Capítulo # 4

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A la mañana siguiente ambos jóvenes se  dirigieron a la calle Diagon a comprar los materiales para su último año, encontrándose con sus amigos allí.

En el grupo de nuevos amigos serpientes para Hermione se encontraba allí, Theo, Blaise, Pansy y Daphne

Y para Draco, Harry, Ron, Ginny y la Ravenclaw Luna.

Blaise como siempre hizo una de sus payasadas...

— Señoras y señores les presentamos a la pareja del año:

Draco Malfoy, Príncipe de la Casa de Slytherins y Hermione Granger, princesa de los leones, Griffindor.

E iba haciendo ruidos extraños con su boca, simulando ovaciones y gritos del "inexistente público" que rondaba en su alocada cabeza.

Todos sus amigos rieron, excepto claro del misántropo Theo Nott que movía la cabeza en señal de desaprobación, él era el serio del grupo, aunque a veces flaqueaba ante la mirada de unos soñadores ojos azul cielo y una cabellera rubia que hoy estaba colgándose en su brazo.

— Theo, mi amor — llamó Luna  por una vez que disfrutes de las locuras de Blaise — no perderás nada, te lo prometo.

— Así es Theo — aseveró Pansy — colocándose estratégicamente a lado del elegido y dedicándole una de sus coquetas miraditas.

Blaise que entendió la indirecta de sus amigos, se coló entre los pelirrojos, pidiendo a gritos con los ojos a Daphne para que se lleve a Ron y él poder conocer mejor a su pelirroja de fuego, como solía llamarla desde antes de la Guerra.

Y así todos en pareja terminaron de hacer sus compras.

— Trooper, Trooper — llamó Draco — a su elfo.

— ¿El amo llamó a Trooper? — preguntó el elfo  ¿En qué puedo servirlo?

— ¡Por favor! — pidió Hermione está vez —  llévate nuestros materiales a la mansión.

El elfo miró emocionado a la castaña, porque le había dicho, por favor, a pesar que Narcisa y Draco, no lo maltrataban, tampoco pedían las cosas con tanta ternura, cómo lo hacía Herms.

Una vez que desapareció el elfo. Draco jalo a su novia y le dio un tierno beso en los labios.

Al poco rato oyeron unos pifidos provenientes del moreno, que se encontraba arrimado a la puerta de Olivanders.

— ¿Qué te pasa Blaise? — preguntó Draco — y esos ruiditos tan extraños.

— Es que ustedes se besan delante de un mendigo — aseveró el moreno  y uno acá solo sirve para guardaespaldas y señaló al interior de la tienda, en donde se encontraba Ginny Weasley, destrozando media tienda, hasta encontrar la varita indicada.

A los pocos minutos salió con una bonita varita de cedro tallada con elegantes florecitas, núcleo de dragón de 15 cms.  Y entró Blaise a la tienda, para pagar por ella. Ya que era su regalo de reconciliación.

— Apresurate Blaise — pidió Draco ya los demás nos esperan en la Heladería.

Ya sabes cómo se pone Hermione, cuando no puede disfrutar de sus conos de chocolate.

— Como la leona que es por supuesto — replicó Blaise muy alegre — recibiendo una mirada asesina de parte de Draco.

— Ya tranquilo — dijo Blaise  ¡No te enojes!

— Entonces no me hagas enojar — replicó Draco con una mueca de fastidio.

— Ey ustedes — gritó Ron — dejen de pelear  — mientras caminaba detrás de ellos, cogido de las manos con Daphne.

Ginny, Luna y Hermione que ya estaban degustando sus helados en la tienda se reían cómplices y cuchicheaban entre ellas muy alegres por su nuevo descubrimiento.

Ron abrió una silla para que Daphne se sentará ante la mirada atónita de los varones del grupo.

— ¡Epa Zanahorio! — gritó Draco — no te conocía esos dones de cazanova.

— ¡No soy cazanova! — replicó Ron  con la cara tan roja como su pelo — solo sé tratar bien a una princesa.

Daphne ante la declaración de Ron, se sonrojo y para disimular bajo la cabeza y se acomodó el cabello ya que le quemaban hasta las orejas.

Ginny se le acercó muy despacio y le dijo — si te gusta mi hermano, acéptalo sin temor.

El puede ser tosco a veces, pero es muy bueno y te defenderá con su vida.

Daphne asíntio tímidamente. Su educación como sangre pura, no le había permitido expresar abiertamente sus sentimientos y aceptó sin complicaciones el contrato matrimonial con Theo, a pesar que solo lo quería cómo a un hermano.

Pero ahora que su progenitor habría muerto, pudo romper ese contrato y sentirse libre al fin, a pesar de las negativas de su madre.

Que insistía en que esos contratos debían cumplirse, a como de lugar. Sin embargo, ella se mantuvo en su negativa, hasta que consiguió que Theo lo rompiera. Muertos sus padres, ya nada de eso importaba. Solo su felicidad.

Y ellos deseaban tanto amar a quienes quisieran y esperaban ser correspondidos.

Pero para felicidad de Theo, Luna fue más abierta al expresar sus sentimientos hacia él y lo demostró con creces, cuando lo defendió del ataque de un mortifago cobarde que quiso matarlo, mientras el castaño estaba de espaldas.

Y ahora era Daphne, quién disfrutaba de las atenciones de su Zanahorio, cómo todos sus amigos lo llamaban.

La Bitácora De Un Embarazo Mágico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora