AiBaku

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Katsuki se paseaba libremente por la pequeña cocina del apartamento de su pareja.

El delicioso aroma de la comida recién hecha inundaba toda la superficie del lugar.

El ruido de la lavadora de fondo, acompañado por el leve murmullo de la televisión encendida.

Escuchó las llaves abriendo la puerta principal y se asomó por el pasillo. Sonrió por lo bajo al ver a su pelinegro, luciendo tan cansado como siempre.

Caminó hacía él y rodeo su cuello, parandose de puntitas para alcanzar los agrietados labios.

-Bienvenido a casa, Sensei- Dijo con burla, pero sin separarse de el mayor.

Se río suavemente al asentir el suspiro de cansancio y pronto los fuertes brazos la rodearon.

-No se que haz hecho, pero huele delicioso- Dijo la lenta voz.

-Tal vez si no fueras tan terco y me dejaras prepararte el almuerzo todos los días, dejarías de encontrarlo delicioso- Le gruño la chica.

El mayor la apretujo con fuerza, aferrándose a su cuerpo en busca de la calidez de otra persona.

-¿Día dificil? -Preguntó la chica luego de unos segundos.

-No tienes idea- Lentamente la soltó, para ver esos ojos que tanto amaba- ¿Podemos bañarnos juntos? -Cuestionó con pereza.

-Vamos, lavare tu espalda- Lo guió hacía el baño del apartamento.

Se quitaron la ropa juntos, dándose suaves caricias y besos llenos de amor.

Bakugou le lavó la espalda a su profesor, logrando que éste se relajara por completo.

Una vez estuvieron dentro de la tina, con Katsuki entre las piernas de su pareja, Shota sonrió por lo bajo, agradeciendo tener a alguien que lo recibiera en casa.

Aún podía recordar lo solitaria que era su vida antes de conocer a la apasionada rubia, cómo lo único que lo alimentaba era la comida rápida y la cerveza.

Antes no tenía algo que lo motivara a vivir ni que alegrara sus días, y ahora tenía a una hermosa rubia, que lo conquistaba con sus acciones y lo hacía sentir como en casa.

-Gracias- Susurró suavemente, abrazando a su amada chica.

-¿Ah? No te pongas sentimental ahora, viejo- Dijo la explosiva.

Se giró, hasta quedar de frente a su pareja, sin importarle que sus grandes pechos quedaran al aire.

-¿Te amo, okay? Así que no tienes que agradecer nada- Un leve sonrojo pintó sus mejillas, dándole una apariencia adorable.

-Eres hermosa- Dijo el pelinegro, acariciando el rostro de la chica.

Se detuvo un momento a contemplar a su pareja... nunca había visto a alguien tan bella como ella.

Cabello rubio y desordenado, facciones delicadas, nariz respingada, ojos grandes, brillantes y de un color llamativo. Hombros delicados, caderas grandes, cintura pequeña y unos abultados pechos, que eran su perdición. Muslos perfectos y aunque su trasero no era muy grande, era perfecto, tenía el tamaño justo para sus manos.

-No sé que me has hecho, Kats... pero me tienes totalmente encantado- Exclamó, totalmente embelesado con su chica.

-Idiota- Murmuro la rubia, luciendo avergonzada.

Abrazó a su pelinegro y recostó su cabeza contra el hombro, disfrutando de sentir sus cuerpos juntos.

Se río suavemente al sentir el rugido del estómago contrario, y miró a su maestro con ternura.

-Vamos a cenar, antes de que termines comiendome a mi- Se burló cariñosamente.

-Oh Katsuki, te aseguró que esta noche te comere por completo- Prometió el pelinegro, mirando con deseo el desnudo cuerpo.

Y entre medio de coqueteos, salieron lentamente del baño. El mayor usando solo unos pantalones de chándal y la rubia portando una camiseta de su pareja.

Colocaron la mesa juntos y en menos de cinco minutos estaban comiendo con tranquilidad. De vez en cuando comentaban lo que habían hecho durante el día o simplemente cosas que se les venía a la mente.

Cuándo terminaron de comer, el mayor lavó los trastes sucios y Bakugou fue a tender la ropa limpia.

Una vez ambos estuvieron en la cama, Kacchan se acurruco contra su pareja, disfrutando de la calidez que le brindaba el gran cuerpo.

-Nezu me llamo para hablar hoy- Comentó el pelinegro- Dijo que tenemos que esperar al menos unos dos meses después de que te gradues para hacer pública nuestra relación- Su voz sonaba resignada.

-Oh... -Eso era desalentador, pero no se esperaba escuchar otra cosa- Da igual, con tal de que finalmente podamos estar juntos, esperar un poco más valdrá la pena- Declaró la chica.

El mayor se colocó arriba de la rubia, acorralandola contra la cama, una sonrisa adornando su cansado rostro.

-Me encantas, Kats- Susurró con ternura.

-Lo sé, Shouta. Siempre me lo dices- Dijo juguetonamente, rodeando la cintura del mayor con sus piernas.

-Pero me gustas más cuando estas gimiendo bajo mi cuerpo- Le dijo picaramente, comenzando a besar el pálido cuello.

-Entonces que esperas, Sensei- Provocó-Ven y toma lo que es tuyo- Ordenó con lujuria, moviendo su trasero contra la creciente erección.

-Haré que te arrepientas de tus palabras, Katsuki- Dijo con ánimo, acariciando el joven y delicado cuerpo.

Antes de que la rubia pudiera decir algo, fue silenciada por los agrietados labios que tanto amaba.

No fue capaz de pronunciar otra palabra coherente a lo largo de la noche, lo único que salio de sus suaves labios fueron fuertes gemidos cargados de pasión.

Bakugou Pasivo •One Shots•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora