La familia Squalor y el hombre con verruga

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Hola soy yo, Beatrice otra vez, en esta ocasión vengo a contaros como el Conde Omar se encuentra con lo que parece ser una familia funcional, el se encuentra buscando a la familia Squalor que había venido a San Francisco después de los hechos del hotel Denouement.

-Hola disculpe estoy buscando a... -comenta el Omar para que este comenzará a olvidar el nombre por lo tanto este comienza a ver su mano donde tenía el nombre de Esmé Squalor y el de Carmelita.

-Esmé Squalor y a la pequeña Carmelita Spats– fue lo que dice después de ver una de sus manos.

-Oh si, la familia Squalor está en la siguiente cuadra, es una bella casa de color rosado– comenta la persona que fue consultada.

-Muchas gracias mí estimado– Omar camina a paso ligero para llegar a la casa de la familia Squalor.

Este al llegar a la casa color rosada este se le queda mirando con mucha atención.

-Mucho color rosa, lo detesto– respiraba hondo para que comenzará a dar pequeños pasos tratando de evitar algunas partes de la entrada que tenían púas.

En el interior de la casa

-Mami tengo miedo– decía Carmelita Spats quien se acercaba a Esmé con temor.

-¿Qué sucede mi pequeña?– comenta Esmé quien comenzaba a acariciar la bella cara de su hija.

-Está aquí– por su voz se notaba que Carmelita estaba con mucho miedo.

-¿Quién hija? -.

- Conde Olaf-.

-¿Qué? –en ese momento ella se dirige a la ventana encontrándose como Omar estaba evitando las púas para que esta comenzará a enfadarse.

-Mami tengo miedo– vuelve a reiterar la pequeña niña de dieciséis años quien comenzaba a abrazar a su madre adoptiva.

-Tranquila yo resolveré esto de una vez por todas– en ese minuto Omar llegaba a la puerta, cuando quería tocar Esmé le abre para mirarlo de mala manera.

-Pasa– fue lo que le propuso a Omar para que este pasará adentro de aquella casa color rosado por fuera, al entrar este malvado personaje Esmé cierra de un portazo la puerta para que este se volteará del susto.

-¿Qué es lo que quieres Olaf?– Esmé comenzaba a cruzarse de brazos.

Una persona venía bajando con rapidez por el portazo que había dado la mujer, era un hombre vestido de mayordomo que tenía en sus manos un plumero.

-¿Todo bien señora?– el hombre se veía cansado por haber llegado a la planta baja donde se encontraban las tres personas, este hombre tenía una verruga en su rostro.

-Sí, está todo bien puedes volver al trabajo– comenta Esmé para que aquel hombre asintiera y se fuera corriendo escaleras arriba -Ahora te vuelvo a repetir, ¿Qué es lo que quieres Olaf?–.

-Oh, yo no soy Olaf– ante estas palabras Esmé y Carmelita quien también estaba presente mientras abrazaba a su madre adoptiva, comenzaban a reír.

Carmelita se separaba del abrazo para después ir con Omar y darle una patada en la pierna haciendo que este comenzara a quejarse mientras mantenía su pierna levantada mientras se sobaba mientras seguía con el otro pie apoyado en el suelo.

-No sé que les haya hecho mi hermano gemelo Olaf, pero yo no soy él– ante estas palabras Esmé y Carmelita dejaban de reírse para mirarlo seriamente.

-¿Cómo que no eres como tu hermano gemelo Olaf?– esto dejaba completamente sorprendida a Esmé ante la declaración de aquel sujeto que estaba frente a ellos.

-Soy el Conde Omar, el hermano gemelo del Conde Olaf– le responde este hombre haciendo una reverencia hacía Esmé.

-Está bien vamos a creer que estás diciendo la verdad y ¿qué es lo que quieres?– fue lo comentado por la niña quien se cruzaba de brazos.

-Quiero hacer vengar la muerte de mi hermano Olaf, se que le ocurrió algo en la isla de la V.F.D por que cuando estaba persiguiendo a un niño rico que se escapo con su padre, me encontré con los hermanos Baudelaire con ellos– ante aquella respuesta del conde Omar, Esmé junto a su hija adoptiva se miraban una a la otra sorprendidas ante lo que había declarado aquel hombre– veo que ya conocían a los hermanos Baudelaire, bueno por algo vengo a darles una visita supe que se vinieron a San Francisco gracias a mis maestros, ¿quieren acompañarme en esta travesía?–.

-¿Por qué iríamos contigo?– Esmé colocaba sus manos en la cintura en forma de no estar tan confiada de este hombre.

-¿Quieren vengarse de los Baudelaire y conseguir una maravillosa fortuna?– en este momento Omar se encontraba viendo lo maravilloso que era la mansión por dentro.

-¿De cuánto estamos hablando?– hablo sorprendida la mujer que vestía a la moda.

-La fortuna de los Baudelaire, los zafiros Quagmire y algo que les va a dejar sorprendidas– Omar emanaba una radiante sonrisa de oreja a oreja.

-Ya dilo, odio el suspenso– Carmelita no estaba preparada para que hubiera momentos de suspenso o misterios odiaba esos momentos.

-Hay niña el suspenso es lo mejor que hay pero bueno la sorpresa de las que les estoy hablando es que ese niño que estoy persiguiendo tiene en su poder lingotes de oro y será suyo para cuando tenga sus dieciocho años, la cantidad de lingotes de oro es 574- esto dejaba sorprendida tanto a madre como a hija que volvían a mirarse.

-¿Quieres decir que estamos frente a nuestra venganza verdadera y finalmente obtendremos lo que merecemos?– ante las palabras de Esmé, Omar solo asiente.

-¡Mayordomo!– esto fue gritado por Carmelita que ahora era de apellido Squalor por haber sido adoptada legalmente por la mujer.

En ese momento el mayordomo con verruga en el rostro volvía a bajar corriendo las escaleras tropezando en el último escalón cayendo al suelo para que este se levantará por su cuenta, en su mano ahora tenía un sopapo.

-¿Sucede algo señorita Carmelita?– fue lo que pregunta este simpático personaje.

-Arregla nuestras cosas y las tuyas saldremos de la ciudad– comenta Esmé Squalor.

-A sus ordenes señora– comenta el mayordomo para luego subir las escaleras nuevamente pero esta vez iba subiendo despacio.

-Bueno cuéntame sobre ese niño– comenta Esmé con una sonrisa maléfica –primero que nada pasa adelante y toma asiento, mientras nuestro mayordomo arregla nuestras cosas.

Omar asiente para pasar a la sala de estar, al sentarse en el sofá pone al día a la mujer y a la niña para que tengan una idea de cómo se llamaba aquel muchacho, como es físicamente y que fue lo que le hizo a su familia.

-Matar a su familia fue una estupenda idea Omar– fue lo que comenta con total asombro Esmé –así dejar huérfano al niño y poder tomar posesión de sus lingotes de oro–.

-Esa fue mi idea desde el principio Esmé desde que me enteré que esa familia eran ricos decidí investigar cuáles eran sus fortunas, en cuanto supe que eran los lingotes de oro sabía que mi meta era tener esa fortuna y que los padres no sobrevivieran pero la mala suerte que tuve que el padre logro escapar con su hijo, pero claro ahora este hombre está muerto de forma definitiva–.

-Está todo listo señora– comenta el mayordomo teniendo todas las maletas abajo.

-Muy bien pongámonos en movimiento, ellos se han ido a Vancouver– comenta Omar.

Ambos se dirigieron al auto robado por Omar que estaba a lo lejos, durante el camino todos ellos se pusieron al tanto de lo que fue de su vida y de como Esmé se volvió madre adoptiva de Carmelita Spats.

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