Navegación submarina a ninguna parte

80 5 0
                                    

Horas antes en el interior del submarino

- ¿Vamos a dejar morir a Omar? ¿Vamos a dejar que ese chico se salga con la suya?– Carmelita veía a los dos mayores que estaban con ellas para que estos no le diera importancia, ella se sentía ofendida ante aquello.

-Déjalo morir Carmelita así deshacemos de un peso de encima– Su madre estaba festejando en ese momento.

-No se ustedes pero yo iré a salvarlo– Carmelita comienza a ir a la salida del submarino.

-¡Carmelita ven aquí! –Carmelita ignoraba el grito de su madre -¡Es una orden! –en ese preciso instante ella salía del submarino para ver que a su lado estaba la pistola.

Ella solo toma la pistola para apuntar a Alexander, pero ella lo que no quería era dispararle tan rápido solo que sus manos resbalaron y jalo del gatillo, el disparo se escucho por todo el lugar dejando a Carmelita sorprendida cuando Alexander se veía que tenía un disparo en el pecho. Omar le daba una patada para que este se alejara de él y este cae en el agua.

-Yo, no –comentaba Carmelita comenzando a temblar por lo que había hecho

El mundo de Omar comenzaba a dar vueltas de carnero, siendo el hombre más fuerte, se había dejado golpear por un indefenso huérfano, sin duda este al escuchar el disparo queda sorprendido al ver a la niña fuera del submarino con la pistola en la mano.

-Muy bien carmelita –Omar se acerca a Carmelita y le arrebata con cuidado la pistola –ahora éntrate en el submarino –

Carmelita asintió para entrar en el submarino, ella estaba en shock por lo que ella misma había provocado, la muerte de Alexander, sin duda ella no quería saber nada mas de pistolas desde este preciso instante.

Carmelita se quedaba parada en plena entrada justo cuando Omar se sube al submarino.

-Carmelita quítate que estorbas mi bajada– Carmelita se quita de en medio de la bajada de este hombre para que este tomara a Carmelita y la llevará a la cabina de comando.

-Niña estúpida vez lo que acabas de hacer– en cuanto su madre los ve llegar a la cabina, esta se acerca a su hija para darle una cachetada –no sé en qué pensabas hija, me decepcionas– Esmé camina a la ventana para ver si hay alguna señal de ese chico.

-Jefe déjeme curarlo– comenta el hombre con verruga en el rostro mientras le pasaba algodón con alcohol en la cara mientras Omar comenzaba a quejarse para quitar la mano de este hombre cada vez que este le trataba de limpiar.

-Hombre déjame me encanta estar así– Omar insistía en que dejará de limpiarle las heridas.

-Pero jefe si hago eso, su rostro se va a infectar– comenta el hombre con verruga para volver a pasarle el algodón con alcohol en la cara del conde.

- ¡Maldita sea!– Omar vuelve a exclamar –lo tenía en la mira, pero bueno ahora que Alexander está muerto, podre obtener finalmente su fortuna– intentaba reírse pero las heridas no le dejaban.

-¿Estas idiota Omar?– Pregunta Esmé mirándolo de pies a cabeza para luego darle un zape –lo necesitábamos vivo para obtener su fortuna, no había que matarlo– Esmé enojada veía a su hija adoptiva decepcionada.

-Maldita sea –golpea el tablero de comando.

- ¿Si no se hacía algo Omar iba a morir que mas quisiese que hiciera?– Carmelita estaba en llanto mirando a Carmelita.

-Pudiste haber dejado que este hombre idiota muriera, no valía la pena tenerlo con nosotros– ante las palabras de Esmé el hombre se levanta ya estando mejor pero aún faltaba que el hombre terminara de tocar su rostro para sanarle las heridas.

- ¿Cómo te atreves a decir eso enfrente de mí? Este es mi submarino –Omar estaba frente a frente a Esmé.

-Para tu información tus maestros habían dejado una nota toma– ella sacaba de una gaveta de la cabina del submarino una nota para entregárselo a Omar.

-Estimada Esmé, este submarino te pertenece a ti y a tu familia, si algo hace nuestro pupilo lo hechas por la borda– Omar estaba enojado al terminar la nota que este comienza a hacer trizas en miles de pedazos –Haber déjenme decirles una cosa ustedes están siguiendo mis pasos, yo soy el que está al mando de esta misión, sino yo mismo los saco a patadas del submarino ¿no es así hombre con verruga?– el hombre con verruga solo veía a Omar para que este se acercara a Esmé.

-Muy bien entonces ustedes tres se quedan fuera de la misión yo mismo iré en su búsqueda–.

-Haz lo que te he dicho si Omar perdía la cabeza –comenta Esmé al hombre con verruga en el rostro.

Omar era ingresado a uno de los calabozos del submarino para que el hombre con verruga en el rostro comenzara a hablar.

-La jefa me ha dicho que cuando la respetes y estés mejor de la cabeza te vamos a sacar– el hombre con verruga en el rostro cerraba la puerta dejando adentro a Omar.

-Maldita seas Esmé– comenta Omar golpeando la puerta repetidas veces –me traicionan en el mejor momento de gloria que tenia– Omar se sienta en el catre del calabozo para luego ver a su alrededor para ver qué era lo que había – ¡maldita sea!– vuelve a exclamar Omar al ver que no tenía nada para poder hacer un plan de escape

Sin duda el Conde Omar no tenía escapatoria alguna de ese calabozo, ni pensaba esperar a que alguien lo viniera a rescatar porque la historia no es así, no es la historia de un secuestro, no es la historia de un rescate, la historia va sobre los eventos desafortunados que ha de ocurrir alrededor de la vida de los hermanos Baudelaire, de los trillizos Quagmire y de la misteriosa muerte de Alexander. 

Mas eventos desafortunadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora