KiriBaku

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La música hacía retumbar las paredes de lo fuerte que estaba, el olor a marihuana podía sentirse en toda la casa y las risas y gritos eran lo que reinaban en el lugar.

Había más de cincuenta personas en aquel hogar, bailando, bebiendo o vomitando en algún rincón, eran apenas la una de la mañana y los adolescentes tenían toda una noche por delante para seguir divirtiéndose.

Todoroki bailaba en el medio de la pista, bajo los efectos de todo lo que había fumado, dejándose llevar por los cuerpos que se movían a su alrededor, tocando a las chicas que se le pusieran por delante, sin distinguir rostro alguno.

Sus amigos estaban en el mismo estado, todos bajos los efectos de la marihuana, totalmente perdidos en su mundo, sin recordar cómo se llamaban o en dónde estaban, lo único que importaba en esos momentos era divertirse.

Cosa que Shoto tenía demasiado claro, ya que no le importaba que tenía una novia, seguía besándose con desconocidos como si no hubiera un mañana.

Por otra parte, en el tejado de la casa, yacía una chica recostada tranquilamente., con sus rubios cabellos esparcidos por la madera y entre sus rosados labios un cigarro, observando las estrellas con fascinación.

El frío de la noche se apegaba a su piel y el humo se lo llevaba el viento, lejos de todo ese bullicioso ambiente.

Ruidos de pisadas se oyeron cerca del techo, por lo cual la rubia levantó su cabeza, solo para ver unos rojizos cabellos aparecer y una hermosa sonrisa que la dejó deslumbrada.

Kirishima caminó lentamente hacía su mejor amiga, recostándose a su lado para observar el cielo.

-Todoroki esta totalmente perdido- Comentó la chica de dientes afilados.

-Déjalo que disfrute, por una noche no tenemos que fingir que somos novios, que haga lo que quiera- Respondío la rubia de manera desinteresada.

Su ceño se frunció al recordar como es que sus padres insistían en que tenían que ser una pareja por el bien de sus empresas, al menos Todoroki no era como Enji y estaba en desacuerdo con ese pensamiento tan absurdo.

Durante el día actuaban como enamorados, pero cuando caía la noche y nadie los vigilaba, finalmente podían ser libres.

-Detesto que tus padres te obliguen a estar con él- Murmuró la más alta, desviando su mirada.

Por minutos ninguna dijo nada, Kirishima porque se sentía avergonzada de ser tan egoísta y Bakugou porque no encontraba las palabras perfectas.

La pelirroja se sorprendió al sentir la suave mano de su amiga y sonrió al ver sus dedos entrelazados en un suave agarre.

-Sabes que si me lo pides puedo mandar todo a la mierda- Aclaró la de ojos rubíes.

Eiji miró a su mejor amiga, viendo como sus rubios cabellos caían por su fino rostro, como sus ojos reflejaban las cientos de estrellas, sus largas pestañas, las pequeñas pecas que adornaban sus mejillas y esos rosados labios que moría por besar.

Bakugou Katsuki era la chica más hermosa que conocía y se sentía verdaderamente afortunada de poder estar a su lado.

-Aun no estoy lista para eso- Contestó con inseguridad.

Amaba a Kats con su vida, pero no estaba segura de poder aguantar la mirada de decepción de sus padres, cómo las personas que conocía la dejarían de lado y sus familiares la tratarían como si estuviera enferma.

Amaba a Kats, pero quería seguir teniendo una vida normal, quería caminar sin que todos susurraran a su espaldas o los profesores bajaran sus notas solo por su orientación sexual.

Bakugou Pasivo •One Shots•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora