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ZOE.
 
 
—Ahi va saliendo el plantel del club River. —Escucho como dice un periodista.

Sin sentido le hice caso a mi papá de salir por el mismo lado que los jugadores y ahora, claramente me estaba arrepintiendo al ver los flashes de las cámaras.
Pasó lo más rápido posible y veo como al principio solo llaman a los futbolistas "estrella" del equipo.

—¡Zoe! Un minutito, por favor —Uno con un micrófono, toca mi brazo y yo me doy vuelta sonriendo, cuándo por dentro estaba puteando a mi papá por la vergüenza que iba a pasar—. Estamos con Zoe para 4Sports, te quería preguntar ¿Cómo calificas al equipo de tu papá?

—Uy, soy muy mala para dar notas pero, en mi opinión últimamente les está yendo muy bien y eso se debe al trabajo de todo el grupo que está muy comprometido —Contesto tratando de no tartamudear en ninguna palabra—. Así que los calificaría con un 7.50.

—¿7.50? —El periodista se asombra ante mi respuesta y ambos nos reímos.

—Si, tampoco hay que agrandarlos, viste.

—Dos preguntas más, Zoe. Sabemos que tu relación con el club River solo es por tu familia —Dice y yo asiento con la cabeza, sabiendo lo que se venía—, Si no sos de River por ellos, ¿Para qué cuadro hinchas?

—Me gusta el fútbol en general —Me río y levanto mis hombros, evitando la incomodidad—. Siempre hay alguno que otro favorito pero me los reservo, por las dudas.

—¿No será el rival de este club, no? —Me pregunta refiriéndose al club Boca y yo sonrío mirando para el costado, viendo como mi hermano Matías venía hasta acá— Notaron tu presencia en los partidos de las juveniles de River, ¿Cómo vienen las inferiores?

—Mejor que ni conteste sobre eso.—Grita por detrás mi hermano y yo niego con la cabeza, riéndome.

—No tengo nada más que decir.—Finalizo más que bien la nota y me voy casi corriendo hasta el estacionamiento.

—¿Y Leo? —Alcanzo a Mati con Teo, mi otro hermano.

—Se fue con la familia rápido y me dijo que te mandé un beso de su parte —Me contesta el más grande, pasa un brazo por mis hombros y me mira pícaro, para joderme—. ¿Qué onda con el rey?

—Ay Matías, dejá de decirle "Rey" a todas las personas.

—También le dicen la anaconda, ¿Por qué será, no?—Pregunta Teo.

—Nene, 13 años tenés solamente como para andar hablando en doble sentido. —Le pego en la nuca.

—Che, che, déjense de pelear.—Llega papá con Ciro, mi hermano más grande.

—¡Yo en el asiento de adelante!—Grito para correr a la camioneta y tener, como siempre, la típica pelea con Matías para ver quién iba cómodo en el asiento del acompañante.

Así era mi vida, una lucha constante con los 4 varones que me rodean: Ciro, Matías, Teo y a pesar de ser chiquito, Gino que tampoco me da descanso.

Era la única hija mujer, lo cuál llevaba sus beneficios y desventajas.
La favorita de papá y mamá pero la muñequita de cristal para Ciro, mi hermano mayor. Todo lo contrario a Teo y Matías, que en casos muy extremos se ponían celosos de mí.

En una familia de jugadores fanaticos del club River y mamá también fanática, yo era la que se apartaba pero le tenía respeto por ser el club que dirigía técnicamente mi papá. Para mí, River era uno más del montón, un club más dónde mi papá era partícipe.

Terminé ganando el lugar en el asiento del acompañante y fuimos escuchando música en el camino.
La luz que desprendía la pantalla de mi celular me sorprende y bajo la mirada para ver el mensaje que me había llegado.

  

Leo.

Te perdí en la salida, me estoy yendo con mi familiaaa! Perdón
—22:50

Me parece que te olvidaste de algo..
—23:12

Mmm de qué?
—23:13

De saludarme, pendejo
—23:15

Ah mira, no era yo el pendiente?
—23:16

Mentira bombón, te debo uno
—23:16

Uno solo?
—23:17

  
—Epa, ¿Y esa sonrisita?—Papá me pregunta mientras nos metiamos al estacionamiento de casa— Ciro, alguien le mandó mensaje...

—¿Quién era?—Mi hermano, el celoso mayor, aparece al instante.

—¡Callate, papá! —Le pego en el brazo y él se ríe.

—Yo sé quién es pero... —Dice Matías haciendo gesto con la mano de que su información requería que le paguen.

—¡Mamá, Zoe tiene novio!—Teo entra gritando a la casa.

—¿¡QUÉ!?

Linda manera de terminar un domingo de cancha.

Mi PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora