Capítulo # 8

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Cuando Hermione y Draco encontraron a Los Granger, los llevaron a su casa en Londres Muggle.

Hechizaron su chimenea que se encontraba en el salón de la casa, para poder llegar con polvos Flu. Así Herms podía visitarlos cuando quisiera.

Henry y Jean Granger estaban en la cocina lavando y secando los platos del desayuno

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Henry y Jean Granger estaban en la cocina lavando y secando los platos del desayuno.

Cómo vivían solos, se ayudaban en los quehaceres domésticos, mientras Jean preparaba los alimentos. Henry lavaba los platos o botaba la basura.

Luego se sentaban en el sofá del estudio, para ver las noticias o compartían la lectura de un buen libro.

Esta era su rutina en esos días de vacaciones obligadas, que su hija Hermione les pidió tomar, para que descansen y buscarles un nuevo local para su consultorio dental.

Henry aún estaba molesto con su hija, porque no vivía con ellos, sino con su novio y sin casarse.

Temía que el "mago teñido" como él lo llamaba, se burlara de su castañita.

— ¿Jean? — Henry preguntó ¿No ha venido Hermione a visitarnos? ¿No te ha llamado?

— Sí — mintió Jean — que ya conocía lo celoso que era su marido.

— ¿Y cuando viene ah? — preguntó Henry ¿o es que el "mago teñido" no la deja salir? — no será que la tiene encerrada en sus mazmorras a mi pobre hija.

Jean se rió por lo bajo por los comentarios de su marido.

— Henry moderate, ¡por favor! — pidió Jean y no lo llames así — Draco es rubio natural.

— Que va mujer — discutió Henry — ese color de cabello no existe, Draco es un mago arrogante y vanidoso  ¿Qué quieres apostar que se tiñe el cabello?

En ese momento la chimenea se activo y aparecieron Draco, Hermione y Narcisa sin que ellos se dieran cuenta.

— ¿Quién se tiñe el cabello? — preguntó Draco entrando al salón.

Henry que no había reconocido la voz del rubio respondió con voz monótona — el mago teñido, que es novio de mi hija ¡pues, quién más!

Draco se puso más rojo que el cabello de los Weasley, y respiro profundamente para evitar decir algún improperio.

— ¡Papá! — gritó Hermione enojada — ya te he dicho que Draco es rubio natural  ¡Por favor no lo molestes.

Narcisa miraba la escena en silencio, siendo guiada con la mano por Jean, para que tomará asiento.

Hermione se acercó a su madre y le dio un beso en la cabeza.

— ¿Y para mí no hay beso? — preguntó Henry con un puchero — no nos visitas y de paso me retas, porque me burló del raro cabello de tu novio.

— Sí, papá perdóname — Hermione aseveró — acercándose a su padre para abrazarlo.

Draco observaba la escena en silencio, pero hacia muecas y gestos por el descaro de su suegro.

Narcisa lo miraba y con los ojos le decía que mejor no diga nada.

Hermione se sentó junto con Draco, en el sofá corto, que estaba frente a su padre.

— ¿Y bien? — preguntó Henry sin pelos en la lengua  ¿a que debo el honor de su visita? Señalando a Draco y a su madre con la mirada.

Draco carraspeo y respiró profundamente.

El motivo de nuestra visita es para comunicarle que... El rubio tragó saliva ... Y dijo rápidamente... <<Hermione está embarazada>>

— ¿Qué? — Henry preguntó — Repitelo más despacio que no entendí.

Draco respiró nuevamente y dijo — Hermione está embarazada.

— ¿Que has dicho tú, mago teñido? — gritó Henry enojado — se levantó y abriendo una puerta invisible que estaba a lado de la biblioteca, saco una escopeta y se plantó frente al rubio para darle un tiro.

Draco se sorprendió tanto que se le cayó la varita. Y no atinaba que hacer.

Narcisa fue más rápida y con un hechizo verbal dijo — ¡petrificus totalis!

Henry quedó petrificado con la escopeta en la mano, pero sus ojos despedían fuego por la furia que sentía.

— ¡Papá, por favor! — pidió Hermione — te voy a quitar el hechizo, pero debes prometerme que escucharás lo que Draco tiene que decirte.

Henry parpadeó dos veces en señal de aceptación. Y al sentirse liberado bajo el arma y la coloco a un lado de su asiento.

— ¡Bien, te escuchó! — le dijo a Draco.

Draco dobló su rodilla delante de Hermione y sacando la cajita de terciopelo, se la dio a ella y le preguntó — Hermione Jean Granger ¿Quieres casarte conmigo?

Hermione brincó emocionada y gritó — Sí, Sí, Sí si quiero ser tu esposa Draco.

— ¡Te amo! — Draco dijo y la besó.

Henry miraba la escena aliviado. —¿Y para cuándo es la boda? — Preguntó curioso.

Porque esa barriguita va a crecer y todos nuestros amigos  preguntarán porque no se han casado. Y no me gustaría dar explicaciones.

— ¿Qué les parece en un mes? — preguntó Narcisa emocionada.

— Si quieren nosotras nos encargamos de todo — dijo Jean también emocionada.

Henry meditó las palabras de ambas mujeres. Y movió  la cabeza en señal de aceptación.

La Bitácora De Un Embarazo Mágico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora