San Francisco otra vez

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El grupo del conde Omar se dirigía nuevamente a la ciudad de origen donde los habían encontrado, sinceramente el volver a la ciudad no solo incomodo, sino que también sentían que algo no estaba bien.

-¿Estás seguro en que quieres confiar en el Sr. Anderson Omar?- Esmé estaba cruzada de brazos mientras el hombre idéntico a su hermano gemelo conducía.

-Siempre he confiado en su palabra, se notaba por su voz que no estaba mintiendo, así que de seguro que esos niños se encuentran en San Francisco o quizás en Maryland, aunque nuestro viaje a Maryland durara dos días-.

-Lo sé son como aproximado unas cuarenta y dos horas- fue lo dicho por la mujer quien aún estaba asombrada y a la vez no confiando en la palabra del Sr. Anderson.

-No te preocupes sé lo que estoy haciendo- La voz de aquel conde era de sinceridad mientras manejaba el auto.

-¿Cuánto falta?- Carmelita estaba desesperada por llegar a San Francisco.

-Nos quedan unas diez horas más o menos -comenta el conde quien estaba viendo el reloj del auto robado -¿Hay alguna emergencia?- Conde Omar miraba a Carmelita por el espejo retrovisor del coche para ver que esta adolescente estaba agitada.

-Necesito ir al baño- Carmelita le urgía ir al baño en estos momentos, en ese preciso momento Omar ve el cartel del área de servicio.

-Está bien ya estamos llegando a una estación de servicio así debes aguantarte unos minutos estamos llegando- Omar entra en la intersección donde se iba a la estación de servicio para hacer una breve parada.

Omar al estacionar el auto en uno de los estacionamientos del lugar, Carmelita sale corriendo en dirección al baño, mientras tanto Esmé se dirige al restaurante que estaba en ese pequeña área de descanso, ella compra unas cosas para comer mientras Carmelita aún seguía en el baño.

-Qué alivio- comenta Carmelita al salir del cuarto del inodoro para lavarse las manos, comienza a pensar si realmente tenía que confiar en el hermano gemelo de Olaf después de que este último mencionado la tratara mal durante la búsqueda de los hermanos Baudelaire, recordando que este hombre era una persona completamente diferente deja pensar en ello y se seguía lavando las manos con agua y jabón. Después esta se acerca a uno de las tres maquinas de aire acondicionado para pasar su mano para que esta máquina comenzará a hacer ruido, Carmelita se secaba las manos mientras veía por la ventana de aquel baño como su madre adoptiva llegaba al auto mientras Omar estaba dando una siesta mientras esperaba.

Carmelita sale del baño en dirección al auto, Omar despierta de su pequeña siesta por el golpeteo de la puerta por parte de Carmelita quien ya había llegado al auto para que el grupo siguiera rumbo a San Francisco. Solo hacía falta el hombre con verruga en el rostro que estaba tomando agua en el la fuente de agua que estaba cerca del restaurante.

El hombre con verruga en el rostro fue interrumpido por el claxon del auto, su cara se mojaba de agua por haber sentido aquel claxon, aquel hombre se dirige al auto mientras se secaba la cara con la camiseta.

-¿Por qué demorabas tanto?- Esmé estaba furiosa cuando llegaba aquel hombre con verruga en el rostro sabía que no era el momento de hacer enojar a su jefa por lo que este coloca cara de tristeza.

-Lo lamento jefa, solo que tenía mucha sed- fue lo dicho por este hombre con verruga al entrar al auto justo en el momento en que Omar encendía el motor.

-Está bien, pero cambia esa cara que nosotros no nos colocamos tristes ante estas situaciones somos los malos, debemos conseguir la fortuna Baudelaire, lingotes Rockefeller y los zafiros Quagmire-.

-¿Me pueden explicar quienes son los Quagmire? -comento extrañado el hombre con verruga al escuchar aquel apellido que era nuevo para él.

-Son unos trillizos huérfanos que tienen de herencia zafiros, ¿me imagino que sabes lo que es un zafiro?- Omar se quedaba viendo al hombre con verruga por el espejo retrovisor.

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