Capítulo # 7

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A la mañana siguiente Draco se despertó temprano y salió a correr alrededor de la mansión.

Dejando a Hermione dormida. Pero al poco rato la castaña empezó a moverse ya que sentía el frío de su ausencia y abrió los ojos.

Hermione miraba la gran habitación blanca, el ventanal estaba abierto y sus cortinas se sacudían por la fuerza del viento.

Se sentó y al girar la cabeza notó que estaba sola y suspiró.

Se levantó y entró al tocador para bañarse y alistarse para bajar a desayunar.

A los 10 minutos ya estaba lista y sentada en la coqueta que Draco compró para ella, se estaba peinando su indomable cabellera con pociones alisadoras, regalo de su nueva amiga Pansy.

Cuando sintió un dedo travieso que acariciaba el lóbulo de su oreja, bajando por su cuello.

Hermione alzó la cabeza y Draco se agachó a su altura para darle un casto beso.

— Buenos días, mi amor — saludó Draco ¿cómo amaneció mi leona favorita?.

— Bien, gracias — respondió Hermione con un puchero, pero me dejaste sola.

— No lo hice de maldad — Draco aseguró con arrogancia, solo salí a correr — ya sabes para mantener en buen estado este cuerpo, que te vuelve loca.

Hermione cerró los ojos, moviendo su cabeza de un lado al otro y suspiró.

— Espera me, por favor — pidió Draco — no demoró mucho para bajar a desayunar juntos.

Hermione asíntio.

De repente se escucho un ¡¡Plop!! que asustó a ambos jóvenes, saliendo Draco desnudo del baño, con una toalla en la cintura.

Trooper vestido de cocinero y lleno de harina dijo — Ama Narcisa está en la cocina preparando panqueques — mando a Trooper a buscar al amo Draco y a usted para que bajaran a desayunar.

Draco se toco la cabeza con ambas manos, y tomó su varita, secándose y cambiándose con magia, para bajar junto con su novia, y salvar a los elfos de los experimentos de su madre.

Luego de la muerte de Lucius, Narcisa empezó a tomar cursos de cocina gourmet y postres.

Situación que no molestaba a Draco, pero si a los elfos que estaban acostumbrados a servir a sus amos.

Situación que no molestaba a Draco, pero si a los elfos que estaban acostumbrados a servir a sus amos

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Al bajar a la cocina se sorprendieron al encontrar todo limpio. Salvo por los elfos que estaban parados en fila india y con los ojos llorosos.

— ¡Mamá, por favor! — dijo Draco — ya te he dicho que no debes preparar el desayuno todas las mañanas.

Deja que los elfos lo hagan, ese es su trabajo.

— Pero si ellos preparan almuerzo y cena — refutó Narcisa haciendo puchero como niña pequeña — yo solo quiero ser útil.

— Y eres útil mamá — Draco respondió — solo hazlo de vez en cuando — o se van a ir ¿Quieres eso?

— ¡Noooo! — gritó Narcisa — si ellos de van, ¿Quién limpiará?... ¡La mansión es muy grande!

— ¿Entonces, mamá? — preguntó Draco cansado ¿Dejarás que ellos se encarguen de todo?

— Sí, está bien — suspiró Narcisa.

Hermione miraba al uno y al otro, así que para relajar el ambiente, conjuro dos jarras, una con chocolate líquido, otra con miel y una fuente de fresas y moras.

Sirvió tres platos con panqueques, jugo de naranja y sentándose en un taburete alto se sentó a desayunar.

Luego miro a Draco y con un gesto de la mano lo invitó a sentarse.

Narcisa lo hizo también, mientras observaba maravillada lo bien que Hermione había decorado todo.

Definitivamente su nuera era la indicada para su dragón. La prudencia era su don.

Una vez que terminaron de desayunar, Hermione se giró hacia Narcisa y le dijo — ¿Quiere acompañarnos a la casa de mis padres?

— Claro que sí, hija — respondió Narcisa emocionada, será un placer conocer a mis consuegros.

— ¡Gracias Mamá! — Draco agradeció — así Henry no lo mataría...

Se paró frente a la escalera y conjuro — accio anillo.

Tan pronto el anillo apareció en su mano, lo guardo en su chaqueta, para que Hermione no lo viera.


La Bitácora De Un Embarazo Mágico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora