AiBaku

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Las tupidas pestañas comenzaron a moverse lentamente, los primeros rayos de sol le daban directamente en el rostro.

Bakugou se estiró como un gato, alejando toda la pereza de su cuerpo y buscó el cuerpo de su esposo.

Colocó un puchero y abrió los ojos, encontrándose totalmente solo en la habitación.

Buscó a tientas en el suelo, hasta que encontró la camisa de su pelinegro en el suelo.

Se la colocó, sonriendo al sentir el fuerte y delicioso olor masculino. Se abrocho algunos botones, tratando de cubrir un poco su desnudo cuerpo.

Fue de inmediato al baño, se cepillo los dientes y lavó su rostro, se observó en el espejo y quedo preocupado al notar como se empezaban a apreciar pequeñas arrugas en las esquinas de sus ojos.

Con un suspiro, salió de la habitación, directo hacía la cocina, desde dónde se sentía un delicioso olor a frutas y panqueques.

Observó a su querido esposo terminando de preparar los platos y se acercó silenciosamente hasta él.

-Buenos días- Susurró cariñosamente, dejando un pequeño beso en el hombro desnudo.

-Hola Katsuki- El mayor se dio la vuelta y abrazo a su rubio por la cintura- Te ves radiante esta mañana- Adulo con dulzura.

El menor sonrió ante las palabras y se colocó de puntitas, para alcanzar los resecos labios del héroe retirado.

Las ásperas manos del pelinegro se posaron en los suaves muslos y levantaron el cuerpo más pequeño, sentandolo sobre la isla y colocándose entre las blancas piernas.

Katsuki acaricio suavemente la cicatriz que adornaba el rostro y se río suavemente cuando la barba le hizo cosquillas en su lampiña piel.

-Shouta- Jadeo suavemente, al sentir las mordidas y succiones en su cuello.

-Abre más las piernas- Ordenó Eraserhead.

El ex Bakugou obedeció de inmediato, sintiendo como la semi erección se pegaba a su trasero.

-Los niños llegarán en cualquier momento- Murmuró el menor, al ver como su esposo desabotonaba la camisa.

-Eri llamó hace un rato, ella y Kazuo vendrán a la hora de almuerzo- Aclaró el de ojos secos.

-Pero- Intentó seguir el rubio, más un fuerte nalgada lo detuvo de inmediato, logrando sacarle un fuerte gemido.

-Guarda silencio Katsuki, serás un buen esposo y abriras tus lindas piernas para mi, te aferraras a mi espalda y gemiras como la puta que eres- Le gruño Aizawa al oído.

Y el de ojos rubí no puso más objeciones, sabía que si su hombre le hablaba de esa forma era porque no aceptaría un no como respuesta.

La única prenda que cubría su cuerpo desapareció en pocos segundos, la lujuriosa mirada lo recorría por completo, logrando que sus mejillas se tiñeran de un suave rojizo.

-Aizawa Sensei- Llamó provocativamente- Por favor- Se recostó en la isla, quedando a disposición del Héroe- Te necesito, Sensei- Utilizó una voz ligeramente más aguda de lo normal.

Fue capaz de ver como los ojos de su esposo se oscurecían y pronto sintió las grandes manos acariciando su cuerpo.

-Oh Kats no tienes idea en cuantos problemas te has metido- Le gruño el pelinegro, manoseando los hermosos pechos de su rubio.

-Mgh- Gimió suavemente, los dientes marcando nuevamente su delicada piel.

El pelinegro fue bajando por su cuerpo, con mordidas, besos y chupones.

Bakugou Pasivo •One Shots•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora