Funeral del Sr. Poe

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La esposa del señor Poe se les acercaba a nuestro grupo de nueve, para que esta diera una mirada de tristeza.

-Es bueno oír que ustedes no han sido los asesinos de mi esposo que en paz descanse, ¿no les gustaría quedarse al funeral?–.

-No queremos ser un peso demás en ese lugar, de seguro nos miren en menos señora Poe– Klaus decía con tristeza.

-Es lo que mi esposo hubiera querido, que los hermanos Baudelaire estuvieran en su funeral y me gustaría que dijeran algo, también él hablaba muchas cosas maravillosas de ti Alexander, me gustaría que también dijeras algo– comenta la señora Poe, ante esto último aquel chico se sorprende para asentir con tristeza.

-¿Cuándo es el funeral Sra. Poe?– Violet había preguntado con total tristeza.

-Es hoy mismo está próximo a empezar deberíamos irnos a la iglesia– comenta la Sra. Poe mientras comenzaba a caminar seguido de nosotros.

Sin duda los hermanos Baudelaire y Alexander estaban con mucha tristeza por la ausencia del señor Poe, mientras que los demás solo lo conocían apenas unos minutos y ya parecían tenerle mucho cariño.

-¿Pero qué sucede si esa gente nos comienza a decir asesinos?– comenta de pronto Alexander dejando sorprendida a la esposa del señor Poe.

-Me las arreglaré– fue lo que le responde la señora Poe –miren ya hemos llegado– la señora Poe comienza a subir las escaleras de la iglesia seguido por todos.

Todos entran en la iglesia, ellos se comenzaban a acercarse a los asientos de la iglesia mientras las personas presentes los miraban con mucho odio.

-¡Váyanse de aquí asesinos!– grito una señora que estaba en uno de los asientos.

-¡Sí! No merecen vivir– comentaba un hombre de repente.

-¡Asesinos!– Hablo otra mujer que se levantaba del asiento.

-¡ellos son los culpables de matar al señor Poe como es que usted los trae a su funeral!– grito un hombre también levantándose.

-¡Haber cállense de una maldita vez!– grito Alexander con tristeza y con dolor sabiendo que estas personas mencionaba al señor Poe –nosotros no somos los asesinos– comenta Alexander.

-¡Claro que sí! ¡Yo mismo los vi!– fue lo que grito esta vez el hombre que menciono al señor Poe.

-Usted vio solo cuando estaba tirado en el suelo, ¿acaso usted vio que alguno de nosotros tuviéramos en la mano la pistola de arpones? No, así que mejor quédese callado de una puta vez y siéntese, si alguien dice otra cosa os juro por dios que los denuncio, esto tiene que acabar aquí y ahora, ustedes no saben por lo que los hermanos Baudelaire han pasado ni por lo que han pasado los trillizos, ni lo que he vivido yo– hasta este momento Alexander estaba con ojos llorosos– he vivido mucha mierda estos últimos años, perdí a mis padres, a mi hermanastro pequeño, a mi padrino todos en un incendio causado por un vil personaje– ante estas palabras de aquel chico estaba dejando a todos sorprendidos y callados hasta el punto en que Alexander rompió en llanto, yo como estaba en sus brazos comencé a pasar mis brazos alrededor de él para darle un abrazo, yo odiaba verlo así, sin duda ese abrazo lo estaba calmando al igual que Violet tomaba la mano de su novio.

-¿Ven lo que acaban de hacer? ¿Ven lo que acaban de provocar? Debería darles vergüenza– ante estas palabras de Klaus las dos personas que se habían parado se sentaban ante aquel incomodo momento para quedarse callados.

-Bueno ¿comenzamos con el funeral?– comenta el sacerdote que estaba en el altar viendo aquel alboroto.

-Sí padre puede comenzar– comenta Alexander para sentarse en el banco.

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