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CONNOR


—¡Otra ronda para Connor! —gritó Roxie desde mi regazo.

—Rox, estoy bien —protesté a gritos; porque la maldita música estaba a un volumen demasiado alto como para oír nada.

—¡No, no lo estás! ¡Otra más, vamos, gallina!

Bufé mientras tomaba la bebida alcohólica que Jake me estaba ofreciendo muy dispuesto. La bebí de tres tragos largos.

El alcohol que pasó por mi garganta fue como papel lija sobre piel desnuda y sensible, pero nada que no hubiese ocurrido con anterioridad.

Mis amigos, o más bien las personas que me rodeaban, estallaron a gritos de euforia.

Apenas eran las once y ya sentía el alcohol adormeciendo mis sentidos.

Sería mejor que me moderara un poco más si quería ver a All usar ese vestido tan sexy y atrevido y evitar al mismo tiempo ponerle las manos encima. Estoy seguro de que nunca me lo perdonaría, y la verdad es que me gustaría seguir cerca de ella por un poco más de tiempo.

—Vamos a bailar, Connor —dijo Roxie en mi oído.

—Ve tú, yo te veo.

Ella frunció el ceño, pero después de considerarlo mejor se fue muy convencida.

Se puso de pie de mis piernas, caminó pavoneándose en los tacones hasta la pista y comenzó a mecer sus caderas al ritmo de la música.

Cumplí mi palabra al mirarla con atención suficiente; pero al mismo tiempo escuchaba a Jake decir:

—Amigo, yo no hubiera rechazado una oferta tan importante y exclusiva.

—No te preocupes por mí, en cualquier momento la tendré debajo de mi cuerpo —repuse en un murmullo, casi como un acto reflejo.

Sin embargo me retracté de ese pensamiento en voz alta cuando vi a Allison entrar a la casa.

Mierda. Mierda de las mierdas. Joder, estaba usándolo. Estaba usando ese maldito vestido que me pone como loco. Y cabía decir que tenía el cabello casi recogido, lo suficiente para exponer su dulce y tentador cuello.

Y luego toda fantasía sexual se esfumó cuando vi al idiota de Willy entrar con ella.

Me sentía tan impotente al no saber qué hacerle a ese maldito estúpido. Si le ponía una mano encima, Allison nunca jamás volvería a hablarme. Se notaba que entre ellos dos hay una relación bastante trabajada por años.

Mierda. ¿Pudieron ella y él alguna vez...? No, ¿verdad?

Ella le dijo algo a él, él asintió y entonces supe que fue mi momento para entrar en acción cuando vi que Will se alejaba.

Me levanté del sofá de un salto. Fue tanta la sorpresa que Jake me miró con los ojos como platos.

—Sabía que en cualquier momento te arrepentirías de haberle dicho que no a Roxie.

—Cómo sea —no me interesaba si él creía o no que me iba con ella.

Sólo quería llegar hasta Allison.

Y morderle ese provocativo cuello que tenía.

Bien, nota mental: si ingiero una gota más de alcohol, perderé el control de todo.

A medida que iba avanzando hacia ella, más multitud se arremolinaba alrededor mío. De soslayo pude saber que eran todas chicas, pero no había ninguna que captara mi atención por una mínima de segundo.

Excepto Allison. Ya había puesto mis ojos en ella.

Podía verla mejor con cada paso que yo daba hacia ella. Su maquillaje era leve pero llamativo, no como las demás chicas de aquí. Su vestido dorado tenía un largo hasta la mitad de sus muslos, quizá un poco menos. No importaba; no con esas piernas tan increíblemente sexys. Su cabello, anaranjado hoy, se encontraba esponjado pero de una manera que la seguía haciendo ver bastante hermosa a ojos ajenos. No importara qué fuese lo que ella hiciera con su físico, siempre se vería sumamente preciosa.

Hasta que me miró, y pude sentir el bulto de mis pantalones creciendo. Esa mirada. Esa mirada complementaba toda ella. Podía ser una mirada de odio, cortesía, amor, furia o arrepentimiento; pero siempre sería su mirada. Esa era la pieza final que completaba el rompecabezas que era Allison Donnovan.

—Sabía que vendrías —le dije cuando la tuve suficientemente cerca como para tocarla.

Mierda, cómo quería tocarla.

—Yo también —respondió ella, sin pestañear.

—Ese vestido te favorece. Mucho.

—Creo que quedó claro hoy en la tienda. ¿Qué hacías allá?

—Nada.

—¿Seguro?

—Sí.

—Bien, le preguntaré a Lexie Dowell lo mismo. Creo que me dirá la versión oficial con lujo de detalles, hasta creo que presumirá.

¿Cómo lo sabe? ¿Cómo pudo verme con ella, si no salimos del vestidor hasta después de diez minutos?

—No te preguntaré cómo lo sabes —negué—, pero concédeme un cumplido: te ves sumamente atractiva para mí justo ahora.

—Cómo digas —rodó sus ojos.

Arqueé una ceja.

Y entonces, oportunamente, apareció su amigo a su lado. Le tendió un vaso rojo a All y la cogió de la mano.

¿Intentas marcar territorio o qué, Wes?

—Connor —musitó este, en forma de saludo.

—Wade.

—Warren —corrigió Allison con una mirada asesina en sus lindos ojos.

—Es igual —me encogí de hombros.

—Entonces sería igual que te llamara Cody, ¿no?

—¿Y a Cody quién lo invitó? —mi confusión con una pizca de celos saltaron automáticamente.

—No lo sé —negó ella con la cabeza para después tomar un sorbo de su cerveza. Y entonces, para hacer todo más dramático, Roxie apareció a mi lado. ¿Qué diablos había hecho para invocarla ahora?

—Rompiste la promesa —chilló indignada. O al menos, fingía esa indignación. Allison nunca fingía.

¡Ya para con las comparaciones!

—No creo; sí te estuve mirando —me excusé.

Sentía que Roxie me miraba como evaluándome, pero no podía mantener mi vista fija en ella porque me encontraba mirando muy intensamente a una chica mucho más divertida que la chica que estaba demandando mi atención.

—Warren —dijo entonces All—, vamos a bailar un rato.

Parpadeé. ¿Qué trataba de hacer conmigo?

Ambos desaparecieron en la pista. Entonces fue allí cuando me volteé hacia la chica Dowell.

—¿Querías bailar? Vamos a bailar —exigí.

La sonrisa de suficiencia de Roxie se expandió por sus labios llenos de labial rojo. No pude eludirla cuando tomó mi mano.

Inspiré y expiré profundamente. Necesitaría toda la paciencia del mundo para esta noche.

Yo no fuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora