TodoBaku

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-Me niego- Dijo el rubio de forma tajante, mientras cortaba las zanahorias para la comida.

-Pero Katsuki, mi padre ha cambiado y tú lo sabes más que nadie, por favor... solo dale una oportunidad- Suplicó el héroe bicolor a su explosivo esposo.

-Bien, si tanto quiere conocerlo, será en mi casa y bajo mis reglas- Dictó el rubio, apuntando a su hombre con el cuchillo- Hace solo una cosa que no me gusté y se va de mi casa, no pondre la seguridad de mi bebé en riesgo, Shoto- Le gruño.

El bicolor se acercó hasta donde estaba su esposo y lo abrazó con fuerza.

-Lo sé, Katsuki. Yo tampoco dejare que dañe a nuestro bebé, ni a ti, ustedes son mi familia y los protegere de todos- Juro el más alto.

-Solo... no quiero que nada malo pase, nos ha costado tanto llegar hasta aquí- Confesó, con lágrimas acumulandose en sus ojos.

Luego del parto de su hijo se había quedado muy sentimental, el médico había explicado que era gracias al lazo que se habia creado entre él y su cachorro. Y que luego del primer año sería menos notorio.

-No podría olvidarlo jamás, Kats. Casi los pierdo a los dos... joder, estaba tan asustado de que algo saliera mal- Confesó el héroe.

El llanto de su bebé rompió la triste atmósfera que se había creado.

-Termina de cortar las zanahorias, yo ire a ver a Kouta- Dijo el rubio, limpiándose de forma disimulada los ojos.

Le dio un pequeño beso a su esposo y fue hasta la sala de estar, donde su amado hijo lloraba suavemente al sentirse solo.

Lo tomó con delicadeza y lo acurruco contra su pecho, logrando que dejara de llorar de inmediato.

Se sentó en el sofá y observó con amor a su primer hijo.

Sus cabellos rubios y alborotados, con algunos mechones rojos, característicos de los portadores del fuego. Los ojos rubíes, grandes y brillantes, esos que tantos se parecían a los suyos y que hicieron llorar a su vieja cuando los vio.

-Tranquilo mi amor, estoy aquí contigo- Le habló suavemente a su pequeño- Siempre estare contigo, no importa lo que suceda- Susurró con tristeza, besando la suave manito.

Y su hijo solo reía suavemente, sin tener idea del peligro que sufrío hace menos de tres meses.

Aún había noches donde Katsuki despertaba llorando, soñaba que le arrancaban a su bebé, que no alcanzaba a llegar al hospital... estuvo a punto de perder a su hijo y eso jamás podría olvidarlo.

-Mi pequeño Kouta- Las lágrimas corrían por sus mejillas- Mamá te protegera de todo- Prometió.

Su corazón se estrujo de amor, cuando su hijo intento limpiar sus lágrimas de forma torpe.

Sintió los brazos de su querido Shoto rodearlo y pronto el bicolor estuvo sentado a su lado.

-Tengo miedo- Confesó el rubio- Siento que me despertare en el hospital y me diran que perdí a mi bebé, siento que todo esto es un puto sueño- Dijo con la voz temblorosa.

-Mírame Katsuki- Tomó suavemente las mejillas del Omega- Kouta esta bien, esta aquí entre tus brazos, preocupado porque ve a su madre llorar. Se que aún te duele, pero tenemos que ser fuertes por nuestro cachorro- Trató de calmar.

-Te amo- Susurró el rubio- Gracias por estar a mi lado Shoto, no se que haría sin ti- Acomodó su cabeza contra el hombro de su esposo y acaricio la mejillita de su bebé.

-Te equivocas, Kats... fuiste tú el que me devolvió las ganas de vivir, tú me diste una razón para sonreír, es por ti que hoy estoy vivo... tú me diste la familia que siempre quise- Murmuró cariñosamente, antes de besar la frente de su pareja.

Bakugou Pasivo •One Shots•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora