IidaBaku

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Katsuki Bakugou era la chica más agresiva y con pocos modales que Iida haya conocido.

Le parecía que se comportaba muy poco femenina para ser una señorita y que siempre estuviera maldiciendo hacía que la chica perdiera sus encantos.

Porque sí, la joven podrá ser un dolor de cabeza y una astilla en su concepto de moralidad, pero Tenya no era ciego.

Katsuki poseía unos grandes pechos, que si bien no rivalizaban con los de Momo, a opinión de todos se veían mucho más suaves.

Cosa que fue confirmada por Kirishima, quién al ser el mejor amigo de la chica poseía ciertos privilegios que los alumnos de la UA envidiaban.

Y uno de estos era que en invierno la joven buscaba constantemente la cercanía del teñido, sentándose en su escritorio, dejando que Eijiro se abrazara a su cuerpo.

Cosa que el pelopincho amaba, ya que la rubia inconscientemente hacía que recostara su cabeza sobre los suaves pechos, que aún escondidos bajo la ropa, se sentían como el paraíso.

Tenya procuparaba llegar especialmente temprano los días de invierno, para evitar que esta conducta poco prudente sucediese frente a sus ojos.

Un día la chica estaba sola, con las mejillas y la nariz rojas por el frío y temblaba levemente, ya que ese día Kirishima habia faltado por un resfrío.

E Iida como el caballero que era, se acercó a la rubia y coloco su chaqueta sobre los pequeños hombros.

La chica lo miro por largos segundos, con el ceño totalmente fruncido. Hasta que se relajo considerablemente y le brindo una pequeña sonrisa, para luego susurrarle un gracias y apegarse a la prenda en busca de calor.

Si Midoriya vio las mejillas sonrojadas de su amigo cuando volvió junto a ellos, prefirio no decir nada. No se iba a arriesgar a un discurso de media hora sobre lo mal que estaba decir ese tipo de cosas.

Esa misma tarde la chica se aparecio por su dormitorio, usando un poleron enorme que se veía demasiado masculino para ser de ella y la chaqueta entre sus manos.

Y si el megane olió la prenda no podían culparlo, él solo estaba comprobando que estuviera limpia. Y si se quedo asi por varios segundos, inhalando el olor a cerezas de la chica, fue solo para asegurarse que su chaqueta estuviera realmente limpia.

Tenya llego temprano al día siguiente, como siempre, más su sorpresa fue grande al ver a la chica explosiva en pijama y sentada sobre el escritorio que le pertenecía a él.

Estaba a punto de pedirle que se quitara de su pupitre porque eso era una falta de respeto. Cuando se percato de las mejillas sonrojadas y la rara mueca que estaba haciendo la rubia.

-Yo... quería agradecerte lo de la chaqueta, no tenías porque hacerlo... así que gracias... Tenya- Murmuro la muchacha, extendiendole una bolsita roja.

Luego de unos segundos el moreno fue capaz de reaccionar y se apresuró en agarrar lo que su compañera le ofrecía.

Katsuki se dirigió hacía la salida e Iida se quedo observando la bolsita, por el delicioso olor a vainilla y canela que desprendía supo de inmediato que se trataba de galletas recién horneadas.

Rapidamente levantó la cabeza al sentir los pasos apresurados volviendo hacia su lugar.

La chica lo tomó bruscamente por la corbata y lo jaló hacia abajo, dejando un pequeño beso en la comisura de sus labios.

-Me levante temprano para hacer esas mierdas, así que más te vale que las comas todas- Grito con su usual humor, para luego irse corriendo.

Tenya se quedo en su lugar por varios segundos, tocando la zona dónde la rubia habia depositado sus labios y luego miro la bolsa de galletas.

Se sentó en su banco y se dispuso a comer su regalo.

Luego le preguntaría a Midoriya por la extraña sensación en su estómago, ahora solo queria probar las hermosas galletas que le había dado la chica que lo volvía loco.

Bakugou Pasivo •One Shots•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora