Kacchako

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Ochako caminaba por los largos pasillos de su castillo, sus pasos resonaban por las altas murallas y los gritos se escuchaban de fondo.

Por una de las tantas ventanas pudo ver a más de veinte enemigos, las caras de terror eran un dulce placer para ella.

Y en medio de todos esos traidores, pudo ver a su mejor hombre.

Katsuki, hijo de los herreros del pueblo. Con el cabello más rubio que alguna vez vio, señal de que fue bendecido por los dioses con inteligencia y fuerza sobrenatural. Un chico de fuerte temperamento, pero que no tenía comparación con ningún otro y que jamás la iba a traicionar.

Uraraka le había prometido la cabeza del Rey Midoriya si la seguía.

Uno a uno fueron decapitados los traidores, con cortes lentos, haciéndoles gritar de dolor y atemorizando aún más a los otros.

Las suplicas, el llanto y la desesperación llenaban el patio del reino, algunos soldados tenían que desviar la mirada ante tanta crueldad, mientras que Katsuki solo se reía.

Ochako sintió sus mejillas sonrojarse ante tal escena, el rubio se veía demasiado atractivo cubierto de la sangre de los traidores.

Finalmente la castaña llegó a la sala principal y se sentó en su trono, aún esperaba noticias sobre el avance del Rey Midoriya. Denki no debería tardar tanto en volver.

Antes de que la falta de paciencia arruinara su día, las grandes puertas de madera fueron abiertas con brusquedad.

Los guardias que la protegían se pusieron alertas, más al ver quién era, se apresuraron en abandonar el lugar.

-¡Katsuki! -Exclamó la chica.

-Hemos capturado otro grupo, están siendo traidos al castillo por Kirishima- La sonrisa de satisfacción no pasó desapercibida.

-Muy bien Katsuki, estoy muy contenta con tus resultados- La Reina se levantó y camino hacía el guerrero- Sabía que no me decepcionarias.

La pequeña mano acarició con delicadeza la mejilla llena de sangre.

-Denki fue capturado- Antes de que la castaña se alterara, Bakugou la tomó por la cintura- Pero alcanzó a mandarnos lo que necesitábamos, en la madrugada partiremos al reino de Deku y haremos que el fuego arda. Reduciremos todo a cenizas y los destruiremos como ellos te destruyeron a ti- Sentenció el joven.

-Eso espero- Susurró la Reina, sintiendo que por fin podría estar en paz y vengar la muerte de sus padres.

-Te traeré su cabeza y luego te tomaré como mi esposa- Habló con seguridad al rubio, abrazando a Uraraka con fuerza.

-Quiero verte intentándolo- Lo desafío y junto sus labios con fuerza.

La Reina fue acorralada contra el trono y su cuerpo nuevamente fue acariciado por las experimentadas manos.

Su corazón y su espíritu se entregaron en bandeja de plata al guerrero, dándole la posibilidad de destruirla, confiando en que jamás lo haría.

Bakugou Katsuki se transformó en el salvador que necesitaba para vengarse de aquéllos que la humillaron y no pensaba dejarlo ir.

Tal vez fuera amor o necesidad, no lo sabía con certeza, pero tampoco le importaba mucho.

Porque el rubio sería su guerrero por hoy y siempre.

Bakugou Pasivo •One Shots•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora