Bakugou Pasivo •One Shots•

DabiBakuToga

Buenas mi gente hermosa, por fin he terminado con todo lo de la escuela y me complace anunciarles que he pasado con un siete perfecto (La nota más alta en Chile).

Así que es posible que ya vaya a publicar con más frecuencia :D

Aparte de eso, tengo unas ganas de rolear con alguien. Así que si hay alguna personita interesada que me mande un mensajito y lo podemos conversar <3

Así que eso mis niños, disfruten del capítulo.

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Otra noche más donde no podía dormir por culpa de las putas pesadillas, ya era la segunda vez en la semana que se despertaba a las dos de la mañana, cubierto de sudor y con el corazón a mil.

Sabía que ya no iba a poder volver a conciliar el sueño así que se levantó con resignación de la cama, estirando todo su cuerpo que se sentía resentido por al arduo entrenamiento que tenía cada día.

Caminó los pocos metros que lo separaban del balcón y atravesó la puerta corrediza, dejando que el frío de la noche apaciguara su agitación, cerro los ojos y se recargo contra la barandilla, simplemente dejándose ser, camuflándose con la oscuridad y el silencio de esas horas.

Lo único bueno es que nadie lo interrumpía, no estaban los ruidosos de sus amigos o sus estúpidos compañeros que solo sabían joder, ni el irritante Deku, solo eran él y el sonido de las hojas moviéndose con el viento.

Se sentó en el suelo y apoyo la espalda con la barandilla, pensando en todo lo que había vivido este año. Conoció personas nuevas, estaba entrenando para cumplir su sueño de ser un héroe, su relación con Deku ha mejorado un poco, hizo amigos de verdad, tuvo enfrentamientos con otras personas que estaban a su altura, aprendió a entender los sentimientos de otras personas... fue secuestrado y tenía a dos villanos detrás de su culo.

Suspiró al recordar lo último, desde que tenía cinco años que dos marcas diferentes aparecieron en su cuerpo, pero ambas se mezclaban entre sí. Una rosa roja que ardía en medio de un fuego azul. Jamás se la había enseñado a nadie, porque sabía que eso no era normal.

A temprana edad entendió que sus compañeros tenían que ser personas sumamente extrañas, porque las marcas de los otros niños eran de colores pasteles o de animales, mientras que la suya era diferente. Por eso decidió esconderla y actuar como si nada, después de todo jamás creyó que podría encontrar a sus destinados.

Claro, hasta que estuvo amordazado delante de ellos, con ambos mirándolo con curiosidad, como si fueran dos niños pequeños contemplando un juguete nuevo, pero que sabían que era delicado.

Toga era pequeña y de apariencia adorable, pasaría como cualquier otra estudiante común, pero esa sonrisa te hacía sentir escalofríos y su personalidad era retorcida, además de su amor por la sangre y el miedo que podía causar en otras personas, no le costó demasiado entender que ella era la rosa. De apariencia hermosa y frágil, pero que tenía espinas que podían llegar a lastimar si te acercabas demasiado.

Y Dabi era todo lo contrario, era alto y a pesar de usar ropa ancha se notaba que su cuerpo era trabajado, era calmado y no hablaba si no era necesario, en sus ojos se podía notar el dolor y los traumas que cargaba consigo, eso lo hacía sumamente atrayente, pero en cuanto te descuidaras no dudaría en atacar. Él era el fuego, parecía controlado, pero en cualquier momento podía consumir todo hasta reducirlo a cenizas, hipnotizador por su apariencia, pero sumamente dañino.

En los tres días que estuvo secuestrado se sintió sumamente cuidado, porque ambos no se separaron de su lado en ningún momento, Himiko le contaba infinidades de historias, mientras que Dabi le comentaba pequeños datos curiosos que se sabia de memoria.