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Natalia

Noviembre había traído por fin el frío y la lluvia a Madrid. El trabajo había menguado de intensidad, hasta que pasasen las navidades no empezaríamos de nuevo con los conciertos más grandes, estos meses nuestro trabajo se centraba más en salas pequeñas, donde el trabajo era más llevadero pero también más aburrido. La empresa para la que trabajaba no estaba aún al nivel de los grandes eventos que solían organizar las emisoras de radio para esas fechas así que aproveché el tiempo libre y me matriculé en un curso sobre producción musical, no eran estudios oficiales, pero me serviría para ponerme un poco al día si disponía algún día del tiempo y el dinero suficiente para meterme de lleno en ello, era un sueño que no había abandonado.

Llegué a casa empapada, parecía que había salido de una lavadora sin centrifugar. Entré al piso con la idea de ir directa al baño pero por más prisa que traté de darme no pude evitar mojarlo todo a mi paso.

- Natalia – me gritó Julia – mira como lo estás poniendo todo, he terminado de recoger hace un rato

- Lo siento – dije asomando la cabeza por la puerta del baño – mira cómo vengo

- Ya, date una ducha anda, hoy tenemos visita

Me metí en la bañera y disfruté del agua caliente cayendo sobre mi cuerpo, era justo lo que necesitaba. Al salir liada en la toalla me fui hacia la cocina hablándole a Julia

- ¿Quién dices que viene esta noche? – Iba secándome el pelo y casi sin mirar por dónde iba, al quitarme la toalla de la cabeza era Alba la que me miraba con los ojos de sorpresa más grandes que había visto nunca, sorpresa como la que me acababa de llevar yo

- Ho...Hola – me dijo en un carraspeo casi ininteligible

- Hola Alba, pensé que solo estaba Julia aquí

- Ha salido a comprar hielo, yo me he venido antes para ayudaros con el tapeo, esta noche hemos quedado aquí, supongo que es lo que preguntabas a Julia

- Sí, bueno me ha dicho que vendría visita – Alba no dejaba de mirarme de arriba abajo, creía que disimulaba pero la verdad es que estaba resultando bastante obvia, y estaba consiguiendo ponerme nerviosa – ni siquiera me acordaba que era viernes, no sé ni en qué día vivo – le dije lanzándole una sonrisa, era la primera vez que volvía a tener una conversación con ella sin que fuese la reina del hielo conmigo

Se quedó en silencio. Ella no sabía que decir y yo tampoco cómo continuar la conversación. Sacó alguna comida de unas bolsas y se puso a preparar aperitivos como si allí no hubiera nadie más. Sabía que había llegado el momento de marcharme, pero costaba abandonar aquella situación sin comprobar si que hubiese hablado así había sido fruto de la sorpresa o de que poco a poco se iba normalizando la situación entre nosotras. Lejos de lo que ella esperaba, di la vuelta a la barra y entré con ella en la cocina, noté como se tensaba e incluso me dio la sensación que lanzaba un poco la cabeza hacia atrás comprobando si me acercaría a ella. Me fui hacia la nevera y cogí una cerveza

- Me llevo una y me la voy tomando mientras me visto, así me voy haciendo al cuerpo que habrá fiesta – le dije con la cerveza en la mano a un espacio prudencial de ella. Noté que movía la cabeza asintiendo, pero no me contestó - ¿Tienes? Creo que hay un abrebotellas en ese cajón de ahí

- ¿Aquí? – se giró para mirarme, su voz seguía siendo dulce y no fría. Asentí con la cabeza sin querer acercarme a ella, no quería estropear ese momento – Sí, aquí hay uno, toma – y estiró la mano para entregármelo. Tendí la mía y lo cogí, traté de hacerlo lo más asépticamente posible, sin embargo ninguna de las dos pudimos evitar notar el contacto de nuestros dedos. Igual ella ni siquiera lo había notado, pero yo sentía como si una descarga eléctrica se hubiera apoderado de mi abdomen y tuve que girarme e irme para no seguir allí y borrar la distancia que nos separaba

CAUSA Y EFECTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora