Especial Navidad (2/3)

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Pequeña aclaración, en este capítulo la manifestación de los quirks es a partir de los seis años.

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La emoción se sentía en el hogar de los Bakugou, un pequeño rubio de cinco años corría por todas partes, asegurándose de que todo estuviera perfecto para las visitas, era la primera vez que celebrarían la navidad todos juntos y no podía esperar para darle su regalo a Midoriya.

Mitsuki estaba terminando con los preparativos de la cena, mientras se reía de la forma en que Kats iba por todas partes moviendo los adornos, siendo seguido por Masaru, que volvía a colocar todo en su lugar.

Ambos discutían para ver quien tenía razón, aunque su disputa se basaba en "Porque yo lo digo" de parte de su hijo y su esposo que trataba de resistirse a los enormes rubíes de su pequeño, dándole extensas explicaciones que el niño ignoraba por completo.

Y finalmente cuando el castaño se distraía, Katsuki colocaba todo como se le diera la gana.

-Katsu, ¿Ya envolviste el regalo de Midoriya? -Cuestionó la única mujer de la casa, sabiendo que con lo emocionado que estaba su retoño, era probable que se le hubiera olvidado lo más importante.

El menor de los Bakugou soltó un chillido y subió corriendo hacia su habitación, sacando de debajo de la cama la caja que contenía una figura de acción de All Might, hace unas semanas la habían visto a través de la televisión y sabía que ese era el regalo perfecto para su pecoso amigo, por lo que con todos sus ahorros se la había comprado.

Valió la pena dejar de comprar sus dulces favoritos solo para juntar el dinero y obtener aquella figura.

Sacó el papel de regalo de color azul con pequeños arbolitos verdes y lo colocó sobre su escritorio, depositando la caja encima, se cruzo de brazos e imaginó en su mente el plan que tenía que ejecutar. Fue en busca de cinta adhesiva y comenzó con su difícil tarea.

Algunos minutos después regresó a la sala de estar junto a sus padres, con su regalo entre sus brazos, luciendo con orgullo como la había logrado envolver, demostrando que nada era imposible para Bakugou Katsuki.

Sin darse cuenta que las esquinas de la caja no estaban cubiertas y había cinta en exceso, pero para su infantil mente, su paquete estaba en perfectas condiciones, por lo que los adultos no le dijeron nada, al contrario, lo felicitaron por hacerlo solito.

Su rojiza mirada estaba fija en el reloj, siguiendo las manecillas, tratando de recordar como es que funcionaba ese aparato, calculando si ya faltaba poco para la llegada de su amigo. Justo cuando estaba a punto de preguntarle por quinta vez a su padre, la puerta principal del hogar fue tocada con suavidad.

Corrió con emoción por el pasillo y abrió la puerta con rapidez, encontrándose de cara con el peliverde, que tenía una nerviosa sonrisa en su rostro y lo miraba con timidez.

-¡Izu! Gritó el rubio, lanzándose a abrazar a su mejor amigo, provocando que ambos casi cayeran al piso, pero eso pareció no importarles- Tía Inko- Saludó a la mayor de forma respetuosa, sin quitar la sonrisa de su rostro.

Se separaron luego de unos segundos y guió a los peliverdes dentro de su hogar, mostrándoles con orgullo como había decorado todo a su gusto. Hasta que llegaron a la sala de estar y los adultos se juntaron para saludarse y conversar sus temas aburridos.

Los niños se miraron entre sí y solo eso basto para saber que es lo que deseaban en ese momento, así que aprovechando la distracción de los mayores, cada uno se acercó hacía donde estaba su regalo y lo cogieron silenciosamente, corriendo escaleras arriba al cumplir con su misión.

Cerraron la puerta del rubio con seguro y se sentaron sobre su cama, soltando pequeñas risas por la travesura que acababan de cometer, sabían que seguramente serían regañados por impacientes, pero valdría completamente la pena.

- ¿Quién lo abre primero? -Cuestionó el pecoso con dudas, sintiéndose ansioso por la posible reacción de su amigo.

-Al mismo tiempo- Contestó con seguridad el de ojos rubí- ¿Listo? 1, 2... y 3- Habló con lentitud, sintiendo la emoción recorrer su pequeño cuerpo.

Cuándo la cuenta regresiva acabo, ambos rasgaron el envoltorio al mismo tiempo, observando sus regalos con los ojos brillantes, quedándose de piedra al darse cuenta de lo que había sucedido.

Midoriya fue el primero en comenzar a reírse, seguido de inmediato por su mejor amigo. Ambos se conocían tanto que habían pensado de la misma forma, ahora cada uno tenía su propia figura de All Might.

-Gracias Kacchan, eres el mejor- Dijo el peliverde con una suave sonrisa en su rostro, sintiéndose contento de tener un amigo tan genial.

Pero de un momento a otro su expresión decayó, recordando como su padre le había prometido que le compraría figuras de All Might para la navidad, aunque todo eso se acabo el día que aquel hombre decidió abandonarlos e irse de la casa sin decir nada.

-Kacchan... ¿Vas a estar siempre a mi lado? -Cuestionó con miedo, no quería perder a su único amigo, la única persona que le sacaba sonrisas cuando estaba triste.

-¡Por supuesto que sí, Izu! -Respondió el rubio casi con indignación, pero notando como el peliverde ya no se veía tan feliz- Tengo una idea- Habló pensativo, bajándose de la cama, yendo a buscar algo entre sus pertenencias.

Rebusco entre los cajones de su escritorio y los bolsillos de su uniforme, no fue hasta que abrió su mochila que encontró el plumón de color negro, regresando junto a su amigo, extendiéndole el objeto. Tomó su propia figura de All Might y se la extendió al pecoso.

-Tienes que escribirle tu nombre y yo escribiré el mío en la tuya, y mientras ambos tengamos la figura, estaremos juntos- Comentó con una enorme sonrisa, orgulloso de su brillante idea.

Midoriya se tomo su tiempo para procesar las palabras de su amigo, y cuando finalmente logro comprender sus intenciones, sus ojos se iluminaron con felicidad, asintiendo múltiples veces.

Destapó el plumón y sostuvo cuidadosamente la figura que pertenecía al rubio, escribiendo en uno de sus pies con la letra lo más clara posible "Izu". Entregándole después los objetos al otro infante, dejando que este hiciera su mismo procedimiento, solo que escribiendo "Kacchan".

Ambos se quedaron admirando lo que habían hecho, sintiendo un calor agradable en sus pechos, sabiendo que cuidarían las figuras con su vida si era necesario, porque en el momento en que la punta del plumón hizo contacto con el platico, adquirió un nuevo valor para ellos.

Ya no era solo la representación de All Might, sino que se convirtió en la personificación de su amistad.

El objeto más valioso que tenían ambos.

Algunos minutos después volvieron a la sala de estar, recibiendo un regaño de sus progenitoras, pero ni eso logro borrarles las sonrisas del rostro.

Eran solo dos niños inocentes, que creían en la veracidad de su promesa.

Sin imaginar que todo podía derrumbarse en cuestión de meses y su relación jamás volvería a ser la misma.

Bakugou Pasivo •One Shots•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora