IidaBaku

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¡Hola mi gente bella! ¿Ya faltaba un IidaBaku, no creen?

Para todos los que lo pidieron, disfruten de esta hermosa pareja <3

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Bakugou estaba acostado en la cama de Kirishima, burlándose de Kaminari y Sero al ver lo malo que eran en los juegos de zombies, además de reírse de los gritos asustados del pelirrojo.

Todo esto mientras Mina grababa con su celular, lista para mandarselo todo a Kyoka, que tuvo que irse temprano a la casa de sus padres.

Su celular sonó, alertandolo de la llegada de un nuevo mensaje y luego de unos segundos se movió de su cómoda posición para ver que era.

Ve al pasillo, te tengo una sorpresa

Una sonrisa de enamorado se dibujo en su rostro, se despidió levemente de sus idiotas y abandonó la habitación de su mejor amigo.

Unos metros más allá estaba su serio novio, esperándolo con un ramo de rosas y una sonrisa encantadora.

-Caballero, su cena lo está esperando- Dijo de manera avergonzada el pelinegro.

Bakugou se río por lo bajo y tomó la mano que le era ofrecida, dejándose guiar por el presidente, mirando con fascinación las flores.

Se sorprendió al notar que estaban yendo rumbo a la azotea, normalmente Iida le daba el discurso de que no era correcto ir a esos lugares.

Pero al parecer eso le importó tres hectáreas de verga en esos momentos, por que el chico sacó las llaves de su bolsillo y abrió la puerta como si nada.

La fría brisa de la noche sacudió sus cabellos y mando escalofríos a todo su cuerpo.

Y lo que vio lo conmovió profundamente.

En el centro de la azotea estaba una mesa, decorada elegantemente y con la comida esperándolos.

Un poco más allá había un colchón rodeado de muchas mantas y cojines, junto a sus chocolates favoritos.

-¿Por qué...? -Cuestionó Bakugou, sin poder creer todo lo que había armado Iida en tan poco tiempo.

-Sé que hace una semana peleaste con tu madre y te he notado un poco decaído por eso, ella preparó nuestra cena como forma de disculparse- Explicó el megane.

Los ojos de Katsuki se llenaron de lágrimas, sintiéndose afortunado de tener una persona tan atenta y que realmente lo amaba.

-No tenías que haberte molestado- Dijo el rubio, tratando de mantener un poco de su orgullo.

-Suki... eres mi mundo, no soporto verte triste, menos si puedo hacer algo para solucionarlo- Relató el moreno, acariciando suavemente sus mejillas.

-Te amo- Susurró el menor, sintiéndose conmovido.

Jamás alguien se había esforzado tanto por hacerlo feliz, procurando que siempre estuviera bien, cómodo y satisfecho.

Joder... estaba tan coladito por el presidente, que ya no podía imaginar su vida sin él.

Tenya guió a su novio hasta la mesa, dónde se encargo de servirle de todo, consintiendolo totalmente.

¿Qué si cumplía todos los caprichos del rubio? Por supuesto que lo hacía, Bakugou se merecía el cielo y Tenya estaba dispuesto a dárselo.

Comieron en tranquilidad, hablando de su día, de las cosas graciosas que le habían pasado en la semana y de sus exámenes finales. Compartiendo sus sueños y metas, después de todo cada vez estaban más cerca de la graduación.

La mesa fue dejada en el olvidó y se trasladaron al colchon recostandose a observar las estrellas.

Katsuki disfrutaba de estar así, siendo solamente ellos, disfrutando de ser jóvenes, olvidándose momentáneamente de los peligros que enfrentaban todos los días.

Donde podía sostener la mano de su novio con fuerza y escucharlo hablar por horas de la historia de las costelaciones.

-Tenya- Interrumpió el relato de su pareja- Cuando nos graduemos, vivamos juntos, en un apartamento solo para los dos- Pidió.

Sus ojos brillaban con amor, reflejando miles de estrellas en ellos e Iida volvió a enamorarse nuevamente.

-Por supuesto, ese siempre fue mi plan- Contó el mayor- Tu y yo en nuestra casita, con un perro o un gato, los viernes en la tarde viendo esas películas de guerra que tanto te gustan. O discutiendo porque quieres seguir comprando esos horribles chocolates con picante, despertando juntos todas las mañanas- Ya podía imaginarselo.

Sus corazones latían con rapidez de solo imaginarse un futuro juntos.

-Sería perfecto- Suspiró Bakugou.

Se recostó en el pecho de su novio, dejándose acurrucar por los fuertes brazos, disfrutando de las caricias en su espalda.

- ¿Podemos quedarnos así para siempre? -Cuestionó un risueño Katsuki.

Permitiéndose actuar libremente, sin miedo a ser juzgado o tratado como débil, porque en los ojos de Iida no había nada más que amor.

-Lamentablemente no- Respondió el pelinegro- Pero podemos inmortalizar este momento- Murmuró- Y cada vez que veas las estrellas, te acordarás de nosotros.

Tenya se colocó sobre su novio, mirándolo con devoción, grabando cada pequeño detalle del rubio en su mente. En sus más preciados recuerdos.

-Oh señor presidente, enseñeme a no olvidarlo- Contestó Bakugou, entendiendo lo que quería decir su pareja.

Sus labios se juntaron con delicadeza, sus manos acariciaron la piel del contrario y sus almas se juntaron en una sola nuevamente.

Frente a las estrellas se juraron lealtad y amor eterno, soñando un futuro juntos, donde puedan demostrarse su cariño sin barreras.

Porque su amor era infinito, como las estrellas.

Bakugou Pasivo •One Shots•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora