Capitulo 59: Enferma mentirosa

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     Pov Beatriz:

     Tras hablar con Nat me puse a pensar en una buena escusa para cuando se fueran ellas, que tuvieran una coartada. Tras mucho pensar me vino a la mente una idea.

     Alexa - ¿Dónde están Susan y Nat?

     - Han ido a la farmacia ha comprar aspirinas.

     Kendall - ¿Te has puesto mala?

     - Si, tengo fiebre.

     Alexa - Voy a prepararte el desayuno - Una vez que se fue Alexa me tumbaron en el sofá tapada con una manta y James se acercó.

     James - Se que no estás mala.

     - ¿Cómo?

     James - Os escuché hablar.

     - Oh, lo siento.

     Carlos - Toma el termómetro, a ver si tienes fiebre - Carlos me metió el termómetro en la boca y yo miré a James buscando alguna ayuda.

     James - Carlos ¿por qué no le traes a Bea un vaso de zumo?

     - Por favor - Cuando Carlos se levantó James cogió el termómetro y lo calentó con un mechero - ¿De qué tienes tu un mechero?

     James - Es una larga historia - Cuando James vio que Carlos venía me metió el termómetro y yo me acordé de toda su familia porque quemaba.

     Carlos - Tienes treinta y nueve. Ni se te ocurra moverte - Carlos se volvió a ir y vino Kendall con una toalla mojada en agua fría y me la puso en la frente.

     Kendall - Ya verás como así estarás bien.

     - Eso espero, sino, me tiro por el balcón.

     James - No y te pondrás peor, ya lo verás - ¿Dónde se abrían metido Susan y Nat? Para ser una rueda de reconocimiento estaban tardando demasiado, esperaba que no hubiese pasado nada.

     James - Oye Bea ¿no crees que tenemos una charla pendiente?

     - Ya lo se James, pero con todo lo que ha pasado no puedo pensar con claridad.

     James - ¿Y cuándo vamos a hablar?

     - Espero que pronto, pero como comprenderás ahora mismo lo que me preocupa es Susan y mi casa - Empecé a estornudar y a encontrarme mal de verdad.

     Logan - Ay, que esta mala.

     - Logan sin cachondeo ¡eh!

     Logan - ¿Dónde esta la niña pequeñita? - Cogí un cojín que voló hasta la cabeza de Logan. Cuando él me lo devolvió entraron Nat y Susan. Dios, que cara traía Susan.

     - ¡Nat! ¿Has traído las aspirinas?

     Nat - Oh, no. No quedaban, lo siento.

El amor puede ser verdaderoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora