Bakugou Pasivo •One Shots•

NatsuBaku

Buenas mi gente, les traigo un pequeño capítulo de prueba, para ver si les agrada esta pareja y tal. Así que esperó estar viendo sus opiniones.

Por cierto, ¿Ya vieron el nombre de héroe de Bakubb?

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Natsuo caminaba lentamente por los extensos prados de la frontera, dejando salir leves murmullos acompañados de insultos, inundado de una profunda rabia que no lo dejaba estar en paz.

Una dulce risa se escucho a su espalda y no necesito ser un genio para saber quién era, despues de todo, la presencia de esa persona era común en su vida desde hace meses.

Siempre en el mismo lugar y a la misma hora.

Sintió como unos brazos rodeaban su cuello y unos redondos pechos se apegaban a su espalda, rodeandolo con su familiar calor y embriagandolo con aquel olor a caramelo que lo traía loco.

-Es raro verte enfadado- Susurró suavemente la chica.

-No estoy de humor, Kats- Advirtió el peliblanco.

Pero a pesar de sus palabras sus cuerpos seguían juntos y él no tenía la fuerza de voluntad necesaria para separar a la hermosa mujer que lo acompañaba.

-Si vinieras conmigo serías feliz- Comenzó a hablar con tranquilidad- Podrías tener tu vida como humano, actuar con normalidad y dejar de ser la sombra de tu hermano, a la mierda las reglas que te prohíben todo... Finalmente podrías ser tú- La voz de la chica estaba cargada de ilusión.

Natsuo suspiró, imaginando la vida que la rubia le describía. Se podía ver a sí mismo viviendo entre los humanos, siendo uno más del montón, pudiendo usar esas extravagantes ropas y tocar esos atreyentes instrumentos.

-Podrías volver a ver a Touya, hacer travesuras como cuando eran pequeños, conocerás a su novio y los molestaremos cuando se pongan a discutir como los amargados que son- Soltó una pequeña risa- Podríamos formar nuestra propia familia, solos tú y yo- Murmuró con timidez.

Por un momento pudo sentirlo, había soñado tantas veces ese momento. Deseaba volver a estar con su hermano, escapar del reino de su padre y ser feliz junto a la chica que amaba, viviendo con libertad.

Juntó a esa hermosa rubia, con los ojos más hermosos que había visto en su extensa vida. Con ese cuerpo que lo incitaba a pecar y las enormes alas negras que colgaban de su espalda y terminaban en plumas naranjas, acompañado de esos pequeños cuernitos rojos en su cabeza y la traviesa cola que siempre estaba en movimiento.

Katsuki era todo lo que no debía querer. Y sin embargo era todo en lo que podía pensar.

Pero debía ser fuerte, por más que quisiera no debía caer ante las dulces palabras que soltaba la demonio.

-No puedo dejar a mis hermanos- Habló, tratando de convencerse a sí mismo- Ellos me necesitan.

-¡Abre los ojos de una vez! Exclamó con molestia, incapaz de comprender lo que pasaba por la mente de su amado- Fuyumi parece un puto títere, lo único que sabe hacer es seguir las órdenes del imbécil de tu padre, hace años que perdió su voluntad propia. Y Shoto se esta conviertiendo en la misma mierda que los demás ángeles, tu padre consiguió meterle en la cabeza que es superior al resto de los seres y que es su deber hacer que todos cumplan las "leyes divinas". Lo único que tienes es una bomba de tiempo y cuándo menos te lo esperes terminarán igual que tu madre- Dijo la chica con dureza, tratando de hacerle ver la realidad.

No podía seguir viendo como Natsuo estaba siendo consumido por la mierda de familia que tenía.

El cuerpo del mayor se tensó al recordar lo sucedido con su madre hace tantos años y su ceño se fruncio de inmediato, alejándose del cálido cuerpo que lo rodeaba.

El abandonó era algo que aún no podía superar y mucho menos como su hogar se desmoronó después de eso.

-No tienes derecho a hablar de mi madre, jamás vuelvas a mencionarla- Dijo con molestia, mirando con reproche a la chica de ropa oscura.

-Claro, se me olvidaba que fueron ustedes la que la salvaron de morir, fueron ustedes la que la recogieron cuando tu padre casi la mata a golpes, porque obviamente fuiste tú el que estuvo para ella cuando no podia dormir por las pesadillas, cuando se orinaba del miedo que le tenía a cualquier hombre que se le acercará- Reclamó con furia, separándose de él de golpe.

Sus ojos se volvieron de color rubí brillante y su cola se erizo ante la molestia que sentía, incapaz de creer la mierda que le decía Natsuo, dándose cuando de como Enji les había comido la cabeza a sus hijos.

Reemplazó una brutal paliza por un abandonó. Y aún así se atrevía a decir que los demonios eran la maldad que habitaba la tierra.

-¿Sabes qué? Vete al carajo, no sé ni porqué me esfuerzo en venir aquí. Quédate con tus reglitas de mierda y sigue siendo un títere, que eso es lo que tanto te encanta- Le gritó con molestia.

Y sin más se alejó, sintiéndose impotente por no poder sacar al chico que amaba de esa situación, por no poder llevarle su hijo a la mujer que era como su segunda madre y por no recuperar al hermano que Dabi tanto extrañaba.

Se sentía impotente porque detestaba ver como día a día Natsuo se iba consumiendo por la mierda de su padre, lo veía como lucia más decaído y perdía esa energía que tanto lo caracterizaba.

Se sentía inpotente porque por más que lo intentó, jamás logró hacer que el chico renunciará a su lugar en el cielo y bajará con ella al infierno, donde ambos tenía una vida plena asegurada.

Se sentía impotente, pero estaba agotada de intentarlo y aunque no era algo común en ella, finalmente termino por rendirse.

Mientras que Natsuo solo podía observar como la pequeña figura de la chica iba desapareciendo a la distancia, sintiéndose mal por haberle dicho esas cosas, pero era su realidad.

No podía abandonar a su hermanos, no podía dejar sola a Fuyumi y que la pobre soportara los gritos de su padre todos los días. No podía dejarle toda la responsabilidad del trono a su pequeño Shoto, él aun tenía mucho que aprender, su padre tenía que enseñarle muchas cosas más.

Katsuki solo estaba siendo exagerada, su padre podría ser cruel con sus palabras y frío con sus gestos, pero jamás fue un maltratador. Nunca le había tocado un solo pelo a él o a Fuyumi, por lo cual no tenía razones para creer que le hiciera daño a su madre.

Y menos cuando esta decidio abandonarlos sin dicerles nada.

Amaba a Bakugou, pero debía mantener su lugar en el cielo, era lo que le correspondía al ser un Ángel y por mucho que deseará tener una vida normal, sabia que solo se quedaría en eso.

Deseos.