de que me dedicase al cien por cien al trabajo sin el estrés de los continuos viajes, por lo que acabé aquí con las otras dos mujeres de mi vida.

A pesar de que hablábamos cada día por teléfono, a ella le había sido imposible escaparse para verme y yo tampoco había insistido demasiado aunque me muriese por verla, no quería que viajase para finalmente dedicarle solo algo de tiempo. Ni siquiera habíamos pasado juntas su cumpleaños, que había sido hacía unos días, y aunque sabía que no había otra opción porque tanto ella como yo estábamos hasta arriba de trabajo, me había entristecido que así fuera.

Le había pedido a Alba que pasase la Navidad conmigo, su familia había ido a visitarla hacía poco, pero a las ganas que tenía de volver a disfrutarla, se unía el cabreo que pilló mi familia al enterarse de la noche a la mañana que había dejado Madrid para irme a vivir a Londres, nada más y nada menos que con mi novia, dato que no conocieron hasta que ya era un hecho.

- Somos tu familia Natalia. Entiendo que siempre has sido muy independiente y que nos hemos acostumbrado a disfrutar de ti a cuenta gotas, pero no me parece justo que seamos los últimos en enterarnos de que te has ido a vivir fuera de España y que además vives con tu novia.

- Mamá – entendía su enfado, pero es que no sabía cómo explicarle que todo esto me había pillado tan de sorpresa como a ellos – Sé que no soy muy dada a hablar de mí, pero te juro que no tenía intención de ocultaros nada, las cosas han sido... complicadas, a mí también me pilló todo por sorpresa y tuve que tomar una decisión

Mi madre, con la que mantenía aquella conversación vía telefónica, dejaba patente su desagrado a base de exagerar sus suspiros y sentenciar su malestar a través de la forma incisiva en la que pronunciaba sus palabras.

- ¿Esto es una prueba de amor o algo así? ¿Te ha puesto contra la espada y la pared? - preguntaba evidenciando su molestia – porque tú siempre has sido una chica muy independiente, te acababas de mudar a Madrid, y no entiendo que de la noche a la mañana lo dejes todo para irte a vivir fuera Natalia.