♡TodoBaku♡

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Capítulo especial por el día de las Madres. Disfrutenlo UwU

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Sí a Katsuki le hubieran dicho que acabaría casado con el bastardo mitad mitad y que además tendrían cuatro hijos, no hubiera dudado en explotarle la cara a esa persona por decir estupideces.

Pero aquí estaba, casi veinte años después de graduarse de la UA, viviendo una feliz vida en familia y con unos maravillosos hijos que eran la luz de sus ojos.

Su pequeño Kouta, su lindo Omega de dieciséis años, con sus hermosos y lacios cabellos rubios, con algunas mechas rojas y los ojos rubíes. Era su pequeña copia, pero con una actitud tímida, amable y relajada. Muy parecida a la de su abuela Rei.

Luego venía su princesa, Naomi era su Alfa guerrera de trece años, la chica que no se dejaba dominar por nadie, pero que no dudaba en defender al que lo necesitaba. Su hija tenía el cabello pelirrojo y los ojos turquesa, además del fabuloso espiritu de los Bakugou.

Y finalmente sus dolores de cabeza, los mellizos de siete años.

Por un lado estaba Akira, él era mucho más tranquilo, pero también más inteligente, la mente maestra de todas sus travesuras. Su único niño peliblanco, pero con sus hermosos ojos rubíes.

Y después venía Takeru, su pequeño niño con problemas de hiperactividad, que hablaba hasta por los codos y la energía no se le acababa nunca. Tenía unos bonitos cabellos desordenados pelirrojos y los ojos de un gris profundo.

Esos cuatro niños eran su mundo, se dedicaba día a día a darles lo mejor, a educarlos con amor y enseñarles a respetar a los demás.

Recordándoles que no eran superiores a nadie y que la humildad los llevaría lejos.

No iba a cometer los mismos errores de sus padres y maestros, no los iba a presionar por sus quirks, ni les iba a subir el ego.

Sus hijos disfrutarían lo mejor que pudieran su infancia y luego decidirían que camino elegir, pero tenían que descubrirlo solos.

Aquella mañana se despertó con pereza, deseando poder quedarse en su hogar junto a sus retoños y su esposo. Pasando una agradable tarde juntos, como hace mucho tiempo no podían hacer.

Realmente estaba considerando tomar la oferta de la UA para ser maestro allí.

Ya había sido el héroe número uno durante varios años, ya le había demostrado al mundo entero que los Omegas no eran débiles, ya había acabado con cientos de organizaciones criminales. Ya había estado a punto de morir en el hospital, ya había sido secuestrado y torturado. Ya había salvado millones de vidas.

A sus treinta y ocho años ya se había comido al mundo de un mordisco, y ahora le apetecía llevar un ritmo de vida más calmado. Aprovechar los años que le quedaban junto a sus hijos, antes de que decidieran abandonar el nido.

Era impresionante el paso del tiempo, pareciera que fue ayer cuando Shoto lo invitó a salir por primera vez, cuando eran dos adolescentes inexpertos en el amor.

Y ahora tenían veintidós años de relación, diecinueve de casados, cuatro hijos y dos gatos.

Definitivamente no se arrepentía de nada, es más, le daba gracias al destino por haberle puesto a un Alfa tan maravilloso en su camino.

Con una leve sonrisa en su rostro terminó de vestirse, usando un simple jeans negro y una camiseta de su esposo.

Salió al pasillo, frunciendo el ceño al no escuchar ningún ruido. Normalmente los mellizos ya estarían correteando por los pasillos, o Kouta estaría tratando de maquillar a Naomi, mientras que Shoto trataba de vigilarlos a todos para que no incendiaran la casa.

Caminó lentamente hacía la cocina, listo por sí a alguno de sus hijos se le ocurría gastarle alguna broma.

Más su corazón se llenó de ternura al ver como toda su familia estaba preparando el desayuno.

Akira y Takeru corretiaban entre los mayores, colocando los últimos cubiertos en la mesa. Kouta se encargaba de los huevos y el tocino, mientras que Naomi pelaba la fruta.

Y Shoto... él estaba sentado mirando como sus hijos trabajaban, siendo alejado lo más posible del fuego.

-¡Mami! -Chilló Takeru, lanzándose a abrazarlo apenas lo vio-¡Te amooooo!

-Mamá- Llamó tranquilamente Akira, pidiendo ser alzado- Eres el mejor.

Tomó a sus pequeños retoños en brazos, siendo llenado de suaves y babosos besos, con muchos susurros de cuánto lo amaban.

Una vez los mocosos estuvieron correteando por el suelo nuevamente, se acercó su pequeño Kouta.

-Mami- Dijo con una leve sonrisa- Gracias por siempre estar ahí cuándo lo necesito- Murmuró y le dio un apretado abrazo- Y por cubrirme de papá cuando salgo con Ren, por ir a buscarme cuándo pierdo el autobús, por ayudarme en mis tareas, por tus sabios consejos y darme todo tu amor- Dijo cariñosamente, frotando sus mejillas.

-Quítate enano, es mi turno- Habló la única chica de la familia.

Kouta rodó los ojos, pero finalmente se apartó de su progenitor, dándole un pequeño beso en la mejilla.

-Má- Dijo la Alfa con seguridad- Se qué te doy muchos dolores de cabeza y que no te gusta que sea como tú, pero quiero que sepas que eres mi modelo a seguir, eres mi inspiración para ser mejor y perseguir mi sueños. No podría haber una persona más indicada para tener a cuatro locos como hijos, para dar todo su amor día a día, sacrificandose al máximo, llegando agotado del trabajo y aún así tener esa linda sonrisa para nosotros. Gracias por ser mi mamá- Terminó de hablar.

Katsuki sonrió con fuerza, conteniendo las lágrimas de emoción, dejándose abrazar por su bebé. Por su niña que lo volvía loco de preocupación, pero que amaba con todas sus fuerzas.

-No llores- Susurró la pelirroja, limpiando una pequeña lágrima que se le escapó al Omega.

Se separaron luego de unos segundos y finalmente llegó el turno de su niño más grande, Shoto.

-Kats- Habló el bicolor, rodeando su cintura- Gracias por darme una familia, por darme un lugar en el mundo y por permitirme estar a tu lado todos estos años. No tienes idea de lo feliz que me ha hecho ver como fuimos formando una familia, como dejabas muchos de tus proyectos de lado por dedicarte a nuestros bebés. He tratado de ayudarte lo más que puedo y se que tal vez no es mucho, pero va con todo mi amor. No puedo imaginarme mi vida sin ti, sin tus hermosos ojos y esa agresiva actitud que me enamoró, hiciste de mi mundo un lugar mejor y le diste sentido a mis días. Gracias por darme una razón para seguir viviendo- Terminó de hablar.

El rubio sonrió enternecido y jaló a su esposo hacía un suave beso, teniendo que contener las ganas de reír al escuchar los sonidos de asco que hicieron sus retoños.

-¡Abrazo familiar! -Exclamó Kouta y pronto tuvo a todos sus hijos encima.

Podría estar casi sin respirar, pero le encantaba sentir a todos sus pequeños rodeandolo, haciéndolo sentir amado.

-¡Feliz día de la madre! -Gritaron los cinco, llenándolo de besos y cariño.

Y hubieran seguido así, si la cocina no se hubiera llenado de olor a quemado.

-¡El tocino! -Alertó Shoto, provocando que todos se alteraran tratando de salvar la comida.

Mientras que Katsuki se reía de ellos, sintiéndose afortunado de tener una familia tan maravillosa.

Bakugou Pasivo •One Shots•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora